Maratón 4/4.
Justin.
Un gran rayo de sol choco en mi cara, fruncí mi ceño mientras lentamente abro mis ojos. Las cortinas están abiertas junto a la venta, tía Lucy me esta mirando con sus brazos cruzados.
-¿Qué pasa?, ¿qué hora es?-le pregunte con voz adormilada.
-Van a ser las dos de la tarde, ¿a que hora pretendes levantarte?.
-Quiero dormir-tape mi cabeza con las sabanas.
-No, Justin-quito las sabanas-¡levántate ahora!.
-¿Para que?.
-¿Cómo que para que?-imito mi voz-ordenaras esta habitación, la quiero impecable cuando vuelva, quiero que te duchas y te vayas a la peluquería para cortarte ese cabello, porque veo que ayer no lo hiciste.
-No soy un niño para que me des ordenes, tía.
-Se que no lo eres, pero parece que lo fueras, no haces nada por ti solo si no te lo digo, contéstame, ¿hace cuanto no ordenas tu habitación?.
Me encogí de hombros divertido.
-¿A dónde estuviste anoche?-la mire inocente-no me pongas esa cara, sentí cuando llegaste al departamento, rompiste mi florero.
-Lo siento-murmure.
-Me lo debes-me señalo con su dedo-ahora responde, ¿dónde estuviste?.
-En la casa de Ryan.
-¿Seguro?-me miro con sus ojos entre cerrados.
-Si, si quieres llámalo y pregúntale.
-Esta bien, te creeré.
Camino hacia la puerta de mi habitación, la abrió y volteo para mirarme.
-Recuerdas todo lo que tienes que hacer, ¿cierto?.
-Si.
-¿Si que?.
-Si, tía-sonreí.
-Comienza ahora mi niño.
Salió de mi habitación dejándome solo, como lo estaba hace unos minutos atrás, cuando estaba completamente dormido. Veo que eso ha quedado atrás, ¡debo levantarme ya!.
Saque las sabanas de mi cuerpo y con mucho esfuerzo levante mi cuerpo de la cómoda cama. ¿Seré el único que piensa que la cama esta mucho mejor cuando debes levantarte?.
Lo primero que hice fue ordenare mi habitación, doble la ropa que esta limpia, eche al cesto la ropa que esta sucia, cambie las sabanas de mi cama, barrí y sacudí mis muebles.
Todo eso me tardo unos largos minutos, tía Lucy tiene razón, hace mucho pero mucho tiempo que no ordenaba bien mi habitación. Me causa gracia que me mande como un niño pequeño de ocho años.
Lo segundo en mi lista es ducharme y vestirme, el día aquí en Los Angeles no esta muy lindo, ahí algunas nubes y se ve que corre un frio. Mejor prevengo.
Me vestí con unos vaqueros rojos, una remera blanca un poco larga, zapatillas y un sweater de color negro. Añadí un gorro a mi cabello del mismo tono del sweater a mi cabello.
Y al igual que todos los días, salí de mi habitación hacia el primer piso del departamento, no había nadie en la sala ni en el comedor. Mi tía estaba en la cocina revolviendo una olla.
-¿Dónde esta Adam?-le pregunte.
Cogí una manzana del cesto de frutas, le di una mordida.
-Fue al supermercado, preparare un pie de limón para _______, vuelve hoy-sonrió emocionada.