XV

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Matias nos llevó a las afueras de la ciudad. En una zona departamental del lujo, había seguridad pagada, jardines botánicos, todos los departamentos estaban bien pintados y decorados.

- Mat... ¿sabes que no tenemos mucho dinero verdad?. - dije.
- No te preocupes por el dinero, amigo. Mi hermano me debía un favor. Digamos que tu departamento es prácticamente gratis, sólo tendrás que pagar por unas cuantas cosas mínimas.
- ¿mínimas?- dijo Sora.
- Si, mínimas. Como por ejemplo: el recibo de la luz. Mi hermano se encargará del resto. No se preocupen.- le respondió a Sora.
- ¿Y cual es nuestro departamento, Mat?
- Es ese que esta por ahí.- dijo apuntado al frente nuestro.

Matias estacionó su camioneta cerca de un parque. Nos dijo "Vengan, dejen sus maletas dentro". Salimos del vehículo y vimos el edificio color rojo amapola que estaba en frente de nosotros. Más que un departamental parecía un hotel, con su entrada principal y la mayor parte del lugar lo tenía descubierto.

- Siganme, les presentaré a mi hermano. - exclamó Matias.

Entramos al lugar. El interior se veía acogedor, tenía una alfombra azul y a un portero el cual vestía elegante.

- Buenos días Sr. Gonzales. - le dijo el portero a Matias.
- Buenos dias, Mark. Ya te había dicho que me hables por mi nombre, amigo.
- Lo siento señor. Su hermano lo está esperando en su oficina.
- Muchas gracias Mark, te veo luego.

Tomamos el ascensor y fuimos al último piso. Tuve un poco de nervios cuando subíamos, no sabía cómo iba a reaccionar su hermano al conocernos.
Poco a poco subía el ascensor, hasta que en el piso 20 se detuvo. Abrió sus puertas y no mostró un pasillo de color plateado y con un par de franjas color verde y naranja.

- Es por aquí. - dijo Mat.

Nosotros lo seguimos hasta el final del pasillo, en donde había una gran puerta.
Matias la abrió, y vimos el enorme cuarto en el cuál estaba su hermano. El sujeto era alto, de piel morena y con un peinado.muy a la moda. Estaba en medio del cuarto, el cual estaba completamente vacío. Volteo a vernos, tenía una mirada penetrante, con esos ojos verdes.

- Hermano, por fin llegaste.
- Damian, hermano mio. ¿como estas?
- No muy bien después de que ganaste en esa apuesta. Mira, aquí está el favor que te había dicho... y digamos que no es nada sencillo mantenerlo. Un departamento que ocupa todo un piso, sólo para dos personas, ¿que más quieres de mí?- dijo con sarcasmo.
- Vaya hermano, cuando me lo dijiste por el teléfono no pensé que lo dijeras en serio.
- Sabes que siempre hablo con seriedad, Mat.
- Si, lo siento.
- Pero en fin, no estoy aquí para discutir con vos.- volteó a vernos. - ¿ellos serán mis nuevos inquilinos?- preguntó.
- Si, Damian, ellos son tus nuevos inquilinos.
- ¡Hola!, Me llamo Sora, es un gusto conocerlo, señor. - dijo extendiendo su mano.
- Por favor. No me digas señor, jovencita. - dijo Damian estrechándole la mano.- ¿y quien es tu amigo?.-dijo.
- Yo soy Nicolas, es un gusto.- exclamé.
- El gusto es mio, hijo. Disfruten de su estancia, este lugar es muy especial. Nadie a vivido aquí antes. Tiene dos cuartos con camas matrimoniales y baño incluido, una sala de 20 metros cuadrados, cocina con todo los utensilios necesarios ya instalados, baño para invitados, un comedor para 10 personas, un armario que si bien, lo podrían usar como un cuadro extra.
- ¿todo eso?- dije.
- Claro. Todo gracias a una apuesta que perdí.
- Y... ¿se puede saber que apostaron?- preguntó Sora.
- Nada importante, el año pasado apostamos por quién sería el nuevo campeón del mundo en la Fórmula 1.- dijo Mat.
- ¿Le apostaste a Lewis Hamilton?- dijo Sora.
- Si, el apostó por Vettel - contestó Mat.
- Que puedo decir, tenía esperanzas en Ferrari.- dijo Damian.
- Yo también hubiera perdido- dijo Sora.
- Bueno, nos vamos - dijo Damian, tomando del hombro a Matias.- como dije antes, disfrutenlo, amigos.

Una vez solos, observamos el lugar. Era enorme para solo nosotros dos, esto iba a ser interesante.

- Esto es exagerado. - exclamó Sora.
- De facto. - le contesté.
- Bueno, hay que traer nuestras cosas. Las dejamos en la camioneta de tu amigo.
- Cierto. Bueno, de una vez.

Bajamos para buscar las maletas. En la planta baja vimos a Matias y a su hermano platicando, hablé a Mat para que me diera las llaves de su vehículo y así sacar nuestras cosas.
Salimos al parque, buscamos la camioneta y sacamos las maletas.

- Oye, ¿ese era el hermano de tu amigo?. - me pregunta Sora.
- Por lo visto si. No sabia que tenía hermano.
- Se me hace conocido, pero no recuerdo donde lo había visto antes.
- ¿Te acuerdas de su nombre? - le pregunté.
- Creo que era Damian.

Hablando del rey de Roma, justamente el esta saliendo del edificio para dirigirse hacía nosotros. Nos sonrió y dijo:

- Muchachos, ¿quieren que les ayude?
- No gracias, estamos bien. - contestó Sora.
- Bueno, esta bien.

Damian se quedó parado viéndonos, yo me preguntaba ¿para que esta aqui?. Una vez que teníamos nuestras maletas regresamos al departamento. En el ascensor Sora se veía algo extraña, como si tuviera un rencor o sentimiento.

- ¿que pasa, Sora?.
- Juraría haber visto a ese tipo antes.
- ¿A quien?, ¿Damian?.
- Si, es como si tuviese un deja vu.
- Ahora que lo dices, también se me hace conocido.

Dejamos el tema cuando entramos. Una vez en el cuarto, había un incómodo silencio. Sora se metió a un cuarto, al parecer sería el suyo. Yo estuve un rato parado en lo que era la sala, estaba admirando el lugar; las ventanas enormes permitían ver con claridad el parque que está en frente. Es más grande desde este punto de vista, los niños se la pasan jugando por doquier en la área verde. Sonrió, al ver que todos ellos está felices, sin preocupaciones, sin miedo a un futuro... sin tristeza.

- ¿Estas bien?. - dijo Sora, asomando por la puerta.
- Si, estoy bien. ¿por?.
- Veo que estás ahí desde hace rato.
- ¿Me estabas espiando?.- pregunté.
- ¿yo?,- se apenó - no que va, Sólo lo supuse.
- Ah... bueno.
- Sigues pensando en ella.
- Algo así, ya no se que pensar. Tengo miedo de perderla.
- Entonces ve a buscarla.
- ¿Pero donde?, No tengo ni la más mínima idea de donde podría estar.
- Bueno, come algo, toma un baño, vistete y salimos a buscarla.
- ¿Tu crees?... no creo que sea buena idea.
- Es una buena idea. El problema será saber si la encontraremos hoy.

Tal como me dijo Sora, comí algo, me bañé, y me vestí para salir. Justamente cuando hiba de salida, oí que Sora me decía que ella hiba conmigo. No estaba seguro de decirle que si, pero por respeto acepté.

Una vez en el centro de la urbe, me puse a pesar... ¿donde estará Kelly?. Pase un tiempo sentado. Sora sólo me veía, como si fuese una estatua.

- ¿Recuerdas donde vivía?.

Me preguntó Sora, yo hice como si no la hubiera escuchado. Se percató de que no le hice caso, así que volvió a preguntar.
Sinceramente, no me acuerdo de donde vivía, asi que si le digo que si, estaría mintiendo... y si le digo que no, no se que locura vaya a cometer.

- La verdad, no se. Ay cosas de las cuales aún no me acuerdo.- dije.
- Eso si es un problema, entonces estamos perdidos en medio de Nueva York.
- Por lo visto, si.
- Después de todo, creo que si fue una idea estúpida de mi parte.

No quice decirle que si, tal vez sea lo mejor que hice en ese momento.
Nos salimos del lugar, yo intentaba ver si alguna cara se me hacía conocida entre tanta gente. Después de unos segundos, cumplí mi objetivo, vi un rostro.

- Estate aquí.- le dije a Sora.

Empecé a seguir a esa persona, pronto me di cuenta de que era un hombre. El sujeto se percató de mi presencia, y rápidamente se dio media vuelta para comenzar a huir, al parecer nos estaba espiando. Corrió, pero no le fue posible llegar lejos, pues la gente lo frenaba.
Finalmente lo tomé del hombro, el tipo se cubrió la cara. Yo intentaba verle el rostro, pero me era imposible.

- Baja el brazo. - exclamé.

El sujeto procedió, fue entonces que me quede impactado. Era Matias.

Triangulo amorosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora