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Adriel observaba esa extraña masa desapareciendo a sus pies, no pudo evitar sonreír,  habia sido tan revitalizante volver a pelear, ser él por unos momentos, después caminó hacia el auto, la luz regresaba y ahora toda la carretera estaba bellamente iluminada resaltando el paisaje,  Victoria aún seguía bajo los efectos del hechizo, así que no se molestó en despertarla, encendió el coche y siguieron su camino.

Se preguntaba cuanto tardarían en mandar refuerzos, y cuando el idiota de Sebastian aparecería, casi saboreaba ese momento.

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- que quieres decir con eso?

- aún estás muy débil, tienes que descansar.-dijo levantándose.

- por favor!-la tomó de la mano impidiéndole irse.

- tienes que recuperarte, porque dentro de muy poco tendrás que tomar una decisión muy dificil que cambiará tu vida... - y se soltó de su agarre.

- no quiero estar solo!- las lágrimas caían por su rostro y el miedo se apoderaba de él.

- es necesario, tienes mucho que recordar.

La puerta se cerró tras ella con un chirrido, la habitación era pequeña y húmeda, madera vieja se veía doquier permitiendo que la luz entrara en pequeños chorros.

No sabia que tanto tiempo llevaba, su cuerpo estaba embadurnado de unas pasta verde de olor bastante desagradable, se sentía pesado pero mas fuerte, podia moverse aunque lento aún, su visión era algo borrosa aunque después se dió cuenta que también tenia esa cosa pastosa en sus ojos.

La puerta se abrió e Iwisa entró con un cuenco humeante.

- toma esto chico alma, te ayudará. Lo ayudó a tomar el brebaje y sin decir mas volvió a salir del cuarto.

Sebastian sintió que un calor lo envolvía y un sueño se apoderó de él llevándolo a la inconsciencia.

Aitanna lo miraba sonriendo, estaba tan bella con su largo cabello adornado con flores, sentada sobre mas flores de exquisitos colores, su vestido blanco caía hacia el pequeño arroyo que corría salvaje. No podia resistirlo y se acercaba a besarla, ella lo rodeaba con su brazos y lo tiraba sobre el colchón de flores y éstas soltaban sus fragancias, ella seguía sonriendole mientras él la besaba.

- te amo- se escuchaba decir- siempre voy a amarte!

- siempre es mucho tiempo

- eternamente!

Aitanna se ponia de rodillas y lo levantaba, ambos frente a frente, ella sacaba una pequeña daga con signos grabados en ella y se hacia un corte en el dedo corazón, le pasaba la daga y el hacia lo mismo, después ponían sus dedos en el corazón del otro y dibujaban con su sangre el signo infinito.

Se sonreían mutuamente y ella lo abrazaba, él besaba su cuello y acariciaba su cabello, ella se deshacía del abrazo y lo miraba fijamente sin reirse, se llevaba el cabello hacia atrás y luego soltaba el broche que detenía su vestido, este se deslizaba por sus grandes senos dejandolos al descubierto, esto lo tomaba por sorpresa y se quedaba muy quieto sin saber que hacer o que decir, ella sonreía con dulzura aunque había vergüenza en sus ojos, tomaba una de sus manos y la llevaba a su pecho, trazaba círculos en el, después lo abrazaba y lo besaba, sus labios siempre suaves se movían con rapidez, casi con urgencia, él la acostaba sobre las flores y la sola imágen de ella semidesnuda rodeada de ellas lo extasiaba, la besaba y acariciaba mientras los dos reían, ella se alzaba el vestido y el acariciaba sus largas piernas, besaba su vientre lo que provocaba que ella se riera más, entonces escuchaban la voz de Alek llamándolos. La risa por la expectativa de verse sorprendidos se incrementaba, Aitanna se levantaba y se abrochaba el vestido, él la tomaba de la mano y corrían hacia su hermano quien al verlos llegar los miraba con recelo, el cabello revuelto de los dos, sus labios hinchados y el sonrojo en sus mejillas, su mirada culpable...

A la sombra de tus sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora