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Ross no se imaginaba la razón por la que Clean estaba en casa tan temprano, puesto que cuando llovía y hacía frio, era cuándo más la gente compraba café. »De seguro la tienda debe de estar llenísima«, pensó. Sin darle importancia, comenzó a hacer sus deberes. Él, sentado en su sofá, bebía una copa de vino mientras miraba a través de la ventana cómo caía la lluvia a cantaros. Ya eran las 23:00 y Ross había terminado todas las labores. Clean seguía sentado en el sofá con su copa de vino en las manos,inmutable. Ross no concebía que aquel tipo hubiese estado más de 4 horas en el sofá a media luz.
Comienza a tomar sus cosas para retirarse, cuando rompió el silencio:
- Todos los días te retiras a esta hora ¿Dónde comes? – Le dice esto sin girarse de su sofá. La lluvia era aún más intensa y se lograban ver algunos relámpagos.
- Paso a una comida rápida cerca de casa que atiende hasta tarde.
- ¿Comes solo basura?
- Si así quieres llamarlo – Ross toma su abrigo y su bolso. Comienzannza a caminar a la salida sintiéndose algo ofendida con lo que le acaban de decir.
- La lluvia es intensa, no puedes irte así. Los taxis no te verán. Quédate a comer – Dicho esto, Clean se levanta y se dirige a la cocina.
Ross un poco desconcertada deja su bolso en el sofá y también se dirige a la cocina. Ve a Clean hurgar el refrigerador y ambos se dan cuenta que ya no quedaban ingredientes para preparar algo. Era costumbre para Clean ir al supermercado a comprar para el diario vivir. Pero justamente ese día no lo había hecho.
- Vamos al supermercado. – Dice mirando a Ross.
- Creí que la lluvia era intensa. – Responde segura de sus palabras.
- En vehículo no se notará – Ross pensó que si tenía vehículo que más daba que la fuera a dejar y ya no verse hasta el siguiente día. Pero por alguna razón, guardó silencio. Quizás pensó que sería una buena oportunidad para conocer un poco más a tal engreído hombre. Porque, nadie puede ser tan malo ¿o sí?
Ambos subieron al vehículo. Ross solo guardaba silencio, cosa que a Clean le molestaba y se lo daba a conocer mirándola a ratos esperando que dijera algo. Al tocarles un semáforo en rojo, la vuelve a mirar fijamente.
- Pareces ser independiente.- Al fin Clean rompe el silencio, sorprendiendo a Ross.
- Lo soy. – Responde mirando al frente, sin mirarlo en ningún momento.
- ¿Siempre has trabajado en esa empresa de marketing?
- ¿Cómo sabes que trabajo en esa empresa? – Por fin Ross lo mira pesando en que quizás sí es un psicópata.
- No es difícil de adivina. Varios de tus colegas van a mi cafetería, aparte muchas de tus compañeras también han intentado tener mi número. – Ross rueda los ojos mirando a la ventana al lado contrario de Clean.
- ¿Qué hay de ti? ¿No deberías vivir con tu padre? La cafetería se llama Foster e hijo – La cara de Clean cambió en un par de segundos, girándola 180 grados. Ross no entendía el porqué.
- Te dije que teníamos cadenas en varios lados.
- ¿Entonces tu papá está en otra ciudad?
- No, la verdad no hablo con otras personas el tema de mi padre.
- ¡Oh! Lo siento, no quise… -Ross comienza a incomodarse al notar que, quizás, tocó un tema complicado y algo desubicado para él.
- Vive acá, en Calgary, solo que al otro extremo de la ciudad. – Ross notó aún más lo incómodo que se encontraba, por lo que decidió guardar silencio y no hacer más preguntas.
Pero, volvieron al principio, y Ross no quiere seguir con tal silencios momento.
- ¿Qué me harás cocinar? – Ross retoma una nueva conversación.
- ¿Por qué crees que te haré cocinar?
- Supongo que por la lluvia, hoy no vendrá la señora que te prepara la comida. Asi que pensé...
- No hay tal señora que prepare la comida. – Dice interrumpiendo.
- ¿Entonces… - La expresión de Ross cambia de burlesca a totalmente sorprendida- ... tú eres quién cocina?
- Exacto. Solo yo entro a mi cocina a cocinar.
- No creí que tuvieras esos talentos – Vuelve a mirar al frente cruzando sus brazos.
- Esos cupcakes que comes todas las mañanas, fueron hechos con una receta que yo creé, no encontrarás otros iguales en ningún otro lado.
- Debe ser por eso que a Sophie le encantan esos cupcakes. –Comenta Ross sin pensar demasiado en lo que decía.
- ¿Sophie? ¿Quién es Sophie?
Ross no sabe que responder, pues antes había decidido no mencionarle nada de su hija a tal desagradable hombre, por lo que comienza a ponerse nerviosa. Justo en ese momento, llegan al supermercado y Ross se baja del auto de inmediato. Con este gesto, Clean supo que no era un tema del que quería hablar. No la agobió con más preguntas, solo salió del auto al igual que ella y ambos entraron al supermercado. Mientras Clean sacaba un carrito Ross solo lo seguía a su paso.
- ¿De hace cuánto cocinas?
- 7 años. –Dice en tono seco.
- Clean, baja ese escudo. Yo solo quiero tener una buena conversación contigo, y saber un poco más de ti, quizás así se vaya la mala imagen que tengo de ti. – Ross le brinda una sonrisa confiable, Clean la observa, lanza un suspiro y nota que sus palabras fueron sinceras y de corazón.
- Bueno, desde que nací el sueño de mi padre se hizo realidad. –Clean decide expresarse contándole lo que ella deseaba saber.
- Él formó su propia cafetería con mi madre. Ambos aportaron mucho en esa empresa. La primera tienda es a la que vas todas las mañanas, no es tan grande como las otras sucursales, pero preferimos tenerla así, original... Eso deseaba mi madre. Cuando tenía 6 años acompañaba a mi padre todos los días a la cafetería y lo veía preparar esos deliciosos pasteles, luego de a poco iba imitándolo. A los 7 años preparé mi primer pastel. Cuando tenía 15 años, mi madre enfermó y  yo solo sabía hacer postres, por lo que tuve que aprender a preparar comida de almuerzo, veía muchas recetas y poco a poco comenzó a gustarme lo que hacía.
- ¿Y cuándo tu padre te hizo socio? – Clean se incomoda lanzando una tos y carraspeo de garganta.
- ¿Tomates normales o cherrys? – Clean toma ambos tomates mostrándoselos a Ross. Ella apunta los tomates cherrys– Hubiera tomado la misma elección. Bien, vamos a pagar.
Ambos se dirigen a las cajas para pagar. Delante de ellos había una madre comprando algo de leche. Llevaba 3 cajas, pero la cajera le informaba que él dinero que tenía solo le alcanzaba para 2. La mujer se excusaba y pedía disculpas, su rsotro mostraba que sentía mucha vergüenza.
El niño pequeño que iba con ella llevaba un chocolate en su mano que quería que su madre le comprara. Ella con mucha tristeza, se agacha y le explica que no tiene el dinero suficiente. Para la impresión de todos, él pequeño entiende y suelta el lochocolate en un estante cerca de la caja. Clean mueve cuidadosamente a un lado a la mujer y le devuelve el dinero y hace pasar todas las cosas por caja pagándolas él, no sin antes recordar el chocolate que el niño había dejado. Clean le entrega las bolsas a la mujer y ella, con vergüenza y agradecimiento, las recibe. La mujer le explica que era madre soltera y muy pocas personas la ayudaban y con lo que le daba el gobierno no le alcanzaba. El rostro de Clean se tornó bondadoso y le dice que no se preocupe, dejándole su número diciéndole que es por cualquier emergencia.
Clean se agacha dónde está el pequeño y le pasa el chocolate.
- Aquí tienes.
- Señor ¿Lo ha comprado para mí? – El pequeño lo mira con ojos de ternura.
- Así es, para que comas algo que te gusta.
- Gracias señor, será mi héroe. – Ross contemplando todo esto comienza a mirar de distinta forma a Clean, y se enternece por su actitud. Guardando silencio, van al auto de Clean. Después de guardar las cosas en el maletero, Clean intenta echar andar el auto, pero no funciona.
- ¿Qué sucede?
- No lo sé, supongo que algo está fallando. Creo que debemos caminar al departamento. Está a solo 5 cuadras de acá, si vemos un taxi lo tomaremos.
A Ross no le quedó más que obedecer a su »amo«. Comenzaron a caminar bajo la lluvia, y para su desgracia no hubo ningún taxi, al menos uno que estuviera disponible.
Llegaron al departamento de Clean empapados. Clean podía cambiarse de ropa, pero Ross no sabía qué hacer; su cabello estilaba por el agua y ella temblaba de frio. Clean fue a buscar dos toallas y le arrojó una a ella, pero la alcanzo a atrapar. A pesar de tirarle la toalla casi en la cara, lo notó como un lindo gesto, al menos para alguien tan engreído y orgulloso. Comenzó a secarse, primero el pelo ya que dónde era largo demoraba más en secar, luego su rostro, quitándose el maquillaje corrido. No quiso sentarse ya que pensó que mojaría cualquier lugar que tocara. Clean fue a una habitación de invitados y saco un hermoso vestido color amarillo, se acercó a Ross y se lo entregó. Ella lo estiró para contemplarlo: tenía encajes y unos pequeños brillos negros en la parte superior, cubría todo el pecho. Era sencillo, liso con mangas tres cuartos y largo, por debajo de las rodillas.   A Ross le encantó.
- Puedes ponerte esto, para que no estés con la ropa mojada. Te enfermarás.
- Está bien, es muy lindo. No debes pasarme la ropa de tu novia, se podría enojar.
- No es ropa de mi novia, es un vestido nuevo. Aparte hay personas que odiamos la lluvia y no nos gusta estar mojados con agua de lluvia.
- ¿Odiar la lluvia? Creí que te gustaba.
- ¿Por qué creíste eso?
- Estuviste en el sofá contemplando la lluvia por varias horas.
- Ponte el vestido, Ross – A Ross le parecía algo extraño que Clean tuviera un vestido, pero sin más protestas fue al baño a cambiarse.
Cuándo salió, se veía preciosa. El vestido le ajustaba a la perfección, y su cabello húmedo le daba el toque elegante. Solo sus pies descalzos no combinaban con su atuendo, pero el departamento era alfombrado  y la calefacción estaba encendida, por lo que no pasaba frio.
- Lo lamento, no tengo zapatos de mujer. – Clean ya se había vestido, estaba con pijama y sus pantuflas.
- No te preocupes, no tengo frío. – Dice moviendo su pie derecho en círculos en la alfombra
Ambos colocan su ropa en la secadora y Clean se dirige a la cocina a preparar la cena, seguido por Ross que le ayuda a preparar lo que él intentaba hacer. Su ayuda consistía en  cortar los vegetales o pelar algo. Logran hacer toda la cena entre conversaciones y risas. Ross prepara la mesa para ambos y los dos cenaron a gusto.
Ross no recordaba hace cuánto tiempo no había reído tanto, lo que ella no sabía era que Clean tampoco recordaba hace cuánto no había reído así. Por primera vez desde que hizo el trato con Clean, lo vio como alguien bondadoso y divertido, alguien con quién le gustaba pasar el rato y conversar. Alguien más »Humano«. No se dieron cuenta que ya daban las 03:35 am, llevaban mucho rato conversando. Solo se percatan de la hora por un mensaje que recibe Clean.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora