Extra #3: Nicole Mariana.

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–¡Charles culiao! ¡No dejo que me volvai a meter tu huea en tu puta vida!– grité, probablemente generando una escena, pero poco me importaba cuando mi progenitora empujaba cada cinco segundos pa salir.

–Cami, mi amor, cálmate– murmuró paciente.

–¿¡Que me calme!? !¡Pare voh la guagua po ctm!– me estaba saliendo mi lado Vidal. Hablando de Vidal, el simio aún no llegaba–. ¡No quiero más hijos!

–No tendremos más hijos.

–¿Por qué no quieres hijos conmigo? ¡Te odio!– estaba actuando y hablando súper irracionalmente, pero es que en serio, una guagua iba a salir por mi vagina y dolía más que la mierda. Escuché a mi esposo suspirar y murmurar algo.

–Llegamos en cuanto pudimos– entró a la pieza el Arturo con la Mari.

–Gracias señor– el Charles miró el techo agradecido.

–Arturo por favor regálame condones después de esto– gemí en sufrimiento. ¡Nicole quería ser futbolista a tan temprana edad! Lástima que las mujeres no ganaran plata de ello, sería una Messi.

–Está a punto, entró al delirio– explicó la Mari con fluidez.

–Voh maraca culia que tienes dos hijos sabes po. Yo era una inocente muchacha– el Charles rodó los ojos y la Mari se tomó mi frase con gracia.

–Lo importante Charles es que no le lleves la contra si quieres salir con tu mano utilizable– el simio le dijo a mi marido mientras este asentía con la cabeza.

–Las contracciones son muy frecuentes, vamos a entrar a trabajo de parto, ¿quién entrará con ella?

–¡Pobre de ti que no entres Aránguiz!– chillé y el asintió sumiso.

Al cabo de una hora mi hija estaba entre mis brazos y no me dolía el alma, era un alivio gigantesco sacarse una guagua, aunque se sentía raro no tener un estómago prominente. Nunca me había sentido tan flaca y regia.

–¿Cómo la vamos a llamar?– el Charles miró con ternura a nuestra niña.

–¿Te acordai que te dije que quería ponerle Nicole a mi hija?

–¿No le íbamos a poner como mi mami?

–Podemos llamarla Nicole Mariana– me encogí de hombros y él sonrió asintiendo–. Perdona por gritarte así, la verdad sí quiero más hijos.

–Está bien, tú misma dijiste que yo no estaba pariendo. Aunque, eso de que nunca más te la metería es mentira, ¿no cierto?

–¿Tú que crees?– reímos y volvimos a enfocarnos en la recién nacida. Tan pequeña y frágil, inocente, preciosa. La amé desde la primera mirada, y estaba segura que él también.

Si se preguntan, mis otros dos partos no fueron mucho mejores.

CORTITO PERO QUERÍA SUBIRLO
GRACIAS POR LOS MIL VOTOS

Friends with benefits // Charles AránguizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora