Emma

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Desperté por el claxon de un coche. Miré en dirección a la ventana para gritarles algo pero me detuve al encontrar el perfecto cuerpo de Thomas junto a mí. Recordé la noche anterior y sonreí inconscientemente. Con movimientos lentos me acerqué a él para observar todos sus rasgos lentamente. Su mandíbula cuadrada y su pelo alborotado hicieron que cogiera mi teléfono y le hiciera una foto, quería recordar esa cara el resto de mi vida. Me senté en su cintura lentamente y le abracé. No tardó mucho en devolverme el abrazo. Me separé unos centímetros de él y le di un corto beso en los labios.

-Buenos días, amor.

Mi comentario hizo que abriera los ojos lentamente y sonriera.

-Buenos días, preciosa.

A partir de ese día todo fue diferente, pasábamos algunos días en mi casa y otros en la suya. Nos hicimos novios una semana después e íbamos una vez a la semana a ver a sus padres. Sandra y Cameron son un ejemplo de vida, ellos pasaron por muchas cosas, pero a pesar de todo siguen juntos. Todo en nuestra relación iba bien, o eso pensaba. Un día llegué a casa y estaban Riley y Emily sentadas en el sofá. Así que me senté junto a ellas.

-¿Qué tal chicas?

Riley miró a Emily nerviosa, después a mí y luego a Emily. Empezó a llorar y Emily la abrazó. Mi cerebro no reaccionaba, no sabía qué estaba pasando, lo único que podía hacer es expresar mi apoyo a Riley. Cuando fui a abrazarla Emily se apartó de ella, me miró seriamente y antes de que me diera cuenta su mano estaba estampada en mi mejilla. Me empujó al suelo y empezó a meterme puñetazos. Intenté pararla, pero tenía demasiada rabia y no me quería soltar. La nariz me empezó a sangrar, cuando tuve la oportunidad le agarré de ambos brazos y la puse debajo de mí. Respiré hondo y cuando iba a comenzar a hablar, Riley me agarró del pelo y me levantó, me agarró ambos brazos tras mi espalda y Emily se acercó a empezar a pegarme en el estómago. No quería hacerles daño, pero ellas me lo estaban haciendo a mí. Esquivé un puñetazo y gracias a eso Emily perdió el equilibrio, hinqué mi rodilla en su estómago fuertemente y cayó al suelo. Gracias a la poca resistencia de Riley me deshice de ella con un pellizco y le di un puñetazo en la cara. Ambas estaban en el suelo sin fuerzas por mis golpes y aún no sabía por qué lo había hecho.

La puerta principal se abrió y se escuchó el famoso silbido de Thomas al entrar, corrí hacia él y lo uní a mí en un abrazo que quise que fuera eterno. Él no entendió mi respiración agitada ni mi corazón a mil, pero cuando entrara en el salón lo comprobaría. Al parecer no divisó mi cara.

-¿Qué te pasa, preciosa?-dijo preocupado, intentó separarse un poco para besarme, pero no le dejé, entonces empecé a llorar- ¿Qué te pasa?

-Entra en el salón-dije entre sollozos, volvió a intentar verme la cara, pero tampoco le dejé-. Por favor-se apartó de mi lado y fue corriendo hacia el salón.

-Thomas, ¡sepárate de esa loca!-se escuchó decir a Emily- ¿Ves lo que nos ha hecho?

Estaban hablando de mí, me adentré en el salón y miré atentamente a Thomas, estaba sorprendido al ver a sus amigas sangrar. Entonces me miró y no sé cómo no se le salieron los ojos de la cara. Se acercó a mí y tocó lentamente mi mejilla. Gemí al sentir el dolor y separó su mano rápidamente.

-¿Qué ha pasado aquí?

-Pregúntaselo a tu noviecilla, es la que nos ha pegado. Nos hemos intentado defender pero hemos acabado en el suelo.

-¡¿Qué?!-grité sin pensármelo dos veces, pero al abrir la boca y hablar los labios me dieron una punzada enorme y paré un segundo- No mintáis, ¿por qué me pegabais?-no podía pronunciar bien.

-¿No recuerdas por qué nos pegabas? ¡Por favor! Descubrimos que estabas con Drew y nos pegaste inmediatamente.

Drew es mi mejor amigo, cuando no estoy en casa es porque he ido a alguna fiesta de Drew o he quedado con él, pero jamás engañaría a Thomas con Drew.

-¿Cómo os atrevéis a decir eso?-miré a Thomas- Cariño, Drew es solo un amigo y lo sabes. Lo que ha pasado en realidad es que Riley ha empezado a llorar y luego las dos me han empezado a pegar.

-¿Qué dices?-ahora fue Emily- ¡Tú has sido la primera!

-¡Fuisteis vosotras!

-¡Fuiste tú!

-Vale, basta de gritos. Está claro que alguna miente. Si decís ahora la verdad no me voy a enfadar con ninguna.

Quedamos en silencio y Thomas fue a por el botiquín para curarnos las heridas.

-¿Por qué me intentáis separar de Thomas?

-La verdadera pregunta es: ¿por qué has vuelto a aparecer?

Thomas nos curó las heridas y, tras un largo silencio, nos exigió la verdad. Dijimos lo mismo de antes y empezó a enfadarse.

-¡Ya está! ¡No quiero más mentiras!-sus gritos hicieron que me sobresaltara, nunca lo había visto tan furioso-¡Os hablo seriamente! ¡Voy a llamar a Drew si no sale la verdad!

-¿Crees que te va a decir la verdad?-dijo Riley-. Yo creo que te mentirá, pero si quieres perder el tiempo...

-¿No nos crees Thomas?-la voz de Emily sonaba a estar decepcionada, pero no sabía actuar tan bien como Riley-. Nos conocimos desde que nacimos, ¿por culpa te esa cosa a la que llamas novia vas a enfadarte con nosotras?

-¿Sabes qué?-dije esto y me levanté sin pensarlo, creía que el cuerpo iba a hacer que, de alguna manera u otra, saliera del salón llorando, pero no lo hice-. ¡Sois unas zorras!

Me abalancé sobre ellas, pero Thomas me agarró en pleno vuelo y me volvió a sentar en la silla. Estaba sin esperanzas, no sabía qué hacer y lo miré seriamente.

-¿Crees que te estoy mintiendo? ¿Crees que te puedo engañar? ¿Confías más en ellas que en mí?

Sabía que lo que estaba diciendo no sonaba convincente. Los culpables les echan piedras a los inocentes, y eso estaba haciendo. Esperaba que mi mirada serena le hiciera ver la verdad. Pero no dijo nada, no se limitó a asentir ni a sacudir la cabeza. Simplemente se quedó muy callado, tanto que no escuchaba su respiración y me observó detenidamente con aquella mirada fría que me estaba clavando cuchillas por todo el cuerpo.

Se me formó un nudo en la garganta, quería llorar, gritar, abrazarle, abofetearle, besarle y morderle al mismo tiempo. Solo había un inconveniente: no podía hacer nada de eso. Así que me hice la fuerte y la débil a la vez, me tragué todo lo que había dentro de mí e hice lo único que podía hacer. Llamé al único testigo que me podía defender.

Volviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora