11- ¿Colándome en una casa que no es mía?

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Al levantarnos del banco, pasan unos chicos de mi edad patinando con los skates. Al verlos, Luca me dice:

-¿Sabes? Me encantaría aprender a montar en uno de estos, pero mis hermanos no me quieren enseñar... - me dedica una triste sonrisa y continua hablando - creo que soy más bien un estorbo para ellos, ya que cuando mis papas se van, ellos no saben qué hacer conmigo, porque no podría estar en sus fiestas... Así que cuando no encuentran a alguien, me encierran en mi habitación.

Al escuchar eso, me paro, me descuelgo la mochila y saco el skate. Cierro la mochila y me la vuelvo a colocar.
Cojo a Luca de la mano, me lo coloco delante y le digo:

-¿Sabes cómo te has de colocar? -A lo que él me contesta negando con la cabeza.

- Es muy fácil, pon los pies encima.- lo hace - genial, balancéate hacia delante y hacia atrás, ¿ves que aguanta? - asiente con la cabeza. - perfecto, cuando te suelte, si quieres girar hacia la derecha, te balanceas hacia la derecha, y si quieres a la izquierda, lo mismo ¿sí?

- Vale, pero ponte a mi lado, así si me caigo tú me coges. - le dedico una sonrisa, y eso parece que le relaja. Se monta, y conmigo cogiéndole de la cintura, va patinando hacia delante.

-Luca, hoy solo aprenderás a sentirte seguro encima de la tabla, y a girar, mañana, volverás a hacer lo mismo y luego, empezaras a sacar el pie para impulsarte ¿Vale?

-¡Gracias Ale! ¡Eres la mejor! - y saltando del skate, se cuelga en mi cuello, dándome un gran abrazo.- tras soltarlo me dice que ya hemos llegado, así que cojo el skate con una mano y a él con la otra y nos dirigimos hacia su puerta.

Es una casa bastante grande, tiene un jardín enorme, perfecto para hacer fiestas, y una piscina en la parte de atrás.
Luca pica el timbre de su casa, pero nadie le abre, así que lo intenta tres veces más. Pero sin éxito, lo que resulta gracioso, ya que sabemos que hay alguien, porque en la segunda planta, hay una habitación con luz, y con música a tope. Por eso nadie nos oye...

Justo delante de la ventana hay un árbol, bua! Me encantaría tener un árbol justo delante de mi ventana, así podría entrar y salir sin que me vieran... Entrar y salir... ¡ENTRAR Y SALIR! ¡Claro!

-¡Luca, ven!- él, mirándome con preocupación, se acerca a mí, cuando ve que me paro delante del árbol, lo entiende todo, ya que en su carita se acaba de plasmar una enorme sonrisa.

-Ale, ¡eres un genio! - dice mientras se saca la mochila y la deja debajo del árbol.

Yo imitándolo, también la dejo, después me coloco debajo de una rama, y saltando, me agarro, haciendo fuerza me siento en ella. Miro hacia abajo, y le sonrió, para después levantarme, ponerme de pie, y con cuidado situarme enfrente de la ventana, por suerte está abierta, ya que no sabría qué hacer si hubiera estado cerrada.

Me agarro de las paredes de al lado, y coloco un pie, me siento y coloco el otro. Al entrar, la música me golpea aún más en mis oídos, así que sin pensármelo dos veces, me dirijo a la puerta que supongo que es la que lleva afuera de esta habitación. Pero antes de llegar, me clavo la punta de la mesa en la cadera haciendo que suelte un grito. Eso, hace que el bulto que había sobre la cama se levante de golpe.

Le miro y me mira, y nos quedamos lo que me parece que es unos segundos de esa manera, hasta que me acuerdo de por qué estoy en esa habitación, y vuelvo a reanudar la marcha hacia la puerta, pero antes de que pueda abrirla, me sujeta por el brazo, haciendo que me giré, y quedé en frente suyo.

-¿Quién coño eres y qué narices haces en mi habitación? - me dice un poco exaltado. A lo que yo le respondo un poco borde.

-Sabrías quién soy y que hago en tu casa si hubieras ido a buscar a tu hermano. - su cara se contrae, y soltándome dice:

-¡mierda! ¡Me he olvidado de Lucas! - y como un loco se pone a buscar su camiseta, si, estaba sin camiseta, y tengo que decir que no está nada mal... cuando la encuentra, se la pone, haciendo que me quede sin esas agradables vistas. Ahora se está poniendo los zapatos, así que le suelto:

- Haber listillo, ¿qué crees que hago aquí? - a lo que él para de hacer lo que estaba haciendo y me mira - sí, sí estoy aquí es porque os lo habéis olvidado, y yo, he decidido traerlos lo a casa. Y estoy justo en tu habitación,- añado acercándome a él - porque alguien no abría la puerta. Así que con tu permiso, la voy a abrir.

Ahora sí que puedo salir de allí sin que nadie me pare, mientras bajo las escaleras, lo miro de reojo y veo que aún está en la misma posición. Y sin poder evitarlo suelto una risita.

Cuando llegó a la puerta, la abro y salgo a fuera para llamar a Luca.

- ¡Luca! ¡Ya está! ¡La puerta está abierta! -a lo que él viene corriendo, trayendo con él mi mochila.

-¡Gracias Ale! ¿Has visto a mi hermano? - me dice con una sonrisa.

-Sí, y está en estado de shock en su habitación. - tras decir eso, los dos nos ponemos a reír.

Me despido de él, dándole un beso en la mejilla y revolviéndole el pelo. Saco el skate de mi mochila, me pongo los cascos y me dirijo hacia la salida de su casa. Justo al poner un pie fuera, alguien me abraza la pierna, cuando me giro, me saco un auricular y me agacho a su altura.

-¿Mañana nos veremos? - Me pregunta - ¡claro! En el mismo banco de hoy ¿Vale? - el me responde con una gran sonrisa y dándome un beso en la mejilla, después, sale corriendo rumbo a su casa.

Tras volver a levantarme, me vuelvo a colocar el auricular y me monto rumbo a mi casa.

Pequeños SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora