Emma

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Hacer las paces con Gabriel hizo que un peso de encima se esfumara. Le echaba de menos y necesitaba a alguien a quien contarle mis penas. Cuando quitó las lágrimas de mis mejillas pude percibir que miraba a mis labios y mi vista bajó a los suyos, tan impecables como siempre, me preguntó si seríamos amigos no lo pude aguantar y le besé. Cuando sonrió le abracé, me hacían falta sus besos. Se fue a su casa a dormir, pero Zoey no podía aguantar mucho. En mi cama me tumbé boca arriba y empecé a pensar en Thomas. Comprendí que estaba enamorada de Garret y no de él. Que un día me enamoré de Thomas y esos recuerdos me llenan la mente, pero no son más que eso, recuerdos. Y, sin poderlo detener, me quedé dormida.

Garret y yo decidimos en ir a buscar a mi padre, así que Barnett y Freddy se quedarían solos, pero eran solo unas horas. Llamé a mi padre a preguntarle cómo iba en el trabajo y, gracias a una aplicación muy efectiva, averiguamos que estaba en el pueblo de al lado, tardaríamos media hora en llegar.

-Barnett, cuidado con Freddy.

-Sí-dijo molesto.

-Freddy, pórtate bien con Barnett.

-Que si, pesada-resopló y yo sonreí.

Le di un beso en la frente a cada uno y me adentré en el coche, donde me esperaba Garret. Respiré hondo y arranqué.

Los minutos se me pasaron como segundos y, cuando quedaban diez minutos para llegar, me empezaron a temblar las manos.

-Para aquí, Emma. Déjame a mí conducir lo que queda, ¿sí?

Y sin rechistar, paré a un lado de la carretera y dejé que condujera él.

-Ya hemos llegado, la ubicación dice que es en este hotel.

Garret paró el motor y yo empecé a morderme las uñas.

-Venga, no te pongas tan nerviosa, ven aquí-me abrazó y salimos del coche.

Al entrar en la enorme recepción quedé asombrada, el suelo tenía una gran alfombra roja que lo hacía elegante y las paredes blancas me sorprendieron al reflejarme en ellas.

-Muy buenos días, ¿puedo ayudarles en algo?

Dijo la chica tras la gran mesa sonriente. Era rubia y tenía el flequillo perfectamente peinado. Sus ojos marrones hicieron que deseara tenerlos de ese color y su sonrisa perfecta hizo que la envidiara.

-Quería ver en qué habitación se hospeda Andrew Jones, por favor-dije sonriente.

La chica tecleó algo en el ordenador y nos miró tras varios segundos.

-Habitación 135-abrí ampliamente los ojos y la chica soltó una carcajada-. La quinta planta. Se encuentra fácilmente, no se preocupe.

-Vale, gracias-dijo Garret detrás de mí y nos montamos en el ascensor.

Tras un largo silencio en el que sólo se escuchaban nuestras respiraciones y el sonido del ascensor subir la puerta se abrió y salimos en busca de la habitación 135. Era fácil de encontrar, así que, sin darme cuenta, Garret ya estaba llamando al timbre. Respiré hondo mientras Garret me hacía un corto masaje en los hombros y me besaba en la frente.

Por fin, una señora abrió y me entraron ganas de estrangularla, pero mantuve la compostura.

-Hola, ¿está Andrew Jones aquí?

La señora me miró sonriente y se apartó de la puerta para dejarnos pasar.

-Está ahí en el salón.

Le sonreí falsamente y nos adentramos en el salón, donde mi padre estaba jugando con un niño muy pequeño. Yo me quedé ahí, en la puerta, esperando que me viera y, por respeto, parara. Como no paró solté una frase fríamente.

-¿Cuántos hermanos tengo?

Mi padre se sobresaltó y me miró confundido mientras soltaba el coche que tenía en su mano.

-Emma... ¿qué haces aquí?

-Respóndeme.

-No creo que sea momento de...-le interrumpí.

-¿Cuántos hermanos tengo, papá?-me miró unos segundos y luego lo soltó.

-Cinco-dijo como un suspiro.

-¿Cinco?

-Cinco.

Me quedé mirándolo muy seria, sin saber que decir. Noté cómo Garret me daba la mano y la agarré más fuerte.

-Emma...

-¿Tengo algún hermano mayor?

-Dos, una chica y un chico.

-Vale-solté la mano de Garret.

Me giré y fui directa a la salida pero mi padre me agarró de la muñeca fuertemente, tanto que me dolía. Garret reaccionó y le dio un golpe para que me soltara.

-Emma, no quiero que te enfades. Te presenté a Barnett y a Freddy, te los iba a presentar a todos.

-¿Cuándo papá? ¿No crees que sea demasiado tarde?

-Puede que sea demasiado tarde, sí-dijo apenado.

Salí con paso ligero mientras escuchaba a Garret detrás de mí y cuando entramos al ascensor me derrumbé. Abracé a Garret mientras sollozaba en su hombro.

-Cinco hermanos... ¿Cómo me ha podido ocultar eso, Garret?

Seguí abrazada a él hasta que la puerta se abrió y unos hombres muy serios se aclararon la garganta. Salimos del ascensor y, sin darme cuenta, ya estábamos en casa. Yo tirada en el sofá mirando a la nada y Garret en el sillón de al lado mirándome atentamente. Barnett y Fredy estaban durmiendo. Al día siguiente me vería obligada a contarles todo a los dos. A mí me hubiera gustado que uno de ellos me lo dijera.

Miré a Garret y le sonreí, él no tenía que estar triste por los problemas de mi familia. Me acerqué a él y le besé.

-¿Estás mejor, cielo?

Asentí, mintiendo y él me volvió a besar.

Volviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora