Volviendo al pasado

Thomas

La patada de Emma me seguía doliendo, esta chica ha cambiado mucho desde la última vez que la vi. Ella era una chica tímida y tranquila. Yo daba la cara por ella siempre, como la di horas antes con el ladrón. Pero la antigua Emma nunca le hubiera pegado al ladrón. Me gustaba la antigua Emma, pero esta chica me gusta más así. Sigue siendo difícil asimilar que, después de tres años, la vuelva a ver. A veces esperamos tanto algo que cuando lo tenemos delante no conseguimos reaccionar, ¿no? ¿Le pasará a ella lo mismo? ¿Sentirá lo mismo por mí? La verdadera pregunta es: ¿Quiero volver con ella? Me niego a volver a estar con ella, aunque puede que esta vez funcione...

-Thomas...-escuché a Emma decir detrás de mí.

-¿Qué pasa?-me giré mientras decía esto, entones la vi con aquel libro en sus manos y palidecí- ¿Cómo has encontrado eso?

-¿Lo has guardado?-tardé en contestar a esa pregunta.

-Bueno-me rasqué la nuca-, tú te fuiste...

-¿Y por eso tenías que quedarte con el libro que me escribió mi abuela antes de morir?

-Tú ya no lo leías y yo tenía curiosidad, quería leerlo. Luego te fuiste y no te lo pude devolver.

-Pero ni me lo dijiste-me miró decepcionada-. ¿Sabes? No me gusta tu familia. Tú me has ocultado esto desde hace mucho tiempo y encima tu primo no me ha dicho que tiene una hija.

-Pero yo te lo iba a devolver.

-¿Cuándo?

-Cuando volvieras-se quedó callada-. Puede que me quedara con tu libro, pero tú te quedaste con mi corazón. Y ahora, si no te importa ¿puedes irte de mi casa?-terminé la frase fríamente.

Me miró por última vez antes de coger su bolso y salió. Entonces se vino la pregunta de antes a mi cabeza: "¿Quiero volver con ella?" Y sin pensarlo dos veces fui rápidamente a coger las llaves y salí de casa.

Allí estaba, sentada en las escaleras de la entrada principal, me acerqué a ella y me llevé una horrible sorpresa al verla llorar. Me senté junto a ella y la abracé lo más fuerte que pude hasta que paró de forcejear y me abrazó.

-Lo siento Emma-ella sollozaba-. No sabía lo que era este libro para ti.

Nos quedamos así bastante tiempo y cuando paró de llorar le di un beso en la frente. La monté encima de mí entre risas por nuestra parte y la volví a meter en casa.