¿Obsesión o Amor?

Capítulo 7

Me gusta el cabello largo

Me encontraba sentada en el piso de la habitación de Christian mirando la televisión, la película trataba sobre una niña secuestrada por la CIA, Christian había bajado a recoger la pizza ya que había ordenado una. Mi corazón latía con fuerza, había admitido abiertamente que me gustaba Christian y él había admitido que yo le gustaba también, temía el futuro y aún temía abrir mi corazón. Christian era un chico con muchas referencias y si que tenía un largo historial de corazones rotos, a pesar de que siempre Deysi fue la del título de novia oficial, los rumores sobre sus calentones eran de esperar. Sin embargo nunca cortó con Deysi y cada día una chica con el corazón roto y lágrimas en los ojos iba por los pasillos del Bredge. Me quedé quieta y acomodé mi fleco, sí, así es, tengo un fleco. Pero es normal y no resalta. Ese beso de antes me había encantado, su forma de besarme era dulce, firme, me sentí extrañamente bien, ¿será que está es una buena oportunidad para amar de verdad?

—¿En qué piensas?

Me volví al oír su voz y él se sentó a mi lado con la caja de pizza entre sus manos, la colocó frente a nosotros y la abrió para coger la primera rebanada y llevarla a su boca.

—¿Cómo va? —dijo con la boca llena de pizza. Pensé que se veía diferente, y deseé ser la única en conocer esta faceta.

—Pues... al parecer sus padres eran narcos y la policía la está investigando, aunque tenga nueve años.

Él se rió y miró la pantalla, se sentía bien el poder hablar así con él por primera vez, traté de mantener mi mirada en la pantalla pensando en que debería retractarme de lo que había dicho, sentí que tomaba un trozo de mi cabello apartándolo de mi rostro.

—Tu cabello está creciendo, desde que te conozco lo has tenido corto.

—Si... mañana iré al peluquero.

—No  lo hagas.

—¿Eh?

Me sorprendió y nuestras miradas se encontraron, aún mirándome intensamente besó la hebra de cabello que sostenía entre sus dedos.

—A mí... a mí me gusta el cabello largo.

Su voz sonó tan dulce que sonreí y me hice la promesa interna de dejar crecer mi cabello mientras este sentimiento que empezaba a crecer dentro de mí estuviera vivo, miré el reloj de pared y salté lejos de Christian cuando sus labios estaban a punto de aterrizar en los míos, se puso de pie.

—¿Qué pasa?

—Es tardísimo.

Él se volvió hacia el reloj de pared y asintió.

—¿Te llevo a casa ya?

Asentí y cuando bajamos las escaleras nos topamos con Valerie, ella me miró y se detuvo frente a mí, Christian tomó mi mano y la apretó, incluso lo sentí tensarse.

—Tu nombre —dijo mirándome sin expresión.

—Luna —dije algo abrumada por su forma de mirarme, ella sonrió socarronamente.

—Suerte, Lunita.

Subió las escaleras, me quedé callada.

—Ignora eso.

Salimos y subimos al auto.

—No sabía que tuvieras una hermana —dije después de varios minutos en la carretera.

—Nadie fuera de la familia lo sabía hasta hoy.

—Ella... se burló de mí.

Él apretó el volante y suspiró.