Capítulo 3

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¿Novios?

Me gano algunas miradas por parte de quienes me vieron bajar del Ferrari de Christian, pero tratando de mantenerme inexpresiva camino hacia el curso, lo extraño de todo esto es que ni Christian ni sus amigos, junto con Deysi y sus amigas, aparecieron en las tres primeras horas de clase. Froto mis manos nerviosa, nadie ha intentado molestarme. Cuando el timbre que da por iniciado el receso suena todos salen como siempre lo hacen, así que mi respiración se normaliza. Tal vez me tomé demasiado en serio la broma de Christian Levine, ¿por qué siquiera lo consideré? ¿Por qué pensé que lo mencionado a los demás y ellos se enojarían sin razón aparente? Niego y me dirijo a la puerta luego de que han salido todos, y aún con algo de temor camino hacia la cafetería, nadie me toma importancia cuando ingreso hasta que Deysi se acerca a mí para levantar su mano con fuerza e instintivamente cierro los ojos, esperando el impacto que nunca llega. Abro mis ojos lentamente al no oír ruido alguno, Christian sostiene la muñeca de Deysi con firmeza.

—No será hoy.

Dice y ella lo mira con odio para después apartarse molesta, todos están pasmados y en silencio. Christian toma mi mano con delicadeza y la levanta, yo sigo pasmada. ¿Qué es esto?

—¡Escuchen todos! ¡Ella es mi novia así que el que la moleste no podrá contarlo! Saben que no soy una persona de excepciones.

Dicho esto toma mi nuca y besa mis labios, me quedo pasmada de nuevo con los ojos tan abiertos como me es posible, y cuando salgo del trance lo empujo con lágrimas en los ojos. Corro a refugiarme a la siempre vacía biblioteca, ¿qué significa esto? No soy su propiedad. ¡No tuvo que tocarme!

—Idiota...

Susurro mientras me dejo caer en una de las oscuras y empolvadas esquinas, no quería que mi primer beso fuera así, lo quería con alguien que quisiera de verdad. Empiezo a maldecir, ¿cómo se supone que el romance aún esté vigente si todos no hacen más que tratarlo como si fuera algo superficial? Maldigo el momento en que crucé palabras con Christian Levine, maldigo el momento en que accedí a subir a su auto, y también el momento en que pensé que ser su novia sería algo beneficioso para mí. La puerta de la biblioteca se abre y cierra rápidamente, al levantar mi mirada me encuentro con sus penetrantes ojos azules y mis labios se aprietan cuando descubre ni paradero, se acerca a pasos lentos.

—Ya no soporto más bofetadas —dice acariciando su rosada mejilla con una sonrisa, lo miro con desprecio.

—Vete —susurro lo más calmada que puedo pero él se acerca con expresión seria.

—Cumplí mi palabra.

—¡¿De qué mierda hablas?! —exploto, levantándome.

—Del hecho de que te prometí que nadie te lastimaría más.

—¿Pero a qué costo?

—Sólo fue un choque de labios.

—Pues aunque no lo creas me había guardado para alguien a quién yo quisiera —paso mis brazos a mi alrededor, abrazándome mientras siento cómo se me empañan los lentes. Es algo que me había prometido, mi primer beso sería con la persona de la que estuviera sumamente enamorada, con él tendría una larga historia de amor e iríamos a la misma Universidad. Nos casaríamos, él sería tranquilo, me respetaría, me sería fiel. Christian Levine entra en ese contexto para nada —, me lo has arruinado.

—No seas pretenciosa —dice en un molesto suspiro dejado de tocarse el rostro, a dos pasos de mí —, seguro que ya te han tocado, no te hagas la digna conmigo, Petterson—me quedo callada y una lágrima rueda por mi mejilla, ¿cómo puede creer eso? ¿Cómo es que él puede hablar con tanta seguridad si no me conoce? Demonios, quiero salir de aquí justo ahora —. Maldición... ¿en serio?

—Nunca había tenido novio y tú... simplemente vienes y...

Él termina de cortar la distancia entre nostros y levanto la cabeza de golpe para distanciarme cuando me toma del cuello de la camisa para acercar su rostro al mío. Sis ojos me miran anhelantes ¿Qué honda con estos cambios bruscos de actitud?

—Por tu forma de decirlo noto que eres honesta, claramente eso significa que eres mía.

—¿Estás loco?

Suelto mientras pongo mis manos en sus hombros para apartarlo, no logro moverlo un centímetro. Me pone sumamente nerviosa su cercanía, ¿por qué tiene esa cara de chico principezco cuando es todo un demonio? Si fuera feo seguro y lo enfrentaba como se debe.

—Sólo has sido besada por mí.

—¿Y? —¿por qué demonios no se mueve?

—Todo... lo tocaré únicamente yo —parece sonreír mientras lo dice, sus ojos fijos en los míos. Su voz un tanto temblorosa —, créeme cuando te digo que nunca he tenido nada completamente mío ya que Deysi ya había sido besada y tocada por otros pero tú... vas a ser sólo para mí.

Dicho esto besa mis labios nuevamente mientras me empuja contra la pared, evitando cualquier forma de escape, su mano baja hasta mi muslo y comienza a subir su mano lentamente a lo que forcejeo pero no lo inmuta en nada. Luego, sin previo aviso, se separa y caigo sobre mis pies.

—Eres mía Luna, mía.

Sale de la biblioteca luego de darme una última mirada, y yo rompo a llorar nuevamente. Frotando mis labios con fuerza. ¿Así que esto es la repulsión? Nunca pensé que lo sentiría por alguien así.

—¿Por qué tiene que pasarme esto a mí?

El timbre que renueva las clases suena y dejo pasar unos quince minutos para salir, cerciorándome de que no hay nadie a la vista camino hacia el baño, al llegar me enjuago el rostro y al mirarme en el espejo noto que tengo los ojos hinchados pero que con los lentes no se nota tanto. Mi corto cabello está algo despeinado pero es algo usual. Cuando estoy presentable salgo y me quedo en la puerta de mi curso hasta que la hora se termina, sabiendo que aunque lo pidiera el maestro no me dejará entrar y cuando llega el momento este sale sin mirarme. Entro antes de que el otro maestro llegue y todos posan sus ojos en mí, Christian se pone de pie y levanta una ceja esperando cualquier movimiento, cruzándose de brazos, el pupitre de Deysi está vacío. Suspiro porque ya he tomado una decisión, avanzo a paso firme hacia él.

—Lamento haber faltado a la antigua clase Lev... Christian... mi... amor.

Digo con mis mejillas calientes, él abre los ojos con sorpresa al igual que todos y para terminar mi "convincente" actuación me pongo de puntillas tomando el cuello de su camisa y rozo nuestros labios. Lo siento temblar pero yo tiemblo más que él, sus ojos están rojos en los míos en todo momento y siento sus manos tomar mi cintura con suavidad, trato de contener el sobresalto. Acerca su rostro mientras cierra los ojos para besarme, pero me alejo despacio con temor. Mi actuación, sin embargo, es salvada porque justo cuando Christian me iba a besar se oye un carraspeo de garganta y el maestro entra, Christian aún me mira sorprendido, beso su mejilla y me siento en mi puesto sonriéndo.

—Joven Levine, tome asiento.

Christian mira al maestro y este se encoge, pero trata de mantenerse firme. Christian por su parte sonríe y toma asiento sin decir nada, lo cual incluso me sorprende a mí —ya que— siendo el hijo de uno de los médicos más ricos, es temido y respetado incluso por los maestros. El maestro por su parte suspira con alivio e inicia la clase, trato de poner atención pero siento miradas sobre mí y sé que no son de Christian porque él se sienta en la banca del frente. Levanto mi mirada un poco y todas las chicas me miran con odio y trago con temor volviendo a mirar al frente. Gracias a Dios el resto de las clases se pasa volando y la salida llega pero nadie aparte del profesor sale. Me quedo inmóvil, no quiero que las chicas me odien más de lo que ya lo hacen, pero decidí ser dulce con Christian frente a todos para no tener más problemas con él.  Porque le tengo más miedo a él que a cualquiera, él es el rey del instituto Bredge y todos hacen lo que él quiere, sé que se cansará de molestarme pronto y volveré a ser invisible de nuevo, aunque ahora tenga que ser la novia de Christian, el más temido y codiciado chico del Bredge.

¿Obsesión o Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora