Capitulo 21

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- ¿¡QUÉ!?, ¡Como te vas a venir a vivir conmigo!, si dices eso sabes que me matará tú padre.- Tamara no me responde... solo me mira con un gesto de enfado, le cojo la mano pero ella me la suelta y sigue caminando, corro detrás de ella nuevamente y la tomo por las piernas, la pongo en mi hombro y la llevo hacía mi departamento nuevamente. La bajo lentamente y la siento en el sofá, me siento enfrente de ella.

Tenía su codo apoyado en sus piernas y su mano sosteniendo su cabeza, su mirada se tornaba triste, estaba apenada, pero su mirar era lo más hermoso que yo podía a ver visto, su cabello combinaba a la perfección con su tono blanco de piel, sus labios eran la combinación perfecta con lo nombrado anteriormente, su nariz era la que hacia radiar su rostro aún más. ¿Es qué acaso esta chica no podía ser mas hermosa?.
El amor que yo sentía iba mas allá de querer verla desnuda entregándose a mi, mi amor era la sensación de que mi alma cada vez que veía su rostro me hiciera sentir que soy un humano de carne y hueso, que estoy vivo, que empezar a amar a Tamara me estaba demostrando que no solo la amaba a ella si no que también estaba empezando a quererme a mi, a aceptarme por así decirlo, amar es algo precioso.
Yo siempre he sido de la idea de que cada persona en el mundo tiene escrito su destino por más ilógico que suene, pero nosotros somos los responsables de cambiarlo o seguirlo al pie de la letra, Tamara llegó a mi y si encajo conmigo en mi destino es por algo ¿no?, yo ya no quiero estar con más chicas, no quiero ir a fiesta y embriagarme hasta olvidar quien soy, sólo quiero conocer a mi novia más profundamente hacerla sentir segura en mis brazos, la amo y no dejaré que se sienta mal ni menos por su padre. Él estaba en lo equivocado conmigo y de alguna manera yo tenía que hacérselo saber.

 Por lo que Tamara me había contado de él, no era mala persona, ni mal padre, lo que si es que ella era su hija regalona, la luz de sus ojos y era muy obvio que si ella ya sufrió por un idiota que no la merecía, que la trató mal entre miles de cosas más, él no quería que sufriera nuevamente por lo mismo y por que negarlo quizás también tenía celos de que su hija comience a querer a otro hombre que no sea él.

Pero mi oportunidad de estar con Tamara era algo realmente maravilloso, cualquier chico desearía estar en mi lugar, aunque afortunadamente el honor era solo mío, así que al pensar eso, saco su mano de su cabeza y la entrelazo con la mía, miro sus ojos, haciéndole ver con mi mirada lo realmente enamorado que me tenía y por que no aprovechar que ahora esa chica era solo mía para besarla. La beso esta vez muy diferente a todas las veces anteriores que la bese, este beso era de esos donde solo quieres hacer expresar tu amor conectando tu boca con la de la persona que amas, juntar lenguas, morder suavemente esos labios que te encantan, saborear la boca que quieres tener el resto de vida, sentir el cuerpo de la mujer que amas y sentir que tu alma junto a de ella se están conociendo, que el amor que ambos sentimos va más allá de lo táctil.
Al terminar el beso siento una felicidad inmensa.
Tamara arruina el momento diciendo:
- ¿Conoces a un tal... Alfredo?, va en mi colegio en último año.
Alfredo, Alfredo... Alfr... Si, si me suena claro que me suena, es un maldito infeliz que detesto con todo mi ser.
- Si, lo conozco. -le respondo seco a Tamara tomando distancia de ella.
- Ayer en el colegio se me acerco, me coqueteó demasiado y me dijo cosas demasiados feas de ti.
La miro sin responderle nada, mi mirada se torna mirando hacía otro lado.
- Joaquín, ¿Te pasa algo?.
- Odio a ese hijo de puta, me metió en muchos líos, ha puesto mucha gente en mi contra y quiere estar con todas las chicas con las que he estado yo.- sentía impotencia, empezaba a sentirme inseguro ahora de lo que Tamara sentía, ese tipo era físicamente mucho más guapo que yo, aunque yo tal vez tenía claro que yo era un chico lindo pero el era un poco mas alto que yo, su figura era más musculosa que la mía, rubio y sus ojos verdes. Tenía miedo de que Tamara me dejará y sobre todo por él, que me arrebaté ese hijo de puta a la chica que me ha echo crecer espiritualmente.
- Yo la verdad lo encuentro un tonto, él para mi no es nada al lado tuyo.- mi inseguridad de alguna forma se va, yo creía en las palabras de Tamara, confiaba en ella, era totalmente sincera.
Le preguntó a Tamara que es lo que había dicho de mi aquel chico, ella me cuenta con lujo de detalle y me hace enfadarme muchísimo porque yo admito que estuve con varias chicas pero jamás dañe a ninguna o eso creo yo, luego me cuenta las cosas que él le dijo para coquetearle y ahí fue cuando me dio más rabia aún, su lenguaje vulgar contra mi chica no se lo toleraré, la rabia se apoderaba de mi y en eso le digo: 
- Tamara, ándate a tu casa, es mejor que te vayas.

Recuerdos: de mi primer amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora