Me acomedé en la esquina de la espantosa cama, con mi espalda pegada a la pared, abracé mis rodillas temblando de frío, dejando que las lágrimas rodaran por mis mejillas, otra vez.
Había perdido la noción del tiempo, no sabía qué día era, qué hora era, si era de día o de noche y la verdad me importaba una mierda, el imbécil de Bryan se había encargado de hacer mi vida miserable. Si algún día llegué a pensar que nunca podía haberme pasado algo peor... pues me equivocaba, ahora si cierto que no podía pasarme nada peor.
Quería, deseaba, que mi vida acabara, no quería tener que seguir soportando los abusos de éste idiota; había perdido todas las eperanzas de que alguien me encontrara, ni siquiera yo sabía donde rayos estaba.
El ruido de un seguro que fue quitado me sobresaltó, la herrumbrada puerta empezó a abrirse y con ella, un horrendo miedo me invadió.
-Hola hermosa. - Su rasposa voz me hizo estremecer.
No contesté.
-¿Por qué no has comido nada? - Preguntó mirando el plato en el suelo lleno de sopa o eso era lo que parecía. Me había propuesto no comer, quizá así podría acabar de una vez por todas con mi vida. - No quiero que te pongas toda flacucha y escualida. - Su voz se endureció.
Ni siquiera me dignaba a mirarlo.
¡Maldito hijo de perra!
-Dime algo. - Pero no lo iba a hacer. - ¡Maldita sea, mírame por lo menos! - Sabía lo que vendría después, pero no le iba a dar el gusto.
Entonces furioso, tomó mi cabellera y de un jalonazo hizo que me pusiera de pie, sentía como mi cuero cabelludo empezaba a arder.
-¡Haz lo que te pido, perra! - Me limité a mantener los ojos cerrados mientras las gotas saladas bajaban por mis mejillas. - Eres una cualquiera, una zorra. - A cada palabra apretaba su agarre. Sabía que el no responderle o el no mirarlo empeoraría las cosas. - ¡Maldita bastarda! Me estás colmando la paciencia. - Me apretó fuertemente el brazo.
¡Mierda... eso dejaría marca!
Bryan comenzó a gritarme, estaba fuera de control, en serio tenía miedo, nunca en toda mi jodida vida había sentido tanto miedo de alguien. La verdad no creo poder soportar todo ésto...
-Ya, por favor... dentente. - Rogué en un pequeño susurro entre lágrimas.
Aflojó un poco su agarre pero no me liberó completamente, me miró impasible.
-Esther... ¿por qué tienes que hacer las cosas tan difíciles? - Su voz comenzaba a bajar de tono. Me sorprendí ante sus palabras. - Yo podría hacerte feliz...
¿Pero qué putas? ¿Un momento me gritaba y me insultaba y al otro me dice éste tipo de cosas? Este hombre en serio está jodido de la cabeza.
Lo miré extrañada.
-Olvidate de él. - Susurró y me atrajo hacia él en un abrazo realmente incómodo. - Yo puedo darte todo lo que quieras... sólo olvídate del imbécil de Jonnhy. - Me quedé en total silencio sin mover un sólo músculo de mi cuerpo.
¿Olvidar a Jonnhy? ¿A mi Jon? Eso jamás...
-Dime algo. - De nuevo su fría voz.
-Y-yo... Bryan... por favor... déjame ir... - Y pude sentir como su cuerpo se tensaba a mi alrededor, se había molestado.
-Claro, ¿cómo pude imaginar una vida contigo? Con una cualquiera, con una zorra que se revuelca con el primero que le pase al frente. - Me soltó de su extraño abrazo y volvió a sujetarme por el brazo con fuerza, más de la necesaria. - Aún no comprendo cómo una perra como tu pudo llegar a gustarme. ¡ Y tú te aprovechaste de eso!
-Yo... lo siento mucho, de verdad Bryan, aquella Esther ya no existe. - Susurré.
-¡Yo te adoraba Esther! Hubiese hecho cualquier cosa por ti y tu solamente me buscabas para tener sexo, sin importarte nada más.
-Bryan, te juro que si pudiera devolver el tiempo yo...
-¡Pero no puedes! - Gritó. - Ahora lo único que nos queda es el presente, - sonrió con malicia, - y yo lo aprovecharé.
Me empujó a la cama y pude ver como la lujuria se apoderaba de él. Se colocó sobre mi y empezó a devorar ferozmente mis labios, intentaba salir de allí, pero con una de sus manos atrapó las mías sobre mi cabeza y con la otra comenzó a tocar mis pechos sin ninguna compasión. Todo aquello provocaba gran repulsión, podía sentir como mi estómago se revolvía.
-Bryan por favor detente. - Empecé a lloriquear. - ¡Ya basta!
-¡Cállate perra! - Rugió pegandome una cachetada, dejando mi mejilla entumecida.
-P-por favor... - Rogaba.
Sentía sus manos por todo mi cuerpo, se había deshecho de mi blusa y comenzaba a juguetear con el botón de mis jeans.
-¡Detente! - Decía, pero claramente no servía de nada. Me limité a mantener los ojos fuertemente cerrados mientras lloraba desesperadamente.
En ése momento deseaba que Jon estuviéra aquí para protegerme, cómo lo había prometido, lo deseaba con todas mis fuerzas. Era lo único que necesitaba, necesitaba a Jon.
-¡Jon! - Grité. - ¡Jon ayúdame! - Decía entre lágrimas. - ¡Jon tengo miedo! ¡Ayuda! - Grité, grité y grité hasta donde la voz me permitía.
-¡Esther!
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Hola, aquí está al fin el nuevo cap... Espero que les haya gustado y si fue así ya saben... voten, comenten y háganse fans (:
¿Quién ha probado el gallo pinto? Para los que no saben, es arroz y frijoles revueltos con salsa lizano, al lado huevo picado, platano maduro, tortillas palmeadas, natilla y como acompañamiento una buena taza de café *-* Dios... ya me dió hambre, creo que me iré a comer. xD
Besos, los adoro!!
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El juego de Esther
Короткий рассказEsta es la historia de dos primos que después de no verse por 6 años, se reencuentran, pero algo ha cambiado con Esther, ella ya no es aquella niña inocente que Jonnhy recordaba, ahora ella lo enredará en sus juegos eróticos. ¿Podrá Jonnhy resistir...