Me levanto por culpa de unos pinchazos en mi cuello, así que cierro los ojos mientras le doy un masaje con mi mano, pero ese momento es interrumpido cuando noto una vibración en el sofá, así que sin demorarme más, me dispongo a buscar a mi bebe.
Tras unos minutos encuentro mi móvil cerca del culo de Travis, por curiosidad miro que hora es, ya que demasiada luz se ve en el exterior. Abro los ojos espantada al ver que son la una y media del mediodía y que tengo a todos los simios y simias durmiendo en mi salón y que al despertar, van a estar hambrientos y gruñones por la horrible postura en la que se encuentran, así que sin perder más tiempo, envío un mensaje a Alex para que venga a ayudarme. Y como gran amigo que es, tarda diez minutos en llegar, tiempo suficiente para darme una ducha, pero no para cambiarme, así que cuando me llama para que le abra la puerta, tengo que bajar en toalla, y este es el momento en el que le doy gracias a Dios por hacer que ninguno de los chicos se despierte. Voy como alma que lleva el diablo hasta la puerta, la abro y la cara de Alex es de foto. Así que sin tardarme más, es lo que hago.
-Bueno, ves pensando que cocinaremos, pero ten en cuenta de que somos 16 ¿vale? Tardo 5 minutos y bajo a ayudarte.
Así que tras darle un beso en la mejilla, retomo mi camino a la habitación, cierro la puerta y cojo unos shorts tejanos y una camiseta de tirantes ancha, perfecta para cocinar cómodamente. Me peino el pelo y me hecho perfume, miro la hora de mi móvil, y aún me sobra un minuto, pero decido bajar.
Paso por el comedor para asegurarme de que todos siguen durmiendo y gracias a Dios así es. Así que continuo mi trayecto hasta la cocina, en la que veo a un Alex muy concentrado mientras prepara una pasta.
-¿Que haces niño?- pregunto mientras me siento en la encimera de en frente
-Una pasta casera que esta buenísima, receta familiar- dice tras guiñarme un ojo, a lo que yo río.
-Sinceramente, nunca hubiera dicho que sabias cocinar, eres una caja de sorpresas Alex... - ahora es su turno de reír.
-Bueno, ¿piensas ayudarme pequeña? ¿O te quedarás mirando?- añade con una sonrisa burlona. A lo que yo me bajo de un salto, y me pongo a su lado esperando una orden.
-Bueno chef, ¿que quiere que haga su precioso pinche?
-mmm... ralla el queso y ponlo en un bol, y raya el suficiente para que todos tengamos ¿si?- esta vez mi respuesta es hacer un saludo militar, a lo que él niega con la cabeza pero esboza una sonrisita.
Tras un buen rato cocinando, estamos esperando a que la pasta acabe de hacerse, mientras hablamos sobre temas triviales
10 minutos pasan hasta que la pasta está hecha, así que ponemos la mesa, pero como hace un buen día, la ponemos en el jardín. Junto a la piscina.
Son las dos y cuarto y los chicos siguen durmiendo, así que tendremos que despertarlos. Y como si Alex me leyera la mente me comenta
-Oye, ¿que tal si los despertamos a lo grande?- agarrándome a su brazo, le contesto
-¿En que estas pensando querido amigo?- y tras darme una sonrisita me cuenta la magnifica idea que ha tenido, así que sin tardarnos más, vamos a mi habitación a buscar el material necesario. Es decir, mi altavoz.
Mientras yo conecto mi altavoz, Alex busca en YouTube el sonido de la trompeta que se usa en los campamentos militares.
Cuando ya lo tenemos todo preparado, nos ponemos en marcha, yo con el otro móvil me preparo para grabarlo todo, ya que esto subirá volando a nuestro canal. Alex y yo nos miramos con una sonrisa y asentimos, señal de que esto va a empezar.
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Pequeños Secretos
RandomNo siempre los adolescentes tenemos la culpa, pero eso los adultos no lo saben... Cada persona tiene un don, algo para hacerse notar, demostrar que has estado aquí, ¡Dejar huella! Pero eso ellos no lo entienden, todo lo que hacemos, todo, dicen que...