10-Luca

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Tras el magnífico descubrimiento por parte de todos mis compañeros, mi hermano se pasó todo el día de malhumor, ya que cuando estaba o pasaba delante de alguien, estos no podían aguantar la risa.

El entrenador, no paro de llamarle Barbie durante toda la hora de deporte, ¿que como lo sé?

Porque pasaron por delante mío, comentandolo. Al hacerlo, él me mato con la mirada, a lo que yo le respondí guiñandole un ojo, haciendo que acelerará el paso, aún más enfadado.
En cambio, sus amigos se echaron a reír y un rubio de ojos azules muy profundos, se acercó y me palmeo la espalda, en sus ojos se podía ver respeto y orgullo. Como me tomo por sorpresa, simplemente le sonreí.

Justo cuando ellos se alejaban, alguien me tapó los ojos, haciendo que automáticamente me tensara. Pero al oler su perfume varonil, me di cuenta de que era Travis.

Ahora me encuentro explicándole todo bajo la sombra de un árbol junto el campo de entrenamiento.

-¡Dios! ¡Ale! Tu primer día y ya tienes a un profesor enfadado, has traumado al grupo de Roy, y lo más importante, lo has ridiculizado delante de todo el insti! -Dice con la respiración entrecortada por la culpa de las risas- ¡Qué pena habérmelo perdido!


-Te olvidas de otra cosa- le digo orgullosa - mi primera visita oficial al director.

- Cierto, espero que le hayas caído bien, ya que sino llamara a papa y mama, y no les hará mucha gracia enterarse de todo el follón que has montado tu primer día.- responde un tanto preocupado.
A lo que le respondo- tranquilo, sé que le he caído bien- y añadiendo con una sonrisita le digo- ¿sabes que nos hemos saltado esta hora de clase?
Su cara pasa de felicidad, a tristeza, seguro que le tocaba química.

-¡Mierda Ale! ¡Me tocaba química!- ¡ja! ¡Lo sabía!
-A mi mates, así que no me importa- le digo riendo.

Así que, como ya se ha acabado el día nos dirigimos hacia las taquillas para coger las cosas.

-Ale, supongo que no querrás volver con Roy, así que te espero en 10 minutos delante del coche.

-¡Gracias Trav! -digo alejándome de él no sin antes haberle dado un beso en la mejilla.

Cuando estoy a pocos metros de mi casillero, me doy cuenta de que no sé qué nos han puesto de deberes.

Pongo la combinación y justo cuando la abro, se cae un papel cuadriculado doblado por la mitad, aún en el suelo, lo leo y me quedo un poco sorprendida:

Hola compi!
Ya sé que no sabes quién soy, y te parecerá raro y incluso irreal, pero me has caído bien, además serás mi compañera, así que he decidido decirte que es lo que hay de deberes de literatura, el "duende" se ha enfadado bastante, ya que después de que te fueras todos han estado toda la clase llamándole así. Así que como castigo ha puesto un examen para el miércoles, entrarán las páginas 74, 75, 76. A demás te he averiguado los deberes de mates, que son de la página 12 los ejercicios 1, 2, 4, 6, 7 y 8.

Por cierto, me llamo Elisabeth.

¡Espero verte mañana!

Agradezco internamente a Elisabeth por haberme ayudado, cojo los libros y mi skate y los pongo en mi mochila. Y tras cerrar la taquilla me dirijo hacia el aparcamiento.

Justo al salir, veo como un niño de primaria, sale corriendo de la heladería, hacia la calle. Pero un chico de uno o dos años más grande que yo, se pone en su camino haciendo que el helado caiga en su pantalón. Noto que el niño está haciendo un gran esfuerzo por no llorar, pero le es muy difícil, ya que uno de los matones le está cogiendo fuertemente del brazo, mientras el otro le saca la mochila y el que supongo que es el "líder" agarra la barbilla del niño y le está hablando muy bruscamente.

-¡Eh! Idiotas - intervengo- dejar a ese niño en paz ¿sí?
Ellos, sin soltarlo, se echan a reír, pero el líder, lo suelta y se acerca a mí.

- ¿Y qué vas a hacer tu niñata?- suelta con un tono de burla. Puedo ver por el rabillo del ojo, que la gente está empezando a acercarse. Así que colocando me bien la mochila, me acerco más a él y le digo - te doy la mejor paliza que te hayan dado en tu vida - aprovechando que los matones se han echado a reír, el niño sale corriendo y se pone detrás de mí. Tengo que admitir que eso me ha sorprendido, pero no lo demuestro, ya que podrían utilizarlo en mi contra.

El que está delante de mí me dice: - ¿me estás retando niña? Porque si es así acepto. - y sin esperar más, levanta su puño para pegarme en el estómago, pero como soy más rápida que él, le detengo. Y sin soltarlo, se lo giro, haciendo que caiga de rodillas al suelo gritando de dolor. Se lo suelto, pero antes de que intente levantarse le pego una patada en el estómago, haciendo que se tumbe.

Tras pegarle, sus matones se acercan a él para ayudarle, así que me giro, cojo al niño en brazos y me dirijo hacia su mochila, que ha quedado a unos metros de nosotros.

La agarro y me la cuelgo en el otro brazo. Pero antes de poder acercarme a mi siguiente objetivo, alguien me toma del antebrazo, haciendo que me giré bruscamente, y sin dejarlo hablar le propino un rodillazo en sus partes, cuando se encuentra en el suelo, dejo al niño detrás de mí, me agacho y le digo:

-¿Déjalo ya si? Te estas dejando en ridículo- ya que hay alumnos que han sacado el móvil y lo están grabando- no me vas a ganar NUNCA - digo remarcando la última palabra.

Después de decirlo, agarro al niño de la mano, y ahora sin que nadie me detenga, me dirijo hacia la heladería.

- Gracias por ayudarme, mi nombre es Lucas, aunque tú me puedes llamar Luca- me dice esbozando una sonrisa muy tierna.

-Hola Luca, yo me llamo Ale, y no tienes por qué dármelas, ha sido un placer. Por cierto, ¿qué sabor quieres? - tras escuchar eso, sus ojos se agrandan, y sin pensárselo dos veces, me dice- ¡de chocolate!

Le doy el dinero al vendedor, y él me da el helado, que acto seguido yo le doy a Luca, que tiene una sonrisa enorme en su cara.

Tras sentarnos en un banco, he descubierto que tiene dos hermanos mayores, que sus padres se han ido de viaje, y que por eso se han olvidado de él. Como sabe que no se van a preocupar en ir a buscarle, no le importa llegar un poco tarde, ya que vive a unos 5 minutos de aquí.

Pasa un rato, y le digo que voy a acompañarle a su casa, a lo que él me abraza con mucha fuerza y me da un beso en la mejilla. A mí no me importa llegar un poco tarde, ya que antes de salir a defenderlo, le he enviado un WhatsApp a Travis diciéndole que iba caminando.

Pequeños SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora