Toda la maldita noche despierto.
Toda la noche, tumbado en su cama, mirando aquella maldita pared, tras la cual, sabía que se encontraba, tumbada en la cama, con aquella tela blanca acariciando su piel.
Cerraba los ojos, intentando dejar de mirar aquel mismo punto y entonces la imagen de ella lo avasallaba, tumbada en la cama, mientras acariciaba su piel, bajo el, mientras sentía cada curva de su cuerpo.
Finalmente se levanto y tras coger su espada de mala gana salió de su habitación.
Quinsi, que se habia quedado dormido, sentado en el suelo, junto a la puerta de la habitación de ella, salto bruscamente.
-Yo...yo ...-miro a su Laird nervioso y frunció el ceño cuando le vio pasar por delante de el como si no fuera nada y seguir su camino, con la espada en la mano. -¿Qué rayos le pasa? –bostezo y se apoyo en la pared.
Atravesó el castillo en plena oscuridad y se dirigió a la torre, de nuevo se interno en aquella habitación y descargo toda su frustración en su entrenamiento.
Varias horas después del amanecer, salió de allí y con un grito se dirigió a sus hombres, ordenando que preparan todo para salir a cazar. Entro y se dirigió al comedor, como siempre Gaya estaba allí, desayunando. Ella le miro y suspiro al ver que como siempre, tomaba un bollo y lo llevaba a su boca, después un sorbo de café y se salió de la sala.
Durante todo el resto del día, Aclair MacCarty, guio a un grupo de sus hombres a través del bosque, con la fina llovizna que se precipitaba sobre ellos, anunciando la inminente llegada de las tormentas y tras estas la fría nieve.
Cuando regreso al castillo, era bien entrada la tarde y su cabreo no se habia reducido.
Asqueado y deseando lavarse, entro dando un portazo y comenzó a subir las escaleras.
-¡Aclair! –Gaya se paró a los pies de esta, mirándole. El se giro y suspiro -¿No vas a ordenar que le lleven comida?
-Intento escapar –y él quería castigarla, quería castigarla por haberse metido en su cabeza y no dejarle tranquilo.
-Y acaba de salir de las fiebres ¿recuerdas? –Ella frunció el ceño
La realidad lo golpeo brutalmente.
¿Qué estaba haciendo?
Ella habia estado enferma, estaba herida y débil, habia tenido fiebre.
-Ve a revisar sus heridas y que se dé un baño –subió los escalones y cuando se adentro en el pasillo, observo a Dareck, apostado en la puerta -¿Qué tal la cabeza?
-Duele como mil demonios –El hizo una mueca
-Van a subirle el baño –fue una advertencia, hacia el –Y Gaya la revisara. Cuando este lista, llévala a la sala que da al jardín trasero. Nuestra invitada cenara conmigo esta noche.
Estaba apostada en la ventana, observando. Viendo la inmensidad de las tierras que la rodeaban, a los guerreros entrenando, los criados con los caballos. La llovizna mojaba el suelo de piedra.
No estaba fuera, pero podía sentir el frio del agua, cayendo sobre su piel, la humedad penetrando en sus huesos. Eso, estarían sintiendo ellos.
El sonido de la puerta al abrirse la hizo girarse rápidamente hacia ella. Sonrió levemente al ver aparecer la espada, después a un guerrero, observando el lugar desconfiado.
-Siento lo de la cabeza –hablo y el la miro bruscamente. –Pero tenía que intentarlo.
-Yo lo de tu encierro –el asintió –Pero tengo que cumplir órdenes.
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El Invencible
RomanceAclair MacCarty, Laird del clan del Hielo. Un clan situado en las frías tierras del norte, donde ningún legado antes había sobrevivido y ellos lo han hecho. Todas las tierras del norte les pertenecen. Todos los clanes les respetan, les temen. Son gu...