5

34 2 1
                                    

Él, bruscamente pasa su brazo izquierdo rodeando su espalda hasta llegar a la mesita que tenía al lado, alcanzando las llaves de Ross, y se las muestra en frente de la cara.


- Entregarte esto... ¡Eres bastante torpe para ser una mujer!


Ross siente mucha vergüenza y solo quiere escapar. Piensa en lo tonta que debió haberse visto coqueteando como una niña. Le limita a tomar las llaves de su departamento para seguidamente levantarse del asiento e ir directo a la puerta para salir de la habitación.


- ¡Hey!


- ¿Qué quieres? - Pregunta Ross sin darse vuelta a mirarlo.


- Te he salvado la vida, y tengo esta cicatriz que arruinara mi hermoso cuerpo. Supongo que me debes algo.


Ross suspira y se da vuelta sacando su billetera.


- ¿Cuánto quieres?


Clean arquea una ceja


- ¿Crees que quiero dinero? Por favor, querida, soy un codueño de la cadena más grande de cafeterías en este país y... ¿Crees que quiero dinero?


- Pues, habla. ¿Qué quieres? - Se cruza de brazos.


- Pues, ya que salvé tu vida: págame con tu vida.


Ross abre sus ojos como plato.


- ¿Quieres matarme? - Ross toca su pecho algo asustada.


- De verdad eres estúpida. Solo sé mi esclava por tres meses. No debe ser difícil para alguien como tú.


- ¡¿Qué?! - Ross se altera al escucharlo y abre mucho los ojos, más que la vez anterior.


- ¿Estás loco? Jamás seré tu esclava.


Ross sale dando un gran portazo. Se dirige al baño, ya que aún no se limpiaba del todo la sangre seca de las manos. Deja su bolso a un lado y se peina al lado izquierdo el cabello. Abre el agua y se quita la sangre seca de sus manos; le costaba sacar la que estaba metida en las uñas. Cuando por fin lo logra se da cuenta que tiene sangre también en su camiseta, que por cierto, era una de sus favoritas. Resignada, moja su cara. Queda un rato así posicionando sus manos a cada costado del lavamanos. Solo piensa.


- Si le digo que no, mantendré mi orgullo, pero por otro lado, me reprochará cada vez que pueda que salvó mi vida y no se lo pagué. ¿Qué harás Ross? Bueno, debe estar bromeando ¿No? O sea, quien puede hablar en serio con eso... Pero su rostro era tan serio... Debe ser verdad, en fin, ya descubrí que es un ególatra sin control. Bueno... Entonces... Si le digo que sí, seré humillada cada vez que él pueda. Aunque si le digo que sí... Pagaré mi deuda.


Dichas estas palabras Ross toma una toalla de baño y seca su cara. Se arregla lo más presentable posible, puesto que acababa de despertar y no tenía con ella útiles de aseo. Se dirige de inmediato a la habitación de Clean, esta vez con actitud decidida, y abre la puerta de un solo golpe. Clean la mira y ella se acerca hasta su camilla.


- Está bien, seré tu esclava por 3 meses.


- ¿Segura? - Clean la observa con mirada victoriosa y le estrecha la mano.


- No. Si voy a ser tu esclava tendremos que firmar un contrato.


Ross saca de su bolso una hoja de papel y un lápiz. En la mesita de comida comienza a escribir. Luego de unos minutos termina de redactar el contrato.


- Bien, mi esclavitud comenzará cuando salgas del hospital, no pienso bañarte ni mucho menos.


- Claro, estaría bastante mal para ti si te pidiera bañarme. - Se le forma una sonrisa de burla, Ross solo lo mira y retiene sus palabras.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora