20- Disculpas, pactos y sorpresas.

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Al abrir los ojos, intento incorporarme en la cama, pero un dolor en la parte derecha de mi estómago me duele. Levanto la camiseta para poder mirar si tengo algún rasguño. Al hacerlo me doy cuenta de dos cosas, la primera, que aun voy con la ropa de ayer y la segunda que tengo un horrible moratón morado con una pinta asquerosa, lo rozo con mis dedos y todo de imágenes golpean con fuerza, todos los recuerdos que inconscientemente mi mente intentaba esconder del día anterior me dejan un poco aturdida.

Aprieto los dientes cabreada y cierro las manos en puños haciendo que los nudillos pasen a ser blancos. ¿Cómo se atreve Matt a decirme lo que tengo que hacer? Y lo que más me ha cabreado es que me pegara un puñetazo. Vale... sé que no iba dirigido a mí, pero aun así, ¡iba a pegar a Alex! ¿Qué creía? ¿Qué me iba a quedar mirando como Matt salía al encuentro de mi hermano Roy que yacía en el suelo por los golpes que le dio Alex al defenderse? Ahora que lo pienso, no solo tiene la culpa Matt, vale, empezó el al chillarme, pero quien inicio la pelea fue Roy... ¿Pero quién se cree Alex para pegar a mí hermano?

Dejo escapar un grito de frustración mientras golpeo la pared para sacar mi furia. Pero este momento de liberación es interrumpido cuando Ray abre la puerta.

-¡Enana! ¿Estás bien?

Asiento con la cabeza mientras mis manos siguen apoyadas en la pared sujetando mi peso. En pocos pasos, se coloca detrás de mí, me rodea la cintura con los brazos y coloca la cara en el hueco de mi cuello. Su respiración hace que los pelos de mi nuca se ericen.

-¿Sabes qué puedes contarme lo que quieras no? Por lo poco que nos conocemos te he cogido mucho cariño, así que ni se te ocurra pensar en ningún momento que te voy a juzgar, porque eso JAMÁS lo aré ¿Lo sabes no?

Tras escuchar eso, me giro y envuelvo a Ray entre mis brazos, no se lo esperaba así que tarda unos segundos en devolvérmelo.

-¿Sabes que eres el mejor? – el solo responde dándome un beso en la frente.

-¿Quieres contarme lo que te ha pasado? – pregunta separando su cara de mi cuello, a lo que yo asiento.

Nos tumbamos en la cama, yo apoyo mi cabeza en su pecho, mientras uno de sus brazos me abraza por la cintura mientras que con la otra mano me acaricia el pelo. Alentada por este gesto, se lo cuento todo, al acabar, me levanta cogiéndome de la mano y me saca de la cama.

-¿A dónde vamos?

-A un sitio, vamos a ver si conseguimos animarte, vístete, te espero abajo- me da un beso en la coronilla y sale por la puerta.

Me dirijo al armario, cojo unos shorts blancos, una camisa azul con rayas blancas y unas Adidas blancas. Me voy al baño y al acabar de vestirme salgo, cojo mi móvil y mi bolso con mis cuatro cosas y bajo las escaleras.

Al llegar al salón, mis hermanos se acercan con una cara de tristeza, pero al verme vestida de esta manera, su semblante cambia radicalmente. Ya harta de estos cambios, antes de que ellos me digan lo de siempre, me adelanto.

-Ni se os ocurra, como alguno de vosotros dos diga algo sobre lo que llevo puesto, se va a arrepentir. –Tomo aire y continuo- me voy a ir con quien quiera, donde yo quiera , vestida como quiera y cuando yo quiera ¿entendido? No voy a soportar ninguna vez más que me sigáis para saber a dónde voy y tampoco que decidáis con quien me puedo ir y con quién no. ¿Estáis de acuerdo?

-Mmm... yo voy a intentarlo, pero no aseguro nada. – dice Travis con una sonrisa.

-¿Roy? – pregunto

-Yo lo voy a intentar, pero no te prometo nada. Sé que a veces soy muy insoportable, pero es mi deber como hermano mayor proteger a mi hermanita pequeña, no es muy fácil para mí que te vayas con chicos y todo ¿sabes? Así que sí, te doy mi palabra de que voy a intentarlo, pero seguiré siendo tú hermano sobreprotector. – tras decir eso, abro mis brazos indicándoles que se acerque para hacer un abrazo de hermanos. Mientras nos abrazamos, añado

-Y eso significa que nada de pegar a mis amigos ¿vale?

-Sip- responden los dos al unísono.

Me separo de ellos, me acerco a Ray que estaba en la puerta de casa, y después de despedirme de mis dos idiotas me voy con mi mejor amigo en su auto.

Me siento de copiloto, y él pone en marcha el coche.

-¿A dónde vamos?

-Es una sorpresa, así que no preguntes ¿vale?- responde sin apartar la mirada de la carretera, pero con una sonrisa en la cara.

-¿Sabes que eres muy malo? – él asiente, así que como ya no hay tema de conversación, enciendo la radio. Supongo que ahora estaréis pensando: Por pura casualidad, en la radio suena la canción favorita de ambos, os ponéis a cantar juntos y él me dice que tengo una voz preciosa ¿no? Pues no, en la vida real, si quieres que tu canción favorita suene en la radio tienes que conectar tu móvil mediante bluetooth y buscarla. Y eso es lo que hago.

Tras una media hora, nos paramos en una carretera bastante estrecha, cuando estoy a punto de preguntar porque nos hemos parado, Ray me dice algo que no me esperaba.

-Tienes que ponerte esta venda en los ojos, y los cascos con la música a tope, sino escucharas algo que no tienes que escuchar ¿sí? – asiento, me coloco los cascos y me pongo la venda cubriéndome los ojos.

De pronto noto una mano en mi brazo, me asusto y golpeo a la persona, cuando de repente noto que me sacan el auricular.

-¡Tranquila fiera! Soy yo. Tu déjate guiar ¿vale? Prometo no dejarte caer.- al acabar de decirlo, me coloca de nuevo el auricular en su sitio y me levanta. Mis pies en el suelo duran bastante poco, ya que al pisar un tacto diferente los brazos del que supongo que son de Ray y no de un secuestrador ya que me están llevando al estilo princesa. Me desconcierta un poco no poder ni escuchar ni ver ni tocar el suelo, ya que hace que este muy desconcertada. Cuando menos me lo espero, lo que supongo que es una pinza me tapa la nariz. ¡Genial! ¡Ni vista, ni sonido, ni tacto y ahora ni olfato! Lo tiene bien montado ¿eh?

Al pasar unos segundos, puedo por fin notar como me dejan en el suelo, este se hunde un poco por mi peso, la pinza desaparece de mi nariz, haciendo que pueda respirar un aroma... ¿salado? Qué raro... Acto seguido me sacan los auriculares, así que puedo escuchar a unos pájaros y el sonido de ¿Olas? ¿Es en serio? Sin poder esperar más, me saco la venda de los ojos, observando el picnic y la fogata apagada en el centro de todos mis amigos, justo detrás de ellos, se encuentra el mar... ¡dios! Hace tanto que no iba al mar... vuelvo la mirada a mis amigos, y abro mis brazos de la misma manera que había hecho con mis hermanos hace unas horas, ellos no tardan en acercarse y abrazarme. Entre risas, baños y juegos, nos pasamos toda la mañana y la tarde hablando y contando historias de miedo, aprovechando que ya se había hecho de noche. Mientras están todos observando a Logan, me dedico a mirar uno por uno a mis amigos. ¿Sinceramente? No sé qué haría sin ellos.

Pequeños SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora