Capítulo 22

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SEGUNDA PARTE DEL LIBRO |ONCE DÍAS|

Muchas veces me pregunté si me enamoraría, si habría alguien para mí.

Lunes:

Mi pecho golpetea con fuerza, las palabras que Christian acaba de pronunciar me dejan sin habla, ¿significa que él me ama? El que dijera eso, me hacía querer llorar, pero también reír, estoy confundida.

—¿Luna?

—¿Qué?

—¿Qué dices? ¿Estás lista para enamorarte de mí?

Sus ojos seguían en los míos, firmes, sin ninguna señal de arrepentimiento, no iba a retractarse de lo que dijo y yo, realmente, estaba asustada.

—Tu auto está diferente.

—¿Eh?

Me vuelvo hacia la ventana «Cambia de tema Luna, cambia el maldito tema»

—Si, tu auto sólo tiene dos asientos, pero hoy...

—Claramente no es mi auto Luna. ¿Es que recién lo notas?

—No.

Rió alejándose de mí para volver al volante sin dejar de mirarme.

—Luna, no es mi Ferrari, éste es uno de los autos de papá, claramente.

—No sé de autos.

—Lo noto.

Volvió a reír y lo miré molesta «¿Es que Christian Levine adora hacerme rabiar?»

—Oye.

—Ya, perdón.

—¿Porqué no vienes en tu Ferrari? Me confundí por el color.

—¿Color?

Rojo, los Ferraris son rojos, ¿cierto?

Volvió a reír mientras encendía el auto y lo arrancaba, apenas y había notado que nos detuvimos antes, claro que no lo haría, estaba concentrada en mi rabieta.

—Sigues siendo un pequeño unicornio, Luna.

—Cállate.

—La razón por la que no vine en el Ferrari fue por ti.

—¿Porqué? ¿En qué me afectaría el Ferrari?

—Es que nunca sé que va a pasar cuando estoy contigo, nunca sé qué vas a decir o cómo vas a reaccionar y pensé que te sentirías incómoda estando en el Ferrari conmigo y... supuse que te negarías si te pedía subirte, ¿o me equivoco?

—No.

—¿Ves? Hice bien.

Detiene el auto frente al Instituto y pongo la mano en la perilla agradecida por lo corto que se me hizo el trayecto a la escuela.

—Espera.

Me vuelvo hacia Christian y suspira sin mirarme.

—Acompáñame al estacionamiento.

«¿Eh?»

—¿Eh?

—Que me acompañes.

—Te oí pero... ¿Porqué? Antes no lo querías.

—Exacto, no soy el mismo de antes, y tú ya no eres parte del resto.

Me quedo callada, enciende el auto y avanza hacia el estacionamiento sin esperar respuesta de mi parte, aunque tampoco es como si mis labios fuesen a moverse, estaciona en un buen lugar que está desocupado y se detiene.

—Es mi lugar usual.

—Ya veo.

Susurro, se baja del auto y me congelo, algo no está bien, esto está siendo demasiado distinto, demasiado... Lindo.

—No te quedes de piedra, andando —dijo abriendo la puerta y salgo, Christian espera a que salga por completo para cerrar la puerta y se posa a mi lado —. ¿Lista amiga?

Golpeo su abdomen y ríe, entonces me quedo quieta. «¿Qué es esta sensación? ¿Cuándo me sentí tan cómoda con Christian? No, no soy yo, Christian está tan distinto que me cambia con él, ¿porqué? Porque cuando me enamoré, mi mente y mi corazón decidieron que siempre se adaptarían a él, sólo a él»

—Hola Christian.

—Ashton.

Un chico moreno saluda a Christian con un abrazo y me doy cuenta que nunca lo había visto antes, retrocedo cuando se sumergen en una animada conversación sobre algo de lo que no tengo idea, Christian toma mi mano.

—¿A dónde vas Luna? Quiero presentarte, él es Ashton, mi mejor amigo.

«¿Christian Levine tiene un mejor amigo?»

—Hola...

-Tus gustos no cambian eh, Christian.

Dice sonriéndome y Christian aprieta mi muñeca.

—Cambiaron.

Dice y Ashton se vuelve hacia él, frunce el ceño claramente confundido, mis ojos se posan en Christian, está serio.

—¿Eh? ¿Cambiaron?

—Si, ya no me gusta un tipo de chica, sólo me gusta una, ella.

Hace un ademán hacia mí y Ashton mira fijamente a Christian, sonríe con algo que no logro descifrar.

—Me alegra.

—Igual a mí

Sonríe Christian mientras vuelve a dar un rápido abrazo a Ashton, se despide mirándome por largos segundos y luego lo dejamos atrás.

—No sabía que tenías un mejor amigo.

Susurro de repente y me sorprendo por mis propias palabras, Christian no ha dejado ir mi mano.

—No tenías que saberlo antes, ahora sí.

—¿Qué?

—Ya sabes, ahora eres la definitiva, la única, la inigulable... ¡Luna Petterson!

Ríe y lo hago con él sintiendo las mejillas coloradas, siento una fuerte palpitación en el pecho.

«Lo que siento, lo que siento, lo que siento, no quiero que siga siendo amor»

—Estás siendo tonto.

—¿Lo estoy? Pensé que estaba siendo increíble.

«Lo estás, tanto que tengo miedo»

—Para nada.

—Malvada.

«En realidad, mentirosa»

Llegamos al pasillo y todas las personas nos miraban sin disimulo, como siempre, es como cuando nos hicimos novios, Christian tomaba mi mano al igual que ahora, esperen.

—Christian, ya puedes soltarme.

—No quiero.

Dice alto y claro mientras sonríe, cuando llegamos al aula Carol y Camila están esperándome en la puerta, me suelto de la mano de Christian y él me deja ir.

—Hola chicas.

—¿Llegaste con Christian?

Asiento, Christian me mira fijamente y trago, vuelvo a mirar a las chicas, están con el ceño fruncido.

—¿Porqué?

Preguntan al unísono, Christian pasa un brazo por sobre mis hombros con confianza y estos se tensan.

—Porque ahora somos amigos.

Todas las personas del pasillo se detienen a mirarnos y los que estaban en el aula salen sorprendidos.

—¡¿Ehhhhhhhhhh?!

Día 1: Christian Levine es un idiota, pero creo que me gustan los idiotas.

¿Obsesión o Amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora