♂ Contrato de Almas ♀

Poder Misterioso

-Parece que nos traen como pelotas- murmuraba Chung a Elsword –de un lado para otro- y no era un reniego, pero si una observación, pues desde su salida de Hamel, iban de una Villa a otra en un lapso de tiempo muy corto. Desde lo sucedido anoche, la pandilla iba inquieta, silenciosa e incómoda. Rose procuraba no mirar a Eve ni al psicópata Add. Ara se comportaba como si no se hubiera percatado de nada "extraño" y hubiera olvidado que Rena y Raven durmieron juntos, y que gracias a ello, ahora Ciel les guardaba un jodido rencor por no haber podido quedarse con Lu. Por otra parte, Add sentía que debía aclarar el malentendido ocurrido en las termas, pero no tenía ni energías ni ganas de hacerlo, que Rose creyera lo que quisiera.

La cuestión empeoraba, porque Peita estaba en sentido contrario al de Lanox. Tenían que tomar el camino de regreso a Hamel y de ahí, agarrar otra desviación hasta el pueblo tenebroso. Los ventarrones comenzaron a soltarse de un instante a otro, llevando consigo el olor a hierba fresca, irritando algunas narices, pero sobre todo, el hedor a humedad cada vez se volvía más evidente, eso y la poca falta de luz solar, no solo pintaba el día de forma poco prometedora, sino también, peligroso.

Eve usaba los Dínamos para escanear el nivel de humedad pero una señal de parte de Add le indicó que lo dejara.

-Nos vendrá bien un poco de lluvia luego de tanto calor- y tenía razón. Esos últimos días habían sido súper secos, con un calor bochornoso, plagados de escorias chupa-sangre y mapas misteriosos.

-¿Por qué tan apagados?- preguntaba Rena curiosa -¿están enfermos?-

Unas cuantas miradas inquietas se deslizaron a todas partes.

-Es cierto, no veo el usual alboroto de siempre- confirmó Elesis –un viaje en calma por fin- suspiró la espadachina.

-Oh vamos ¡que el clima no los amedrente! ¿Qué tal si hacemos un juego?-

Add puso los ojos en blanco:

-Por alguna razón, siento que esto ya lo viví- dijo sintiéndose amedrentado.

-Sí, yo también- le confirmó Elsword. Rena solía hacer lo mismo en cada viaje rumbo a una misión, eso o ponerlos a cantar algo de mal gusto. 

Iba a ser un viajecito largo.

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Conforme más se internaban en un laberinto interminable de árboles y arbusto frondosos, el clima empeoraba, como si Peita estuviera abriendo sus siniestras fauces y estuviera dispuesta a tragárselos vivos. Esa Villa lucía mucho más tranquila, pero no dejaba de figurar como un sitio oscuro, lúgubre.

"-Este lugar es una puerta, una puerta que conduce muerte al mundo-"había expresado Ara una vez. Cabía mencionar que fue en ese lugar, en el que Add encontró la manera de volverse mucho más poderoso, con la armadura Nasod definitiva; en esos campos de batalla de pesadilla; donde había renunciado a buscar el código de Eve para siempre...donde había dejado reposar a sus seres amados. Incluso la lejana torre que anidaba en el centro de la ciudad, lucía mórbida. A la espera de un banquete maldito.

No tardaron en encontrarse a Camila, quién como de costumbre, atendía a los recién llegados nada más pisar la villa. Ella era una muchacha de cabellos azabaches, desaliñados y unos ojos oscuros como ciruelas. Usualmente vestía un uniforme rojo con un gran cinturón ancho ceñido a su cintura. Cómo de costumbre, llevaba una bandita blanca adherida a su mejilla izquierda. Las comisuras de sus labios se extendieron dejando ver una simpática sonrisa; un pequeño canino sobresalía cuando sonreía, dándole un aspecto infantil y travieso.