Capítulo 20.

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Perdón por no actualizar, tuve problemas con escribir este capítulo. 

   Me encontraba en la oficina de la directora sentado en una de las sillas frente a su escritorio, a mi lado se encontraba Jellal con el rostro destrozado y con una bolsa de hielo en su ojo derecho. Después del gran espectáculo que habíamos dado en el baño nos habían citado en la oficina de la directora y aquí estábamos, esperando el castigo. 

—Esto no es nuevo, Natsu. —vociferó la directora Acuario como si mi visita fuera de lo más normal—. Tal parece que ahora tú y Sting son mejores amigos e hiciste de Jellal tu nuevo enemigo, me sorprende lo rápido que eres.

—Pero hay que verle el lado bueno. —reí—. Ya no se cansará por insistir tanto con lo de las tutorías.

—Te equivocas, —rió esta vez ella—. Ahora serán obligatorias para ti si quieres salir de la preparatoria con una hoja de buena conducta. 

—¡Por favor, Acuario! —exclamé algo rendido pero ella sólo arrugó su semblante y me miró intimidante. 

—¿Cuál Acuario? Para ti soy la directora. 

—¿Y cuándo empezarían las clases para retrasados? —pregunté de mala gana mientras me encogía más en mi asiento. 

—El Lunes de la otra semana, deberás prepararte. —me respondió de vuelta y con su mano me indicó de saliera de su oficina. 

—Hasta mañana, Acuario. —ironicé antes de salir y casi sentí como la directora se esforzaba por no lanzarme el bolígrafo de su escritorio. 

   Después de unos minutos divagando por los pasillos, el timbre de salida retumbó por el instituto y en ese mismo instante recibí un mensaje. Saqué el celular del bolsillo de mi pantalón y vi como en la pantalla iluminada sobresalía un: 

Mi amor: Habrá fiesta en casa de Rogue, resulta que en realidad no será padre. Hoy a las nueve en punto. Si faltas le diré a tu madre de las últimas peleas que has tenido en el instituto. Te amo. 

   Ahogando una pequeña risa por el mensaje de Gray, guardé de nuevo mi celular en el bolsillo de mi pantalón y salí del instituto, para después encaminarme a mi casa donde me prepararía para dicha fiesta. Apostaba que Jenny se pondría contenta al saber que en realidad Rogue no sería el padre de un hijo no deseado. 

   Después de unos minutos llegué a casa y vi el Mercedes blanco de mi madre aparcado en el jardín, tal parecía que había salido temprano de su trabajo. 

—¿Bebé, eres tú? —gritó mi madre desde el segundo piso cuando me adentre a la casa. 

—¡No soy un bebé! —le grité de vuelta y dejé mi mochila en el sofá de la sala. 

—¡Ah...! Sí eres tú. —me respondió de regreso y después la vi bajar por las escaleras. 

—Debo avisarte que hoy saldré. —le mencioné y ella sonrió. 

—¿Debo preocuparme? —preguntó aún sonriendo y yo negué—. Bien, entonces yo también debo avisarte que tu padre se retraso un poco con tu regalo de cumpleaños. —dijo y pude ver como le afectaba el mencionarlo. 

—¿De qué se trata? ¿Mando otro balón de fútbol? —pregunté y ella negó—. ¿Una consola? ¿Ropa? ¿Juguetes? 

—Nada de eso, él ya entendió que eres un hombre y decidió regalarte un auto. 

—¡¿Un auto?! —pregunté claramente sorprendido. No esperaba nada de él pero esto se merecía un  mérito, al menos se había dado cuenta que un balón de fútbol al año no eran regalos dignos de un cumpleaños. 

—Sí, mañana llega. Lo envió tres semanas atrás pero quise mantenerlo como una sorpresa. —dijo mi madre y se encogió de hombros risueña, ella sabía que yo estaba pidiendo un auto desde hace años atrás—. Pero ahora dime a dónde saldrás. 

—Voy a una fiesta con Gray y los chicos, no llegaré muy tarde y prometo no tomar ni una gota de alcohol. —le respondí y ella asintió con una sonrisa, luego desordenó mi cabello y se fue a la cocina. 

[...]

   Había aprovechado que mi madre estaba en casa para tomar su auto y así ir a la fiesta, pues ya me encontraba yendo para allá con unos cuantos minutos de retraso. Estaba esperando en un semáforo cuando a mi celular llega un mensaje, algo cohibido lo tomo y veo que es otro mensaje de Gray: 

Mi amor: ¿Cuándo vas a llegar? Ya todos están aquí. Se está poniendo buena la fiesta, hace unos minutos Sting y Jellal se agarraron a golpes. 

   Sin tomarme mucho tiempo, tecleé una respuesta a su mensaje y dejé mi celular sobre el tablero del coche. A los segundos vuelve a sonar y veo que a contestado: 

Mi amor: Sting vino solo, Lucy no lo acompaña. ¿Qué planeas, Dragneel? 

   En ese momento el semáforo cambió a verde y sin pensarlo retorné a toda velocidad. Dejé que mi celular se cayera por una parte del suelo y aceleré por la avenida. Había olvidado el tema de Lucy y sin dudarlo cambié mi principal destino por ir en su búsqueda. Jellal la había lastimado y a pesar de que ya le había dado su merecido, estaba contento al saber que Sting también se había cobrado la pena de su hermana. 

   En unos minutos llegué a la casa de Sting y algo apresurado corrí hasta la puerta principal para después tocarla desesperadamente, hasta que el ama de llaves me abrió. 

—Sting no está. —respondió antes de que yo hablara y cerró la puerta en mi nariz, pero lo impedí. 

—Vengo por Lucy. —contesté inmediatamente y con mis manos terminé de abrir la puerta. 

—Ella no está. —dijo y trató de cerrar la puerta de nuevo, pero fui más hábil y me adentré al interior de la casa—Si no sale llamaré a la policía. 

—Soy amigo de Lucy. —contesté y corrí hacía las escaleras, me iba a perder en el segundo piso cuando oí cómo la señora gritó: 

—¡Yo sé muy bien quién eres!

   No tomé mucha importancia a su comentario y seguí corriendo cuando llegué a la puerta que decía "No entres si no eres Elvis Presley" sin tocar o anunciar mi llegada, entré a la habitación y la encontré sobre la cama leyendo un libro. 

—¡Luce!

—¡¿Natsu?! ¿Qué haces aquí? 

Enamorando al Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora