Capítulo 18 (2º parte)

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Ya estaba dentro y una melodía que tranquilizó al instante todos los rincones de mi alma inundaba también aquel lugar. No había cantante y por tanto tampoco letra, la melodía te dejaba recrearte en cualquiera de tus pensamientos. Era una melodía triste, melancólica pero tenía un trasfondo de luz y esperanza, era como ese tipo de canciones de las películas que te inspiran pero te hacen llorar. Así me sentía yo: Como si estuviera en algún rincón de mi mente llorando y queriendo volver atrás en el tiempo después de darme cuenta de que me arrepentía de haberle dicho a ese estúpido que le daría clase.

La música paró y yo volví al mundo real.

-¿Dani?- Silencio.- Puedes pasar, no muerdo.- Le sentí sonreir.

Caminé por un estrecho pasillo hasta llegar donde me parecía que había escuchado su voz.

-Sigue.- Le supliqué al aire, sin saber verdaderamente si él estaba allí.

No replicó y la melodía volvió a sonar. Me acerqué más hacia el núcleo del sonido y me senté en una pared cercana. A la mierda el helado, estaba en el cielo.

Ahora que mis ojos empezaban a acostumbrarse a la oscuridad me di cuenta de que una ténue, casi imperceptible luz naranja entraba por la ventana procedente de cualquier farola, le iluminaba la cara. Era bonito hasta concentrado, no le quería como algo más, igual que él a mi ,pero en el fondo me comprendía y eso me gustaba. Estaba en una camisa de tirantes, estaba musculado. Llegué a pensar en lo irónico que era ver a un hombre que parece tan fuerte poder tocar el piano con tanta suavidad. Se había cortado su pelo castaño, a partir de entonces supe que cada vez que le viera podría ver mejor sus ojos color miel

Empezó a cantar, tenía una voz grave, envolvente, pero potente. No solía cantar, pero agradecí la excepción. Sintiendo como muchas cosas en mi vida y dentro de mí habían cambiado, por ejemplo: estaba rota, encogí mis piernas y todavía sin quitarme el abrigo comencé a llorar.

Tras unos segundo el lo sintió y acabó suavemente la melodía sin ser muy brusco para que no se notara forzado. Se sentó a mi lado, me apoyó la cabeza en su hombro y me abrazó. Yo como una tonta lloré aún más

Pasó tiempo hasta que me calmé. Odiaba ser la persona que era, lloraba, era débil. No servía de nada intentar ser lo que no eres y yo no era fuerte.

-Tengo dos entradas para ver el primer partido de la temporada de beisbol.-Dijo suavemente. No entendía por qué me tenía que importar un partido de un deporte al que no sabía ni jugar.- Es el Domingo por la tarde. Por la mañana podemos ir a la iglesia, luego hay una barbacoa en mi casa y después te llevo a ver el partido.



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Siguen los caps cortos, no pasa nada, sigo subiendo.

Historia De Una NerdDonde viven las historias. Descúbrelo ahora