Mi nombre es Daniela Birds, tengo 16 años y vivo con mi abuela, Leonor. Contaros mi vida sería muy trágico pero si no lo hago no podemos avanzar así que ahí va.
No tengo padres y mi abuela se ocupa de mi. Resulta que ella ha tenido 7 hijos. ¿Increíble verdad? Como se nota que no había televisión... Pero bueno eso no es lo importante.
Ninguno de sus hijos viene nunca a verla, pero tampoco ninguno de sus 27 nietos. Sí, seguro que pensaréis ''Pero si tu eres su nieta''. En realidad yo no soy su nieta, ella sería más bien mi madre, adoptiva, por así decirlo. Por eso, como ya dije antes, ella se ocupa de mi. Yo no conozco a ninguno de sus hijos, pero si he visto millones de fotos. También veo a Leonor ilusionarse cada Navidad, Pascua o cualquier festividad escribiendo cartas que esperan ser respondidas para que al final, no llegue nunca nada.
Mis padres, a los que nunca conocí, me abandonaron en un orfanato que actualmente no existe. Se lo comieron las termitas, literalmente. Para mi suerte Leonor me adoptó. Simplemente estaba harta de que nadie la visitara o se preocupara, excepto, y muy de vez en cuando, los de ''Testigos de Jeová''. También estaba harta de cocinar las galletas de chocolate (Que a mi tanto me encantan), para regalárselas a los nietos de sus vecinos. Así que rompió la rutina y los convencionalismos para así, adoptarme.
Según ella yo la enamoré con mi mirada penetrante de ojos azules, mi melena, con flequillo, rojiza y bla bla bla pero, atención, mis pantalones siempre rotos; aunque según ella "no lo entiendo, porque tu siempre estabas en un rincón", y siempre añade "con las piernas encogidas, tus brazos sobre ellas, y la cabeza escondida entre todo. Te pasabas así durante casi todo el día y sin moverte rompías los pantalones".
Yo si que sabía porqué hacía eso, aunque tuviera cinco años me acuerdo bastante bien de aquel infierno. Los niños se metían conmigo por estar siempre sola y aveces me pegaban, y yo de la rabia en las horas de las comidas con el tenedor agujereaba el pantalón haciendo que se terminara rasgando. Lo bueno de eso era que cuando mis tutores del orfanato veían aquello, me llevaban a una sala a elegir otros nuevos y me libraba de todos aquellos niños que me lo hacían pasar mal. Al final encontré la pintura como vía de escape del mundo cruel en el que vivía, y hasta ahora, es uno de mis más adorados pasatiempos.
Todas las mañanas pienso: "Quizás suicidándome, vería la luz al final del túnel. Nadie me echaría de menos, y los que lo hagan pronto se les olvidará, jamás habrá existido constancia de mi en el mundo. Quizás eso sea lo mejor para todos" pero entonces recapacito "Que estas diciendo Daniela, no hay luz, este túnel no tiene fin, así que o enciendes una cerilla o jamás verás la luz"
Realmente mi única cerilla es mi abuela, todo lo hago por ella, ella me salvó de aquel infierno y la estaré eternamente agradecida. Ahora me toca mi parte del trato, me acogió porque quería amor y es algo que yo la doy incondicionalmente, aunque al principio me costara un poco abrirme porque estaba acostumbrada a que la gente me rechazara sin razón aparente, después yo les pagaba con la misma moneda y terminaba siendo yo la perjudicada.
Pero, desgraciadamente hay un pero, toda cerilla se apaga y si a mi abuela le pasa algo... yo... yo...Mis razones para vivir desaparecerían.
Hablando un poco de mi vida actual: Soy alumna de sobresaliente,no es tan bueno ya que es en lo único en lo que me puedo centrar si mi vida en el instituto es una mierda, como ha sido siempre. Me encanta el ballet, la pintura y amo la música, pero por alguna razón no hago ballet, cuando no tengo nada que hacer y me agobia estar en casa sola (Que pasa mucho) paseo hasta llegar a una especie de tienda donde hay mujeres jóvenes practicando ballet. Una anécdota curiosa fue que yo siempre que podía iba hasta el escaparate de su mini academia y sacaba uno de mis cuadernos de dibujo. Trazaba lineas y lineas con el lápiz hasta dibujar bailarinas practicando algún que otro paso de baile. La dueña se llama Claire y un día viendo el panorama me invitó a entrar y me ofreció bailar, a lo que yo me negué, ella lo comprendió y desde entonces siempre que tengo tiempo voy hasta su tienda y acomodandome en una silla, con mi cuaderno de dibujo, me pongo a esculpir con el lápiz a las esbeltas bailarinas mientras sueño despierta cada vez que veo sus punteras acariciar el suelo delicadamente.
También voy a clase de piano una vez por semana, pero es más bien porque a Leonor le hacía ilusión que aprendiera. Y a coro otro día a la semana, debido a eso estoy involucrada en el coro de la iglesia. Gracias a Dios que no soy voz principal y además debido a eso mi voz y mi cuerpo son estrujados y escondidos por los de las ancianas que también participan en el coro. Todos los Domingos estoy obligada a ir a la iglesia. Pero en verdad no hago absolutamente nada excepto quedarme detrás de las ancianas y mover los labios fingiendo que canto.
A pesar de todo esto cuando llego a casa puedo meterme en mi mundo y olvidarme de todo un rato, siendo así feliz tal y como soy, aunque no dure mucho el sentimiento de seguridad.
Realmente soy muy activa y alegre para ser una suicida en practicas, y lo digo así por que ya lo he intentado, pero soy una cobarde y siempre pienso "Esto algún día pasará, no lo hagas, no merece la pena, intenta demostrarles que eres feliz y que no te afecta." Solo espero el día en que esas palabras no me convezcan para poder hacerlo.
A diario tengo que dar dos caras de mi personalidad. Una delante de mi abuela, donde intento demostrar a una chica fuerte, cariñosa, amable, dulce y sobretodo feliz. Vamos todo lo que mi abuela desea y no soy.
Y otra que es la que ve el instituto entero, una chica, antisocial, marginada, empollona, sin una gota de dignidad, debilucha, infeliz...Claramente esta faceta de mi es la que mejor me define y no esta en mis manos poder cambiarla. una vez que el instituto te juzga es demasiado complicado hacerle cambiar de opinión y por eso mi vida en el instituto no es... No es... Vamos que soy bastante Nerd
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Historia De Una Nerd
FanfictionA veces me gustaría gritarle al mundo que existo, que estoy aquí, que por favor me haga caso y me deje entrar en el juego de la vida. Pero en vez de eso no recibo más que sus bofetadas, una y otra vez. Estoy cansada de que me golpeen, de que me malt...