pacto

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Victoria no dejaba de llorar,  de suplicar que abriera los ojos, que no la dejara mientras el ángel la miraba compasivo.

"Victoria" escuchó en su cabeza, "darías tu vida por él?".

- si! sin dudarlo! - dijo en voz alta

entonces el ángel abrió sus inmensas alas y los cubrió, todo lo que veía Vic eran remolinos de fuego, entonces el ángel tocó su corazón y ella sintió que le faltaba el aire, se mareó y perdió el conocimiento, pero no era oscuridad, era pura luz y fuego.

"y asi se cumple lo que tenia que ser" escuchó y de pronto abrió los ojos, estaba tumbada en la hierba encima de Sebastian, cada centímetro de su cuerpo temblaba, apoyó la cabeza en su pecho y entonces escuchó el milagro de la vida, pum, pum, pum,pum... se alzó y vió su rostro aun ensangrentado, sus párpados temblaban, un débil vaho salía de su boca.

- Está vivo!!- gritó hacia Yirlan e Iwisa.

Las dos ya estaban a su lado antes de que terminara la frase.

- carguemoslo hacia la casa!- dijo Iwisa.

Karig había desaparecido,  pero todo lo que ocupaba su mente era que Sebastian estaba vivo, había pasado toda la noche cuidandolo, limpiando sus heridas y dándole las infusiones que preparaba Iwisa.

- ve a dormir un poco- le dijo Iwisa.

- no, estoy bien.

- Aún no te recuperas del todo y esto podria sentarte mal.

- porqué no estoy muerta?

- que dices?

- le dije al ángel que yo daría mí vida por él y lo trajo de vuelta.

- ha...-sus ojos parecieron tristes - le diste parte de tu vida, acortando la tuya significativamente, pero él también les regaló tiempo, supongo que hay un plan allá arriba para ustedes.

Victoria no supo que decir y volvió su mirada a Sebastian, estaba muy pálido, sus párpados seguían temblando como luchando por abrirse.

- casi lo habia olvidado, como sigue Aitanna?

- poniéndose mas fuerte cada hora recupera sus fuerzas, no me sorprendería que esta misma semana se pudiera levantar de la cama.

- me da gusto. ..

- voy a prepararte algo de comer.

- gracias.

Iwisa salió del cuarto, y Vic aprovechó para acostarse a un lado de Sebastian, entonces sintió que todo el peso de lo que había pasado caía sobre ella y se hundió en la dulce inconsciencia.

Se veía en el agua y su reflejo era tan claro que podría jurar que era un espejo, pero la humedad en su vestido la volvía a la realidad de que estaba sumergida hasta las rodillas en el río, la brisa despeinaba sus cabellos rubios, la imagen que le devolvía el río era de otra mujer pero sabía que era ella, pequeños peces nadaban entre sus pies haciendole cosquillas, escuchaba un ruido y de entre la maleza salía un hombre, alto, trigueño, sus ojos eran de un azul intenso y su cabello rubio cayendo en cascada por sus hombros, ella sonreía automáticamente y su corazón daba un vuelco porque aquel hombre era suyo, él se metía al río y la cargaba tan fácil como si ella no pesara y la besaba, primero despacio después con urgencia, ella se separaba un poco mirándolo sorprendida.

- perdón!

- la guerra ha comenzado...no tardarán en mandarme a pelear.

Esto la angustiaba y sus ojos se llenaban de lágrimas, volverás a Paris allá estarás mas segura.

A la sombra de tus sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora