Capítulo 46. Lluvia inesperada

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Al salir del trabajo, llegando a la parada del bus, la lluvia hizo acto de presencia como si hubiese sido invitada. Una gota anunció la tormenta. Me resistí a empaparme. El solo hecho de imaginarme que pasaría una hora en el bus completamente mojada me hizo estremecer.

Una mar de personas comenzó a correr de un lado a otro para protegerse de la lluvia. A mi no se me ocurrió mejor idea que invadir el espacio en el paraguas de un chico que estaba a un metro delante de mí. Lo miré directamente a los ojos y a pesar de la vergüenza tuve que hablarle.

—Disculpa ¿Me puedo quedar aquí contigo?

—Si, claro —sonríe.

No sólo me apoderé de su espacio en el paraguas sino que me cedió un lugar delante de él en la fila de la parada.

Al entrar al bus me regaló una pequeña sonrisa, luego lo perdí de vista.

Amado amigo míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora