Capítulo veintidós

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No tengo ni la más mínima idea de cuánto tiempo ha pasado desde que idee un plan que posiblemente nos mate, pero el calor del verano ya empieza a aflorar. Marcus, como siempre, duerme a mi lado, sólo que esta vez no está tiritando de frio, ahora se ve muchísimo más pacífico que antes, su sueño no parece ser perturbado por el clima antes helado.

No sé cómo pasa, no tengo ni la más mínima idea de cómo actúa el cambio de estaciones en el pedazo de basura del mundo donde X está situado. ¿Estamos al norte, al sur? Por lo que sé, la tierra es redonda y gira alrededor del sol...aunque, luego de haber recibido unas clases de "Apreciación Patriótica", me cuesta pensar que aquello que me cuentan sea real. Y si así es, ¿Todos los otros planetas orbitan el sol? ¿El de Ellos también lo hace? ¿O pertenecen a un sistema solar externo al nuestro? Y si llego a salir de aquí, ¿Qué tanta oportunidad tengo, tenemos, de contactarlos? ¿Ellos aceptarían sacarnos de aquí? ¿Llevarnos lejos de este mundo de mierda? ¿Por qué sólo se llevaron a un grupo selecto de personas?

"Porque el resto son basura" responde esa voz que hace tiempo no escuchaba, la solía llamar conciencia. Me asusta preguntarle a Marcus o Juliet si también escuchan una o soy sólo yo, temo el empezar a enloquecer...o enloquecer más de lo que ya lo he hecho.

Y ahora esa voz me hace sentir basura, si tenían que llevarse a los más listos en ese momento, ¿Por qué no a los que nacieron después? Si lo hicieran...No, deben hacerlo. Entonces, ¿Por qué? ¿Por qué nos dejaron aquí a morir? Tal vez el Archiministerio tiene razón y Ellos son malos...o es al revés.

Los humanos somos seres tan miserables que necesitamos hacer a otros más miserables para sentirnos bien con nosotros mismos, de eso no hay duda, por supuesto...hay excepciones a la regla, como Marcus, el dulce y precioso ángel que duerme a mi lado.

Hoy, sin duda, será el último día que pase aquí. Puede que muera o que salga. Pero no pasaré otro maldito día de mi existencia esperando a que me ejecuten. Me muero o me largo, eso está decidido, Marcus y Juliet deben salir de aquí a cualquier costo, ella dice que sabe a dónde ir, que conoce un "Cementerio". No sé por qué lo menciona así...Probablemente, porque ella dijo que es el único resto de la tecnología de Ellos que quedó aquí.

El problema es que tan largo será el viaje...No tenemos provisiones, está la posibilidad de que muramos de hambre o de sed...Es aterrador, pero da mucho más miedo el pensamiento de quedarme aquí a morir.

Juliet lo sabe también, hoy es el día. Nos vamos o morimos, probablemente sea mi último día vivo así que no quiero morir con arrepentimientos. Mis manos sudan y sé que en cuento salga de aquí debo tener suficiente coraje para lo que voy hacer, pero antes debo despertar a Marcus.

Le sacudo ligeramente hasta que sus grandes ojos azules se empiezan a abrir, como siempre, durmió como un bebé.

—¿Uh...?

—Marcus...es hoy—digo con el tono más estoico que puedo, se puede ver algo de confusión en su mirar antes de que sus ojos se abran de par en par como platos.

—¿H-hoy...? ¿N-no es muy...pronto...? —Empieza a temblar y parece costarle respirar, sin pensarlo dos veces pregunto si está bien y él asiente. Puedo entender que esté nervioso, pero yo estoy peor a pesar de saber que parece que nada me importa.

—Marcus...es hoy o nunca—aunque trate de sonar seguro, sonó más como una pregunta. Me tiemblan las manos un poco pero no es del todo malo, junto a los nervios, están las ganas de ser libre, no sé si son superiores a la angustia que siento ahora, pero ahí están. Sé que mi destino resultará en una victoria o con una fatídica derrota que me llevara a mi muerte...Pero no puedo hacerlo, mis amigos merecen ser libres, nadie más que ellos, el resto puede irse al infierno...Puede sonar egoísta pero así es la vida, debo preocuparme por mí y por mis amigos antes que por los otros, eso está más claro que el agua.

Número 63Donde viven las historias. Descúbrelo ahora