Emma

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Thomas me invitó a quedarme a dormir y acepté encantada. Pensaba dormir en su habitación, pero pensé que sería mucho mejor en la de invitados, ya que no tenemos tanta confianza como antes.

Estaba tumbada en la cama mirando el techo de la habitación sonriente. Por fin vuelvo a hablar con Thomas. Él ha cambiado, ahora es más tierno pero menos sensible.

Fui cerrando los ojos lentamente hasta quedar completamente dormida.

-¡Emma!-me levanté de un salto al escuchar el grito de Thomas acompañado con una bocina. Allí estaba riéndose de mí.

-¿Para eso querías que durmiera aquí?-pregunté sarcástica.

-La verdad es que si-y su hermosa sonrisa volvió a aparecer-. Pero también para esto.

Salió de la habitación y volvió con una bandeja donde estaba nuestro desayuno. Tenía muy buena pinta.

-¿Está tan bueno como lo aparenta?

-Compruébalo-mordí una tortita rápidamente-. Creo que está malo-saboreé la tortita y sí, definitivamente estaba mal, muy mal. La escupí en una servilleta y Thomas me miró raro-. ¿Dónde está tu lado femenino? ¿Te lo has dejado en Alemania?

-Me dejé muchas cosas allí al volver.

-Y aquí al irte-nos quedamos en silencio mientras yo asimilaba que tenía razón-. ¿Vamos a un bar? No quiero volver a ver cómo escupes mis tortitas.

-Sí, vamos.

Tiramos el desayuno y nos fuimos al bar de la esquina. Allí comimos churros con chocolate mientras intentábamos mantener una conversación normal, hasta que yo dije:

-Thomas... ¿cómo has estado estos años?-me miró serio, ya que no entendía la pregunta- Quiero decir... ¿me superaste rápido?-esperé a que se tragara el churro y después contestó.

-La verdad... es que no. E incluso creo que aún no te he superado. Pero como se ve, tú ya me superaste-paró de hablar y yo bajé la cabeza-. Me alegro.

-¿Por qué?

-Porque cuando tu quieres a una persona, bueno... quieres que sea feliz. Yo te veo feliz con Garret y veo a Garret feliz contigo. Por lo que me alegro por ti.

-Siempre sabes que decir.

-Eso viene de familia-al escuchar la palabra "familia" solo se me vino a la mente un nombre: Zoey.

-Thomas, ahora que hablamos de familia. ¿Tú crees que Garret me iba a decir lo de Zoey?

-Algún día te lo diría, no creo que te lo fuera a ocultar siempre.

Me limité a asentir mientras nos terminábamos el desayuno. Luego volvimos a la casa de Thomas, donde él me contaba toda clase de anécdotas ocurridas en mi ausencia.

Tras unas horas recordé que hoy iba a comer con mi padre, así que me despedí de Thomas y me fui en dirección a casa.

Por más que lo intentaba, no conseguía que ese nombre se fuera de mi mente "Zoey".

Volviendo al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora