Cancelación

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Fuera de la madriguera del dragón, el calor y los vapores azufrosos se mitigaron violentamente con el frio de la tormenta que se volvía más feroz.

Los sensores dentro del núcleo interior del sistema Nasod emitían una alerta roja cada cierto tiempo, pero Add los ignoró. Simplemente, cuando su energía para levitar se agotó, corrió tan rápido como pudo hasta que los arboles estuvieron sobre ellos, acogiéndolos de la inclemencia. Esa era la resistencia que ofrecía el cuerpo de un Nasod, un poder equiparable al de un ser humano, siempre y cuando hubiera suficiente energía del Eldrit.

El chico se arrodilló, y colocó a Eve sobre su regazo, mirándole con frustración. Se sentía acongojado, ella había perdido buena parte de su energía, y no habían conseguido absolutamente nada que les ayudara a resolver sus problemas. Suspiró fastidiado.

-Debí imaginármelo- habló  más para sí mismo, sin percatarse de que la la Reina Nasod escuchaba atentamente a sus palabras, perdiéndose en una bruma entre la conciencia y el sueño.

-¿Qué?- susurró ella.

-Pensé que dormías- replicó el chaval.

-¿Qué imaginaste?- Eve hizo caso omiso de la réplica de su cámarada. Su voz se volvía tenue y Add, en un intento inconsciente por mantenerla despierta, sujetó su cuerpo original con Eve dentro, abrazándole con fuerza.

-Qué esta situación tan irreal, no se remediaría con una solución tan absurda...yo...lo lamento...creí que estaba haciendo lo correcto- se lamentó mientras sentía que se le quebraba la voz. De nuevo, les había fallado a todos. Su sed de poder lo había segado nuevamente. O eso pensaba.

¿Por qué demonios había creído que eso estaba bien? ¿Por qué todo lo que experimentaba no eran sino fallos en su lógica?

Creyó en un impulso descabellado... ¿desde cuándo obedecía esa clase de estímulos? Él creía seguir un impulso completamente racional, no obstante, casi todo su viaje estuvo lleno de momentos impulsivos, y la lista era amplia...el tomar el mentón de Eve solo para poder mirarla más de cerca la primera vez, era muestra de ello.

-Maldita sea...cuidar de ti, era lo único que podía tener a mi favor- susurró despacio mientras las gélidas gotas de agua le caían en la frente, colándose por entre las ramas de los árboles. La lluvia creaba un coro de sonidos muy particular, es diferente el sonido en una villa o en el bosque, pero su esencia es la misma.

-Pero...lo has hecho...- susurró ella de nuevo –Sin darte cuenta, has cuidado de todos nosotros...tonto...-

Esas palabras; era como si ella se esforzara en decirle algo que pudiera llenar el hueco que moraba en su alma, y lo estaba consiguiendo.

-Eve...yo...-

-¿Sabes?- interrumpió la chica – Siempre te juzgué...-

Add se echó a reír, de la forma en que su voz robótica se lo permitía. Eve pareció molestarse, sólo emitió un gruñido.

-No me jodas- le decía mientras trataba de prolongar su risa. Tenía todos los motivos del mundo para juzgarlo.

-Lo vi- le confesó Eve –Lo vi todo-

-¡Tu deberías odiarme!- trató de excusarse el chico de los Dínamos -¡Por culpa mía estás...! Arg... ¡olvídalo!-

-¡Idiota!- le recriminó Eve – ¡S-solo estoy siendo franca contigo...! de haber sido de otro modo, yo también habría pensado extraer el código de cierto Nasod-

Add brincó en su lugar, miró a su contraria con culpa, mientras se ruborizaba tenuemente...ella de verdad no lo estaba culpando,incluso se mostraba comprensiva, era inusual verla ablandarse de esa manera.

♂ Contrato de Almas ♀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora