Samantha.
Me desperté después de haber dormido lo que para mi parecían nueve horas mínimo, pero para el resto del mundo solo habían pasado siete horas. Me levanté de la cama y fui directamente al baño donde decidí darme un calentito baño.
Pasados unos quince minutos en los que estuve tumbada en la bañera en el agua caliente salí de esta y tras secarme con una toalla me vestí con unos jeans negros, una blusa azul suelta de tirantes, unas tenis de color negro y me dejé el cabello suelto.
Una vez acabé de alistarme decidí bajar para ver un poco más de la mansión, ya que antes no había podido hacerlo debido a que tenía demasiado en que pensar y necesitaba descansar.
Comencé a recorrer la gran mansión, en la cual podían vivir fácilmente más de veinte personas. Tras recorrer varios pasillos llegué a una puerta que estaba entre abierta y pude ver que había alguien dentro.
Ese alguien era nada más y nada menos que Reiji, el cual estaba mezclando algunas cosas que eran productos químicos, por lo que me aventuré a pensar que se trataba de un laboratorio.-Es de mala educación espiar a los demás-. Nada más escuchar su voz mis mejillas se volvieron de color carmesí y la temperatura de estas se elevó un poco.
Abrí la puerta del todo y vi como él seguía con sus cosas sin mirarme.-Lo lamento, es solo que estaba explorando la casa y vi que estaba medio abierta-. Él dejó sus productos en la mesa y me miró.-Está bien, pero deberías tener cuidado con eso-. Me dio una leve sonrisa y se ajustó las gafas.
Yo solía tener buenos modales y me gustaba que los demás los tuviesen también, pero aún así no pude evitar el mirar por la rendija abierta de la puerta.- Yo no suelo ser así, me he dejado llevar por la curiosidad-.
Él comenzó a caminar hasta quedar frente a mi y me hizo un ademan de que caminásemos, a lo que yo asentí y comencé a caminar.- Pude observar cuando llegasteis que no te asustaste de que seamos vampiros, ¿puedo saber el por qué?-. Yo sonreí levemente y me dispuse a contestar su pregunta.
-Bárbara es vampiro y ella y yo somos amigas desde hace dos años. Ella me contó sobre los vampiros y todo lo que eso conlleva, así que ya que alguien sea vampiro no me sorprende-. Me miró y se acomodó de nuevo las gafas.- Ahora lo entiendo. La verdad, me sorprendió que no te asustases y ahora entiendo el porqué-.
-¿Puedo preguntar como os conocisteis?-. Esa historia era algo muy importante no solo para mi, sino también para ella.- Pues hace dos años se incendió la casa en la que yo vivía con mis padres, por suerte yo era la única que estaba en ese momento dentro de la casa. En verdad pensé que iba a morir allí pero, de la nada, apareció ella sacándome de aquel infierno. Desde ese día somos de las mejores amigas y nos queremos como hermanas-. Sonreí contenta por ese hecho.
-Has dicho que fue muy importante para ella,¿por qué?-. Sonreí pensando en si era buena idea o no contarle el porqué, ya que tal vez ella podría molestarse, pero por alguna extraña razón yo confiaba en aquel vampiro tan elegante.- Ella le tiene pánico al fuego y aun así entró para salvarme-.
-Vaya, o sea que se enfrentó a su mayor miedo por ti, eso debe de significar que en verdad te quería mucho incluso antes de conocerte-. Sonreí ampliamente pensando en el hecho de que desde el incendio nos habíamos hecho inseparables y me alegraba que ella estuviese en la misma casa y así no perder-la para siempre.
Sin darme cuenta acabamos en la cocina. Reiji fue hasta un mini armario del cual sacó un delantal, el cual se colocó para no mancharse su traje. Sacó de la nevera varios alimentos y los colocó en la encimera todo muy bien ordenado.-¿ Qué vas a cocinar?-. Él no me miró, pero no me hizo falta para saber que estaba sonriendo torcido.-Estofado-.
Yo no es que fuese la chef del año pero se me daba bastante bien cocinar, así que decidida saqué un delantal del mini armario y tras colocármelo me puse a su lado.- Bien, aquí tienes una ayudante de cocina-. Sonreí levemente y él hizo lo mismo para después decirme que cortase la verdura.
Mientras cortaba la verdura sentí como alguien entraba en la cocina y miraba como Reiji preparaba cosa para hacer el estofado.-Que bien, me gusta el estofado-. Dijo una voz cansada y algo perezosa, por lo que deduje que era Shuu, no me hizo ni falta mirar para saber que era él.
Yo seguí a lo mio y una vez terminé de cortar la verdura unos pequeños brazos me rodearon el abdomen y un dulce olor a rosas inundó mis fosas nasales.-Si tu cocinas me volveré loca del gusto-. Sabía por el olor que se trataba de Bárbara, incluso antes de que ella hhablase ya sabía que se trataba de mi mejor amiga.
-En realidad es Reiji quien cocina, yo solo soy su ayudante-. Sonreí mirando hacia atrás y encontrándome con sus lindos ojos morados que me observaban expectantes acompañados de una sonrisa que siempre ponía cuando tenía hambre y quería que le cocinase algo.
-En un rato estará listo, así que no me pidas que te prepare algo rápido porque sino luego no tendrás espacio para nada más-. Reiji y Shuu me miraban sin saber de que estaba hablando ya que ellos no conocían la cara que Bárbara me estaba poniendo mientras que yo me la conocía muy bien.
Ella puso una falsa cara de tristeza para ser reemplazada por una cara de pereza.-Bien, pues ya que no me quieres preparar nada me vuelvo a dormir, solo me desperté porque me pareció escucharte en la cocina. Despierta me cuando la comida esté lista-. Dijo con tono perezoso y cansado, igual que el de Shuu. A Bárbara le gustaba demasiado dormir.
-Vaya Shuu, ella es igual a ti en eso de dormir-. Shuu sonrió levemente y dijo algo que sorprendió a su hermano, no solo por las palabras, sino también por el tono ya que era un tono aminado.-Lo se, ¿no es genial?-. Tras decir eso desapareció y nos dejó a Reiji y a mi solos preparando el estofado. Me sentía algo nerviosa por estar a solas con él pero bueno,¿ tendría que acostumbrarme no?.Hola mis amores, aquí os dejo un nuevo capítulo de esta novela que adoro y que me encanta escribir, espero los disfrutes, os quiero. Besos y abrazos.
MÓNICA.
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Las Nuevas Novias (diabolik Lover)
أدب الهواةEl gran rey de los vampiros, Karl Heinz escoge a seis chicas para que se casen con sus seis hijos. La llegada de estas chicas causará un gran revuelo en muchas personas, algunas buenas y otras no tan buenas. Nuevos retos y obstáculos se pondrán fren...