Capítulo catorce

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Sentados uno frente al otro, tomados de las manos, completamente a oscuras, intentamos buscar palabras...o al menos yo. Él es el niño de siempre, yo sigo siendo yo, nada ha cambiado, pero, ¿Por qué todo se siente tan diferente? Deseo besarlo, deseo tanto besarlo, tomarlo en mis brazos...decirle que lo quiero a cada momento.

—...—él se acerca a mí sin decir ni una sola palabra e inmediatamente empiezo a acariciar su cabeza con mi mano sana (Aunque la otra ya está por sanar) ...su cabello es tan suave, más que el algodón—...u-uhh...~

Vaya, no me esperaba que hiciera tal sonido lindo. Sin pensarlo sigo acariciando su cabeza y él se acerca todavía más, al punto de que queda sentado en mis piernas con la cabeza apoyada en mi pecho. Mi mano sigue acariciándolo, definitivamente hace un sonido adorable, inclusive ahora, sin vendaje, con todas sus cicatrices, marcas y moretones al descubierto...es lo más lindo que he visto.

—Más, por favor...amo tu mano...—sigue haciendo aquel sonido mientras acaricio su cabeza, en serio es un niño pequeño, inclusive su voz es tan dulce y femenina...no como la de Juliet, la cual es de vez en cuando irritante para mis oídos, pero supongo que eso no quita que tenga su encanto...a su manera—...amo tus ojos...te quiero...

Su delicada voz me hace temblar un poco, él y mi madre son los únicos que me han hablado así, ¿Se puede ser más lindo? Si Dios existiera (aunque estoy más que seguro de que no), él sería un ángel.

—Marcus...—digo su nombre entre dudas, ¿Estará bien preguntar? No quiero que se asuste, ¿Y si se altera y no quiere hablarme más...? Inclusive cuando lo besé, me encontraba consciente de que él estaba medio dormido, sé que puede ser completamente diferente si está completamente lucido—, ¿Cómo...? ¿Cómo era tu vida antes de...bueno...estar aquí?

—U-uh...—él vuelve a hacer ese sonido, ¿Qué significa de todos modos? Tal vez le pregunte un día de estos...si es que estamos vivos—, uh...

—Está bien si no quieres contarme—digo esto mientras paso una mano por su cabello, no quiero forzarlo a contarme si no quiere, eso sería cruel...pero, yo he sido cruel muchas veces. Recuerdo una vez donde estaba en la escuela (¿En ese lugar siquiera se aprende algo más que lo básico?), un chico llamó a mi madre zorra...lo golpeé hasta romper su nariz, y seguí golpeándolo, aun si ya había perdido la consciencia no podía dejar de hacerlo, estaba completamente iracundo, con ganas de matarlo.

La sangre salpicó mis puños, tenía la cara amoratada, hinchada...era como una masa deforme, pero de todos modos no me detuve, estaba disfrutándolo, mi corazón latía desenfrenado...entonces, todo termino. Llegaron los maestros y me separaron de niño aquel, que ya ni siquiera parecía un niño, solo era...Eso...tal vez es que no se me ocurre otra palabra para describir su rostro morado, rojo...y creo que hasta azul.

—Uh....uh...—se queda repitiendo ese sonido por unos segundos—, ¿P-por donde empiezo...? Uh, no sé cuándo es mi cumpleaños...y-y, eh...

—¿Pasa algo...?

Actualmente, no tengo ni idea de que decir, tan sólo deseo saber más de él.

—Y-yo tenía cinco hermanos...y-y...una mamá y un papá, yo realmente no hice mucho con mi vida antes de estar aquí, estudiaba en una escuela común en la que me iba...u-uh, supongo que bien...todo era respectivamente normal; Casa, escuela, casa, trabajo...

¿Él acaba de decir trabajo? ¿Por qué un niño como él trabajaría? En mi mente hay demasiadas escenas sobre su "trabajo" ...¿Prostitución? Marcus siendo tocado por hombres, mujeres, niños...así es, porque, a veces he visto esa clase de espectáculos, hacer que niños copulen para el entretenimiento de los mayores...repugnante.

—U-uhh...—Siento que pellizca mi mejilla—, ¿Me estás escuchando? ¿O-o te...aburriste de mí?

Ay no...¿Va a llorar? Espero que no, no me perdonaría el hacerlo llorar, preferiría morir a hacer llorar a alguien que aprecio, no podría...Inclusive el pensar en algo como lastimarlo físicamente al hacer...¡No! ¿En que se supone que estoy pensando? Luego de toda una vida de castidad y ni siquiera sentirme atraído hacia la idea de lo que llaman "coito", y ahora...justo pienso en eso, pero...la idea de su cuerpo sudando debajo del mío, con ojos llorosos y...

—¿T-te aburro...?

—¡N-no! —exclamo alterado. Demonios, estoy más que seguro de que mi cara parece un tomate...—. Es que estaba pensando.

—¿Pensando...? ¿En qué...?

Las probabilidades de que me odie si le digo la verdad son bastante altas, ¿No? Tal vez me repudie, llore, grite, se niegue a hablarme, y entonces, ¿Qué haré? Únicamente tendría a Juliet, pero ella está más que loca.

—En ti—respondo, poniendo mi mano sobre su pelo de nuevo y acariciándole, no es que sea mentira, pero tampoco es verdad—, y en lo mucho que te quiero.

—U-uhh...t-también te quiero...

Realmente, Marcus es demasiado adorable.

—Por favor, sigue contándome.


Número 63Donde viven las historias. Descúbrelo ahora