Volviendo al pasado

Thomas

Pasaron semanas desde el día que me acerqué a la casa de Emma y el oso seguía en mi casa, así que decidí llevárselo de una vez por todas.

Llamé al timbre con una sonrisa y, para mi sorpresa, abrió Garret. Escondí el oso entre los arbustos de la entrada y Garret estaba tan despistado que no los vio.

-¿Puedo hablar con Emma?

Se adentró en su casa diciendo "un momento" y al rato apareció Emma frente a mí.

-¿Has vuelto con Garret?

Miró al suelo avergonzada y luego me miró seria.

-Sí.

-¿Me lo pensabas decir?

-¿Que si te lo pensaba decir? Thomas, somos mayorcitos para eso.

-Pero, ¿por qué?

-Bueno... Cuando necesitaba un apoyo, él ha estado ahí. No se ha... ido.

-Yo no me fui. Tú me pediste que me fuera.

-Thomas... no sé cómo explicarte esto sin que te sientas mal...

-Ya me siento mal, no me importa.

-Thomas yo...-hubo una pausa- bueno, yo...

-¡Dímelo ya!-me desesperé.

-No estoy enamorada de ti-dijo en un susurro que oí claramente.

Pensé que dolería menos, sinceramente me permití el lujo de pensar en que sería más fácil de soportar.

-¿Sabes qué, Emma? Olvida el día que nos conocimos, cuando me hablaste por primera vez. Olvida todo lo que me hacía reír. Olvida el día en que estabas triste y te consolé. Olvida mis celos y mi orgullo. Olvida la primera vez que me dijiste que me querías y, por supuesto, la primera vez que te lo dije yo-sus ojos empezaron a humedecerse-. Olvida cuando te sacaba de quicio y cómo me encantaba hacerlo. Olvida las madrugadas que pasamos hablando. Olvida lo mucho que te echaba de menos cuando no estabas. Olvida el momento en el que empezamos a cambiar... Olvida aquella despedida tan fría y dolorosa. Olvida que alguna vez formé parte de tu vida. Olvídalo todo, ¿vale? Si te lo pido es porque sé que no te costará hacerlo. Olvídalo tú, porque yo, sinceramente, no puedo.

Una lágrima cayó por su mejilla.

-Lo haré-dijo furiosa y cerró de un portazo.