Capítulo 31.

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Pov Lucy

   Me doblo en la cama y despierto cohibida. Trato de recordar qué día es hoy y me abofeteo cuando me doy cuenta. 

   Habían pasado algunos diez días desde la invitación de Natsu para acompañarlo al baile y justo ahora, cuando faltaban solo cinco días, recordaba que no tenía un vestido con el cual acudir. 

   Rápidamente tomo mi celular en el mueble a lado de mi cama y marco al número de mi hermano. Al tercer bip contesta. 

—¿Qué es lo que quieres? —pregunta en cuanto contesta la llamada, se notaba que recién se había levantado. 

—Que te levantes. —le digo—. Iremos por nuestra ropa para el baile. 

—¿Baile? —pregunta él, todavía sin despertarse del todo—. Pero es sólo para los de tercer año...

—Natsu me invitó. —lo interrumpo—. Ahora levanta tu maldito y apestoso trasero de la cama y baja para ir juntos. 

—La primera regla de hermanos es no fraternizar con el enemigo, Lucy. —contestó Sting, pasando por alto mis insultos. 

—Tú te acostaste con Kagura, sabes que la odio. No puedes reclamarme sobre tus reglas baratas. 

—¡Tú te acostaste con Natsu! —me responde y antes de preguntarle cómo lo sabe, agrega—: Y con Jellal. Te acostaste con dos enemigos. 

—¿Cómo lo sabes? —pregunto. 

—Bueno, pues toda la escuela se enteró gracias a que Natsu casi lo mata en el baño por haberse acostado contigo...

—No, ¿cómo sabes que me acosté con Natsu? —vuelvo a preguntarle, más clara esta vez—. ¿Él te lo dijo?

—No, ¿por qué me lo diría? No es tan malo. —salta a su defensiva—. Mamá me lo dijo. 

—¡¿Mamá sabe que ya no soy virgen?! 

—No te alteres, rubia. —dice—. Hablo conmigo cuando se enteró de lo de Jellal, le inventé toda una historia para que no te regañara y ella cree que Natsu es un angelito. Estás a salvo. De nada. 

—Wow... —suspiro—. Muchas gracias. 

—Lo sé, soy el mejor. —dice y cuelga la llamada. 

   Me levanto aún en pijama y bajo para esperarlo, no sería tan malo ir en mi pijama de rayas a comprar un vestido. 

   Aliso mi cabello en camino a la cocina y como una manzana mientras veo cómo baja Sting con su pijama de pelotas de fútbol. Al menos no era la única. 

—¿Tú también en pijama? —pregunta y sonríe—. Hasta pareces mi hermana biologica. 

—La costumbre de vivir contigo. —le digo y me arrebata lo que quedaba de mi manzana para terminarlo. 

—Supongo que vas a comprar un vestido. —dice. 

—Supongo que tú también. —le respondo de regreso y ríe. 

—Entonces vayamos de una vez porque quiero regresar a dormir un rato, puede ser domingo pero estoy agotado. 

   Con una última mirada se va hasta donde su auto descansa y después de unos segundos lo sigo, para cuando salgo él ya está esperándome sobre su auto en la entrada principal y subo. 

—¿Sabes a dónde ir? —le pregunto y él asiente. 

—Hace dos días lleve a Jenny por su vestido para el baile, tardamos como dos horas para al final quedarnos con el primero. 

—Ese es el precio por llevarla. —reí—. Debe gustarte demasiado. 

—Estoy seguro que sólo es sexual. —ríe esta vez él—. Pero en cambio tú y el Dragneel...

—¡Vamos! —lo interrumpo—. ¿Cuál es el problema con Natsu? Ya eres capitán del equipo. 

—No tengo ningún problema con Natsu. —dice—. Al menos ya no.

—¿Ya no? Entonces cuál es el problema. 

—Digamos que Natsu tenía una linda novia y yo salí con ella un tiempo, pero no sabía que antes ella había estado con él. Cuando me enteré sentí que siempre estaba a las sombras de Natsu; él era mucho mejor que yo en el equipo, todos parecían amarlo, sus calificaciones iban siempre un paso más arriba que las mías, su novia y... no sé. Me afectó demasiado saber que recibía las sobras que él tiraba. 

—No puedo creer que pensaras eso de él. —replico—. Natsu es muy.... Natsu; no le importa lo que las personas digan. Él hace lo que quiere y vive como...

 —No hables así de él. —me interrumpe—. Pareces una arrastrada por Natsu. 

—¡No soy una arrastrada! —grito. 

   ¿Quién se creía él para decir que yo era una arrastrada? 

   Natsu sólo era un chico que para ser exactos, me completaba. Me hacía sentir viva y radiante. Natsu era el alma hecha para mi. Natsu era lo que todos buscan en una relación. 

   Desde que Natsu llegó a mi vida todo es un huracán; me siento en extremo feliz, triste, enojada, deprimida, sorprendida... Enamorada. Desde que Natsu apareció todo parece un hermoso lienzo de tonos cálidos. Desde que Natsu apareció pareciera como si ya nada faltara en ese enorme hueco que mi vida tenía. Desde que Natsu apareció a mi vida, lo que antes había significado vivir empezaba a parecer aburrido, vacío, mediocre... Ya no era nada. 

   Claro que me enamoré de él, había sido imposible que no lo hiciera después de conocerlo. Había sido imposible que no me encantara la forma en que sus comisuras formaban una sonrisa, la manera en que siempre caminaba absorto del mundo, la costumbre casi inevitable de ladear la cabeza cuando parecía querer estudiar o comprender algo, la manía de agudizar sus hermosos ojos jade y en pocas palabras todo lo que él era. 

—Sólo me pongo a pensar. —se apresura a contestar—. Sé cómo es Natsu y sé que si se llegase a terminar lo que sea que tienen, tú serías la más dañada de todo esto. 

—No te preocupes por el futuro, mientras compremos mi maldito vestido para el baile y deja que las cosas pasen.

Hola, tardé un poco para publicar el capítulo pero es que empecé una historia nueva desde otro user un poco solitario y olvidé esta historia. Sé que por el momento no tiene nada dramático la novela pero en los próximos capítulos se la agregaré y... ¡El final se acerca!

Ya tengo todo muy claro con lo que será la novela de aquí a su fin y el epílogo ya lo he terminado y no es por nada, pero en lo personal, a mi me encanta. 

El capítulo no está corregido, tal vez lo haga mañana. 

Bye, bye.  

Enamorando al Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora