Me estaba haciendo mucho más difícil el tener que irme, pero ¿saben qué? Al diablo todo, igual me iría, y si esta iba a ser mi última noche con él, no iba a dejarla pasar.
-sí... te regalo todas las noches de mi vida.
Me cargó en sus brazos, puse mis piernas alrededor su cintura, y lo besé, mi corazón se aceleró, me dejé caer en la cama, él me besó el cuello mientras recorría con sus manos mis piernas y yo enredaba mis dedos en su cabello.
-espera...
-¿qué pasa amor?
La verdad era que aunque quería parecer experimentada en esto, bueno... él sería mi primera vez, así que estaba nerviosa, no sabía si decírselo, pero los nervios me traicionaron y las palabras salieron sin pensar.
-yo.... yo nunca he hecho esto.
Harry sonrió y me besó en la frente.
-es que... estoy nerviosa.... lo siento Harry, arruiné el momento, es mi culpa, debí permanecer callada.
Me besó, más que por impulso, fue para hacerme callar.
-amor, tranquila, no haré nada que te haga daño, lo prometo, te amo.
-te amo
-y... ¿en qué estábamos?- me dijo
-no lo sé, ¿me lo recuerdas?
Luego el comenzó a desabotonarse la camisa, yo terminé ayudándole, y ahí me quedé embobada por la perfección de sus abdominales, sin darme cuenta estaba encima de él, besé su cuello, y sentí su mano en mi espalda, buscando la forma de desabrochar mi sostén.
-eres tan apresurado- le dije riendo.
-sabes que no puedo resistirme a ti
Comencé a desabrochar su Jean y él me quitó la blusa, y el sostén que hábilmente ya había desabrochado.
Ese momento, esa primera vez fue perfecta en cada detalle, amaba a ese chico, lo amaba tanto que él había sido el primero y no me arrepentía de nada.
Cuando desperté estaba oscuro, era aún de madrugada, me pareció raro no encontrar a Harry a mi lado, su ropa y mi pijama estaban en el piso así que me puse su camisa y fui a la cocina, ahí estaba él, tomando agua, cuando cerró la puerta de la nevera me llevé una gran sorpresa al darme cuenta que estaba completamente desnudo, no pude contener la risa.
-¿no encontraste tu ropa interior?
-lo siento, es que me siento más cómodo así.
-okey, pues, por mí no hay problema, hasta me podría acostumbrar.
-deberías...
Reí -seguiré durmiendo, te espero en la habitación.
-te aseguro que lo que menos harás será dormir.
-tendrás que convencerme
Corrí a la habitación, dejé la camisa en el piso y me metí debajo de las sábanas, a los pocos instantes sentí sus manos acariciando mi mejilla
-eres perfecta- me dijo
Luego me besó y... él tenía razón lo que menos hice esa noche fue dormir.