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- Es tarde. Debo irme, Clean - Dijo Ross un poco incómoda por la interrupción del teléfono de Clean.


- Lo sé, deja llamar un taxi para ti.


Dicho esto Ross vuelve a preguntarse »¿Si todo este tiempo pudo llamar un taxi, por qué no pidió uno para llevarme a casa?«


- ¿Qué pasará con tu vehículo?


- Llamaré más tarde para que lo remolquen.


Clean comienza a pedir el taxi mientras Ross se pone sus botas ya secas. También saca su ropa de la secadora y va a cambiarse. Al finalizar, le entrega el vestido a Clean.


- No tienes porqué devolvérmelo. Puedes quedártelo, si no te lo llevas quedará guardado, no sé por cuánto tiempo más. Mejor llévatelo y úsalo, ya he pagado el taxi. -Ross no se esperaba esto último, tampoco lo del vestido, aunque podía ser más "normal" ya que él no usaría vestido, o por lo menos eso es lo que Ross creía.


- No debiste hacerlo pero gracias. Respecto al vestido si así lo quieres lo haré.


Ross lleva el vestido en su brazo para que no se arrugue. Llega el taxi. Antes de salir del apartamento, solo dice adiós con su mano y agradece la cena.


Al llegar a casa, aquellas pequeñas horas de sueño las aprovecha en su cama recordando el día que tuvo. Pensaba en la forma cómo reaccionó Clean con la madre soltera. Quizás si le contaba lo de Sophie... no la vería tan mal, después de todo, quizás esa "Escultura griega" esconde más de lo que demuestra. Tiene muchos defectos pero ¿Quién no los tiene? A lo mejor solo debía concentrarse en las cosas buenas más que en las malas.


Ya era miércoles y debía levantarse en poco tiempo. Pasa el día normal. En el trabajo, Charlotte la mira y puede notar su rostro de adolescente enamorada. La observó durante todo el día, hasta que decidió preguntarle qué sucedía.


- Ross... ¿Pasó algo?


- Ni te lo imaginas, Charlie. - Coloca risa de quinceañera.


- Si no me lo puedo imaginar, entonces cuéntame. - Charlotte acerca su silla al lado de Ross, casi pegadas.


- Clean es como pensábamos.


- ¿Hablamos del mismo tipo?


- Claro, Charlie: "La escultura griega".


- Estás mal, Ross. Creo que te embrujó por completo. -Dice Charlotte molesta quejándose con movimientos de manos.


- Claro que no, solo he visto un lado de él que jamás imaginé.


- ¿Te has acotado con él Ross?


De pronto aparece Mike con su café a curiosear como siempre.


- ¿Me estas engañando, Ross? - Interrumpe Mike con burla. Ross se sobresalta por su repentina aparición.


- Mike, me has asustado. -Dice Ross riendo.


- Mike, siempre con esas bromas, jamás te cansas. -Protesta Charlotte.


- Vamos, Charlotte, sabes que tú eres mi único amor, no te pongas celosa. - Le guiña un ojo.


- ¿Celosa yo? - Lanza una risa despectiva hacia Mike.- No podría tener celos, menos si tú estás involucrado en el asunto.


- ¿Entonces por qué te pones así cuando coqueteo con otras chicas? - Mike comienza diciendo las cosas como juego pero luego comienza a ponerse serio, como diciendo algo que ocultaba hace mucho. -Acepta que te dan celos porque me amas, solo que no lo quieres aceptar. Sé que no soy el hombre de tus sueños, pero aun así te sientes atraída por mí. Por eso te frustras... Porque no puedes creer que un hombre como yo ganara tu corazón, y te desquitas tratándome mal, como si esa fuera la respuesta para dejar de sentir lo que sientes. ¿O me equivoco Charlie?

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora