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- ¿Por qué dices eso Clean?
Ross completamente perpleja mira a Clean
- Creo que no te hace bien estar cerca de mío, ¿Acaso crees que no me doy cuenta de lo que estas sintiendo?
- Clean no es como… - Clean queda mirando fijamente a Ross y piensa que dado lo dicho no sería  bueno mencionarle lo de Trevi- ¿Tan obvia soy?
- Es mejor que te vayas
- Clean, no haré nada, mis sentimientos no los demostraré, quedarán encerrados, aparte sé que no sientes lo mismo por mí, solo intentaré olvidarlos.
- Ross, ¿Cómo dices eso? – Clean sentía unas ganas enormes de gritarle a Ross que la amaba, pero sabía que si mostraba sus sentimientos Ross no se despegaría de él y le daría aún más problemas – Tienes razón, no siento lo mismo por ti, ahora quiero pedirte que te vayas
-¿Crees que echándome de tu departamento dejaré de sentir esto? Aparte ¿Qué pasará con nuestra última cita? Clean yo no escogí sentir esto, yo hubiera preferido a alguien como Peter – Dicho esto Clean comienza a sentir angustia
-Entonces ve con Peter, ya no eres mi esclava  y te libero de la cita – Ross comienza a tener los ojos cristalinos y sale del departamento de Clean, llevando su bufanda en la mano.

Ross comienza a caminar llorando por el centro de Calgary, hasta que siente que alguien la abraza y estalla en llanto, era Peter, siempre estaba ahí cuando ella lo necesitaba, comienza a abrazarla delicadamente sosteniendo su cabeza con la mano derecha mientras que con la izquierda abrazaba su espalda, dándole leves golpecitos.

-No te quiero utilizar Peter, no quiero que seas mi pañuelo de lágrimas – Decía sin parar de llorar
-No hablemos de eso ahora, después veremos que haremos, solo permíteme estar contigo en este momento
- Peter…
- No hace falta que digas nada Ross, no te pediré hablar, solo te haré compañía, no necesitas decir algo
Ross con gusto se resigna en los brazos de Peter ¿y cómo no? Nunca he visto a una persona rechazar el consuelo de alguien tan acogedor como él. Aun así, la mente de Ross no deja de sentir culpa por aceptar tal ofrecimiento. Desde ese momento se hace una promesa para ella misma: Dar todo por Peter. Él vale la pena, él es un refugio seguro, ya no era una joven para regodear amor y sinceramente Peter era el premio gordo de lotería. A veces el corazón y la mente nos juegan malas pasadas haciéndonos pensar en que el capricho y el placer son lo primordial. Pero tenía ante a ella a un verdadero hombre. Que la quería, protegía y sobre todo aceptaba su forma de ser tal cuál era.
Pasan las semanas, a Ross le cuesta acostumbrarse nuevamente una vida sin Sophie y sin Clean, las horas en el trabajo eran cada vez más largas para ella, se notaba en su semblante lo triste y deprimida que estaba, la única luz de esperanza era Peter, aunque desde lo más profundo de su ser no emitía alegría alguna se esforzaba por mostrarle una sonrisa de vez en cuando por todo el esfuerzo que el colocaba en verla un poco mejor día a día.
Pero Ross ya no irradiaba luz como solía hacerlo, ella solo se limitaba a hacer lo justo y necesario, rechazaba toda invitación que le hacía, pasó el mes y no había visto a Clear, su amiga de años, solo salía con Peter, quizás porque sabía que era el único que solo le haría compañía sin preguntar nada más… Llegó el primer martes de la primavera, estaba en su departamento sentada en el living mientras Peter preparaba algo para comer, él solo se iba en las noches porque no quería dejar a Ross sola, estaba oscureciendo y su teléfono suena.

- Sophie – Su voz cambia a completa alegría y se levanta del sofá- ¿Cómo estás? ¿Te encuentras bien?
- Si, solo quería decirte que te he extrañado mucho
- Y yo a ti hija, no sabes cuánto he pensado en ti
- Mamá, quería pedirte que me vinieras a buscar por favor
- ¿Sucedió algo Sophie?
- No, nada ha pasado solo me di cuenta de algo

SerendipiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora