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- Solo digamos que me agradas, ahora solo serán 89 días. –Suspira- Por el abrazo, el beso y tomar tu mano. –Quedan unos minutos en silencio mientras Ross intenta no llorar.
- Es tarde, entra a tu departamento, creo que no te quedó nada guardado por decir, buenas noches Ross.

Ella entra al departamento con algunas lágrimas en los ojos que expulsó cuando le dio la espalda a Clean, no sabía que pensar, Clean era bastante raro y Ross no sabía cómo sobrellevarlo, decidió dormir esa noche intentando no pensar en lo que había pasado, a pesar que intento no pensar en ello su sub consciente le jugaba malas pasadas, despertaba cada media hora recordando el beso de Clean y todas las emociones que le provocaba ese hombre.

Mientras Ross dormía sintió unos golpecitos en su ventana, parecías pequeñas piedras chocando con el ventanal de su habitación, se asomó, vio a un tipo alto, rubio, pelo largo con un moño, bufanda roja, era el psicópata, a Ross le dio miedo, pensó mil cosas, hasta que la mataría pero decidió enfrentarlo, respiró hondo y abrió la ventana.
- Si no te vas de aquí llamaré a la policía. – Dijo mostrándole su teléfono en la mano.
- Ross, no pienses mal de mí, soy el del abrazo.
- ¿Abrazo? – Ross intentó hacer memoria hasta que se acordó de los tipos con camisetas escritas.
- Sí, yo te abrace y lloraste.
- Pero tenías los ojos vendados ¿Cómo sé que eres tú en realidad? Y si es así ¿Cómo me encontraste?
- No quisiera que todo el edificio se enterara de cómo te encontré ¿No crees?

Ross entendió y le hizo señas de que la esperara, se vistió rápidamente, por un momento le dio temor bajar, pero estaba decidida a hacer esta locura, ya que locura tras locura había logrado grandes historias, decidió echarse el teléfono en el bolsillo del abrigo por cualquier emergencia, decidió marcar el 911 y si habían problemas solo marcaría llamar.
Bajo las escaleras a pequeños saltitos, abrió la puerta de salida y ahí estaba él, con su cabello largo y rubio tomado con un moño, una bufanda roja y abrigo negro largo, usaba botas grandes al igual que Ross, pareciera como si no se hubiera movido ni un solo centímetro desde que ella dejó de ver la ventana, pero lo que más le impresionó a Ross fue su gran sonrisa, quedaron frente a frente.
- Bien, aquí estoy. – Dice metiendo sus manos en los bolsillos.
- Ross, primero te pido disculpas por meterte en problemas con tu novio, primero creí que no era tu novio, ya que él es tan distinto a ti. – Toco su cabeza y le brindó una sonrisa que a Ross le encantó.
– Y bueno, cuando te habías marchado luego de darme el abrazo levanté un poco la venda de los ojos y vi tu abrigo – apuntó su abrigo y botas – y tus particulares botas, un día caminando cerca de la empresa de marketing, me di cuenta de que entraste en las oficinas, me acerqué a la oficina, les mencioné tu atuendo y tu nombre, de inmediato te reconocieron, luego esperé a que salieras y fuiste a unos departamentos sumamente lujosos, no parecían tu estilo, fui a la cafetería de al frente, luego de horas vi que saliste y decidí seguirte, lo lamento si te asusté Ross, si te molesta solo dímelo y me iré.
- No, no me molestas, solo me asustaste, lamento haber pensado que eras un psicópata, solo quisiera saber ¿Por qué me seguiste?
- La verdad, no sé cómo decirlo – Suelta una pequeña risa de nervios – La verdad es que, cuando lloraste abrazándome sentí que necesitabas a alguien con quién llorar, alguien quién te contuviera o al menos que te escuchara, aparte – con su mano derecha toma el rostro de Ross y lo acaricia con la misma mano – no quisiera que volvieras a llorar si yo no estoy para secar tus lágrimas.
Ross se incomoda, ¿Cómo no? No era costumbre para Ross que le tocaran el rostro hombres que apenas conocía, menos hombres con aquella sonrisa encantadora, pero por alguna razón no lo detuvo, quizás fue porque hace tiempo ella necesitaba esa atención, alguien quién le dijera lo especial que era, se aleja sutilmente y nota que fue algo brusca.
- ¿Sucede algo?
- No, solo es que, tengo frio. – Toca su cuello y se da cuenta que olvidó sacar su bufanda, ya estaba saliendo vapor de su boca por el frio, el tipo se saca su bufanda roja y se la coloca en el cuello a Ross.
- No quiero que pases frio.
- Gracias, pero no es necesario.
- Quiero hacerlo, por favor no niegues mi ayuda.
- Gracias.
- No me refería a la bufanda. – Toma sus manos- Ross parecerá una locura, pero puedes confiar en mí, te demostraré que si puedes hacerlo, solo déjame ayudarte. – A Ross se le forma una sonrisa en el rostro, al fin alguien que tuvo el deseo de ayudarla.
- Gracias… Disculpa – suelta sus manos- Aún no sé tu nombre.
- Peter, me llamo Peter.
- Bien Peter, cuando te vea de nuevo te devolveré la bufanda y él no es mi novio, solo era un… - A Ross se le dificulta buscar un nombre para la relación entre Clean y ella- Amigo, es mi amigo que solo me quiso ayudar pensando que tú eras un psicópata.
- Me alegra saberlo 

Ross se va a dormir, cuando ya amaneció ella solo hizo todo como normalmente lo hacía, intentaba no pensar en el beso, ni en Peter, ya que sabía que si pensaba en eso su estómago revolotearía, no le gustaba sentirse así, a pesar de que anteriormente ya le habían llamado la atención otro hombres ninguno era como es Clean ni Peter, seguramente si hubiera mostrado la actitud de Clean ella hubiera sido la primera en alejarse, pero no sabía porque con Clean se mantenía a su lado, ese extraño ser humano, si es que se le podía llamar así, con forma de escultura griega, tenía algo que a Ross le gustaba, estaba claro que no era su arrogancia ni su enorme ego, pero faltaba bastante poco para que Ross terminara por descubrirlo.
Por otro lado, nunca había conocido alguien como Peter, si un hombre se le hubiera acercado así antes de conocer a Clean ella hubiera caído rendida a sus pies, pero tenía claro que ella sentía algo por Clean, aunque solo se auto convencía que era solo costumbre de verlo y tratar con él. Y quizás un poco también su físico, vamos el tipo puede ser un completo idiota arrogante, pero era una escultura griega viviente.

Ese día en la mañana se dirigió rápido a su oficina y le contó todo a Charlotte, Charlotte solo la escuchaba e intentaba fijar todos sus sentidos en lo que Ross le contaba y no en su enamorado.
- Tienes que quedarte con Peter. –Dice feliz.
- Charlotte, eras tú quién me decía que debía acercarme más a Clean.
- Pero demostró ser un cretino Ross, por otro lado ese beso me da una duda.
- ¿Qué duda?
- ¿Crees que alguien como Clean te besara solo por ayudar?
- Yo dije lo mismo, pero ahora estoy confundida.
- Deja que el tiempo decida Ross, solo dale la oportunidad a ambos mientras no tengas nada concreto, quizás ambas seamos felices con nuestros hombres.
Ross quedó pensando en lo que Charlotte había dicho de darle la oportunidad a ambos, decidió hacerlo así. Cuando fue la hora de almuerzo decidió ir a ver a Clean, el cual estaba recién saliendo de la cafetería a almorzar.

- ¿Qué haces acá?
- Pero que simpático Clean.
- ¿Necesitas algo?
- Solo vine a ver como estabas, ¿No puedo?
- No, ahora me juntaré con alguien.
- ¿Con quién? – A Ross se le notó lo celosa que estaba con aquella pregunta.
- Eso a ti no te interesa – De pronto llega una mujer morena, cabello oscuro, vestía ropa casual de invierno, vestido negro, botas y abrigo café, parecía de tan alta clase como Clean, lo saluda de un beso en la mejilla sin ni si quiera mirar a Ross, como si Ross no existiera, Clean le hace señas de que esperara más alejada de ellos – Debo irme – Dicho esto Clean comienza a caminar per Ross lo detiene sosteniendo su brazo.
- Clean, creí que anoche…
- Anoche solo fue actuación Ross, ya supéralo.
- Pero dijiste que te agradaba.
- También me agradan los perros, y no por eso estaré saliendo con uno – Se zafa bruscamente de las manos de Ross y se va con la morena.

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora