Garret

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Agarré las flores y fui derecho a mi casa, donde me duché y duché a Zoey esquivando las preguntas de mis padres acerca del moratón de mi mejilla. Cuando se hizo tarde llevé a Zoey a la cama y dándole el beso de buenas noches me agarró de la mano para que no me fuera.

-¿Qué te pasa princesa?

-Papi, ¿por qué no viene el tito?

Me rasqué la nuca y la miré serio.

-Verás, Zoey... ¿Recuerdas cuando te peleabas con la abuela y no la querías ver?-asintió-. Pues eso me pasa con tu tío.

-Pero yo le pido perdón a la abuela y ella no se enfada.

-No es tan fácil cariño.

Me miró apenada.

-Yo quiero verle. Pídele perdón.

Cruzó sus pequeños brazos enfadada y yo sonreí.

-Te prometo que lo solucionaré ¿vale?

Me abrazó con fuerza y le di un beso en la frente.

-¿Mañana va a venir?-sonreí tiernamente.

-Eso voy a intentar.

Terminé de arroparla mientras ella reía y después me senté a cenar junto a mis padres. Entonces mi madre dijo:

-¿Qué te ha pasado en la cara?

-Me he chocado con una farola.

-¿Por qué será que no me lo creo?

Seguí masticando un buen rato hasta que creí que no me lo preguntarían más. Y mi padre empezó a ver la televisión.

-Mañana viene Thomas.

-¿Me puedes decir qué te ha pasado en la cara?

-Me he chocado con una farola-insistí.

-¿Con quién te has peleado?

-Con una farola-me fulminó con la mirada y yo resoplé-. Con Thomas.

Sus ojos se abrieron mucho y mi padre dejó de mirar la televisión para mirarme con el ceño fruncido.

-¿Por qué has hecho eso?-me quedé en silencio y empezó a alzar la voz-. ¿Por qué?

-Por Emma.

-¿La chica que vino el otro día?

Asentí mientras miraba el plato y mi madre no dejaba de mirarme. Su mirada pesaba como mil toneladas y estaba sobre mí.

Y aquí estaba, frente a la puerta de Thomas. Mientras pensaba en huir o enfrentarme. Los ojos de Zoey se fueron a mi mente instantáneamente y no tardé en darle al pequeño timbre. Escuché un "voy" y, seguidamente, unos pasos que se acercaban.

Abrió la puerta y sonreí, luego intentó cerrarla, pero mi mano la paró y él resopló.

-¿Qué quieres?

-Quiero hablar contigo y si no me dejas entrar, me basta desde aquí.

-Pasa.

Se apartó de la puerta y yo entré rápidamente para sentarme en un sillón del salón sonriente. Al poco tiempo él entró y se sentó en el sofá muy serio.

-Quiero pedirte perdón.

-¿Te lo ha pedido Zoey?-medité mi respuesta y luego me aclaré la garganta.

-Puede, pero de todas formas quiero disculparme. Somos primos, los primos se tienen que llevar bien y estar unidos. Siento haber sido tan idiota ayer y siento de veras todo lo que ha pasado desde que te llevé a esa discoteca.

Volviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora