Prólogo.
Se acostó en su cama, cerró sus ojos y se perdió en sus pensamientos, pensó en su futuro y en su presente, había obtenido una beca para una buena universidad, iría con su mejor amiga, su padre obtendría un ascenso... Debería ser motivo de alegría, pero es que en realidad era una transferencia... a otro continente. "No podía rechazarlo, además tú ya tienes 18 años y una beca que no puedes perder, si quieres quedarte aquí no nos opondremos, es tu decisión" le había dicho su madre.
Mi decisión, mía. Se repetía. Pero ¿qué haría?