IX. Beso.

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23 de Junio del 2014.

Chile-Holanda, estadio lleno, más chilenos, himnos cuáticos, ya saben, lo de siempre.

Estaba muy nerviosa –de nuevo– porque si bien Chile ya estaba clasificado, aún no se sabía contra quién jugaríamos, si perdíamos o empatábamos jugaríamos contra Brasil, y si ganábamos, contra México.

Bueno, les resumo el partido, el simio como ya saben no jugó debido a que Don Sampa no quería arriesgarlo a otra amarilla, el primer tiempo fue fome, lo único trascendente fue la amarilla a nuestro 5. El segundo tiempo fue más dinámico, tarjeta pa un holandés y dos goles de su parte. Hicimos lo que pudimos, pero Holanda es una muy buena selección por lo que me han dicho, y nada po, a entrenar pa Brasil.

–Oye por qué estay triste cabra chica, si pasamos oh– el Gary como de costumbre me revolvió el pelo

–Pero con Brasil po, el mismo que los eliminó el mundial pasado, ¿no?

–Sí, pero ni ellos ni nosotros somos el mismo equipo, ahora ven, nos vamos a almorzar todo el cuerpo técnico, a celebrar un poco que mañana nos vamos a entrenar día y noche y no los veremos en harto tiempo a todos– me abrazo y nos fuimos junto a todos a un restaurante reservado exclusivamente para nosotros.

Todos estábamos comiendo felices, y de pura mala cuea que tengo me tocó sentarme frente al Charles, hueon, ¿qué parte de olvidarlo no entiende el destino? Casado, casado, está casado, tiene hijos, está casado y te dejo en la friendzone, basta.

De repente empezó a sonar una canción de zamba y la Feña se levantó e invito a su esposo a bailar, los dos se veían tan felices, puta la huea Camila por qué erí tan tonta.

–¿Te gusta el Charles no?– alguien habló al lado mío, como andaba en otra me asusté caleta, era el hermano del Gary, el Kevin.

–Kevin culiao, me asustaste– tomé de mi vaso de coca cola–. No, no me gusta.

–Ah no si no, se te nota en la cara, deberiai tratar de disimularlo, sus hijos y esposa están acá– bromeó–. No ya la dura, si te gusta deberiai decirle, dejarlo que te mande a la mierda si es que eso sucede, pero que lo sepa, no te merecí andar tras un mino imposible Cami, te merecí a alguien mejor.

–Ay Kevin– suspiré–. ¿Por qué no tení 10 años más?

–Porque me llamaría Gary– nos reímos–. Bueno, yo me voy con el resto de los sparrings, cuídate Cami, y piensa en lo que te dije.

El Kevin me dejó sola y no pude evitar volver a mirar al Charles. Ay por la chucha, el cabro chico tiene razón, debería decirle pa que me mande a la chucha, me evite y así olvidar la huea que me da en la guata cada vez que lo veo, esa era la solución.

–Cami, te estoy hablando– alguien movió su mano frente a mi cara, reaccioné de golpe... Buta que ando distraída, todos me andan sobresaltando.

–Ale, ¿qué pasó?

–Nos vamos po hueona, es un restaurante no tu pieza– se rió, yo estaba toda roja.

–Sorry, ando en otra.

–Sí me di cuenta, nos tení preocupado a los cuatro.

–¿A los cuatro?– pregunté confundida, que yo sepa siempre fueron el Gary, el Ale y el simio.

–Ah sí eso, como que agregamos al Charles al grupo, después de que casi se mataran con el Arturo se empezaron a llevar mejor y nos hicimos buenos buenos amigos, ahora es uno más– explicó y me fui a la chucha.

Lo que me faltaba po, el Charles siendo amigo íntimo de mi hermano, ¿en serio hueon? El medio drama, hace un mes yo estaba leyendo dramas amorosos, no viviendo uno, y no me gusta pa na la huea, como que entre más trato de evitar al Charles más me lo encuentro, esto debería ser ilegal.

El Charles caminaba un par de metros adelante mío, decidí enviarle un mensaje.

De: Camila.
Hola Charles, nos podemos ver en el café del otro día?

Vi como sacó su celular del bolsillo trasero del pantalón, a los segundos mi teléfono vibró.

De: Charles.
Dale, en media hora mas te tinca?

De: Camila.
👍🏼

Había que terminar con esto de una vez.

La media hora pasó rápido, y en un abrir y cerrar de ojos me encontraba en la misma silla en la que desayunamos el otro día, el Charles aún no llegaba, supongo que tenía un par de atados con la Feña o qué sé yo. Estoy más nerviosa que la chucha, ojalá que se lo tome de la peor manera posible... que raro suena decir eso, pero así es, quiero que me odie o algo.

La campana del lugar sonó, el Charles entró y se sentó frente mío, ambos ordenamos una taza de café y nada más.

–Hola Cami, perdona que llegue tarde, la Maite estaba un poquito enferma, pero la Feña se quedó con ella– asentí con la cabeza y tomé un sorbo de café.

Respiré profundamente, iba a necesitar agallas pa lo que estaba a punto de decir.

–Mira Charles, te voy a decir la firme, a mí me gustai, y sé que tú estai casado hueon, me recuerdo eso todos los días, así que por favor mándame a la chucha pa que los dos podamos seguir con nuestras vidas, o bueno, que yo pueda seguir con mi vida tal como era antes de que entrarai tú en ella– le conté sin un pelo en la lengua, ya Charles porfa mándame a la mierda. Él me miró muy sorprendido, no habló por unos minutos.

Y no po, el hueon no me mando a la mierda, de hecho me esperaba cualquier huea menos lo que hizo. Se paró, se acercó a mí, me agarró de los cachetes y me chantó el beso, luego me miro por un par de segundos y sin decir nada, se fue del café. Salí más confundida de lo que entré, nada que decir... Charles culiao, que se vaya a la mierda, pero bien dentro mío yo quería que se quedara conmigo.

Friends with benefits // Charles AránguizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora