IV. Playa.

1.9K 111 23
                                    

14 de Junio del 2014.

Cuando llegamos al hotel lo único que quería hacer era dormir, en volá pelear con el simio es brígido. Sé que se estaba preocupando por mí, pero me da rabia que piensen que soy una cualquiera, y si lo fuera no sería su problema, justo en el feminismo.

Me levanté a las 7 de la mañana a correr, generalmente el deporte me ayuda a dejar de pensar en hueas, y justo ahora necesitaba eso; dejar de lado al simio con sus tonteras, sacar de mi cabeza al David... cada vez que lo mencionaban me dolía, pero no quería que lo notaran porque soy una orgullosa de mierda.

Al salir del hotel me encontré con el Charles, este hueon me salía hasta en la sopa, pero filo.

–Hola mini Vidal, ¿vas a correr?

–¿No es obvio?– me reí. Él vio algo detrás mío y tosió levemente, incómodo y sorprendido.

–Bueno, nos vemos, tengo cosas que hacer– murmuró y se fue.

Cuando miré para atrás había una mina con un vestido ultra corto y tacones como de veinte centímetros, no caché mucho hasta que el Charles y ella se subieron en un auto y se fueron. Era obvio ahora, pero reitero, no es asunto mío.

Llegué de vuelta al hotel como a las 9 de la mañana, me fui a la ducha altiro, luego de bañarme y hacerme lucir decente fui a buscarnos el desayuno abajo, la Mari, el Alonso y la Eli seguían durmiendo e igual sé que la Mari estaba más cansada que la mierda.

Abajo estaba el Charles con otra mina... ¿qué chucha? Este hueon la cagó, dos minas en una día, y son las 9:30 con suerte hueon.

–Hola Cami– saludó nervioso.

–Hola– saludé de vuelta mirando a la mujer, no lucía tan maraca como la otra.

–Amor, ¿no me vas a presentar a tu amiga?

–Esta es la Cami, la hermana del Arturo. Cami, esta es la Feña, mi esposa.

Ah mierda...

–Hola– le sonreí lo más creíble que pude.

–¿Hermana del Arturo? Wow, que sorpresa– rió. A esta le cae mal el simio.

–Bueno, yo tengo que llevar el desayuno a mi pieza, pero nos vemos luego– sonreí nuevamente y me fui por la comida.

La huea incómoda, nunca había sonreído tan falsamente en mi vida.

Agarré la comida lo más rápido que pude y subí a la pieza, alcancé a ver que el Charles seguía con la Feña en el mismo lugar. Que pena esa mina, tiene unos cuernos kilométricos.

–Cami, ¿dónde andabai?– me preguntó la Mari en cuanto entré.

–Fui a correr, me bañé y salí a buscar el desayuno– rió.

–Hueona, ¿sabí que podiai pedir el desayuno por teléfono verdad?

–S-Sí po, obvio, pero quería bajar a tomar algo de aire– mentí, la verdad es que se me había olvidado por completo esa huea, no estoy acostumbrada a estos hoteles de cinco estrellas.

–Ya bueno no importa, comamos no más.

El desayuno estaba fenomenal, más weno que el pan con chancho, quizás me podría acostumbrar a este tipo de hoteles.

–Oye Mari, conocí a la cornuda del siglo– le dije en broma, ella frunció el ceño.

–¿Quién?

–A la señora del Charles po, cachai que cuando fui a correr lo vi con una tipa con pinta de maraca, y luego cuando fui a buscar el desayuno estaba con la esposa, me la presentó, lo noté más nervioso que la mierda eso sí.

Friends with benefits // Charles AránguizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora