Capítulo 17

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–¡Tía!–Grita uno de ellos abriendo la puerta corriendo hacia Alina, tirándose sobre ella, mi mejor amiga sonríe estrechando al pequeño entre sus brazos

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–¡Tía!–Grita uno de ellos abriendo la puerta corriendo hacia Alina, tirándose sobre ella, mi mejor amiga sonríe estrechando al pequeño entre sus brazos.

Muerdo mi labio inferior mirando a mi alrededor, todo esto es tan raro. Alina agarra la manga de mi chaqueta de cuero y me insta a pasar dentro de la casa de Duke, mierda hace menos de veinticuatro horas que sé esto y me estoy arrepintiendo un poco de estar aquí.

El pequeño rubio de ojos azul hielo se separa de Alina y fija sus grandes y preciosos ojos en mí, me sonríe y abraza mis piernas, abro los ojos como platos y le doy una palmada a Alina cuando se ríe de mí.

–¡Eres la chica de ayer!–Grita, dando pequeños saltitos. Se separa de mí y me mira serio, me arrodillo, dios me da a mí más miedo este bebé que yo a él.–Perdona que Declan te tirara ayer su puré de frutas, yo soy el más listo.–Dice y en cuanto lo dice sólo quiero morirme de ternura, mierda este bebé debe de tener como cuatro años y habla tan bien.

–No te preocupes, cielo.–Le sonrío. Joder, se parece tanto a Duke.

–Soy Duncan.-Me sonríe, dios, voy a morir de tanta ternura.

–Soy Hebe, cielo.–Le sonrío y él me devuelve la sonrisa, agarra mi mano y tira de ella, me incorporo como puedo, tropezándome pero volviendo a incorporarme y Alina se ríe de mí, le lanzo una mirada mortal y cierra la puerta a su espalda.

–¡Vamos tía Alina! ¡Vamos!–Grita, parando para agarrar también la mano de Alina.

–¿Dónde está tu padre?–Le pregunta ella al pequeño, él frunce el ceño.

–No shé.-Dios, que tierno es. ¡Vamos a jugar! ¡Declan!–Grita el pequeño soltando nuestras manos y corriendo por el pasillo.

–¿Por qué ha abierto él la puerta? ¿No los cuida nadie mientras que tu hermano no está?–Le pregunto, ella bufa y seguimos andando por el pasillo por el que Duncan se ha ido.

–Yo los cuido cada vez que puedo y tengo tiempo pero que yo sepa no confía en cualquiera para cuidar de sus hijos.

–Y aún así los pone en riesgo de que algún desconocido se encuentre tras esa puerta y pueda cogerlo.–Recrimino, bufo cruzándome de brazos.-Eso es irresponsable.-Alina se ríe.

–No es irresponsable.–Dice una ronca voz a nuestras espaldas, me doy la vuelta junto a mi mejor amiga y Duke me mira mientras baja las escaleras.–Sé quién llama y si es algún desconocido bloqueo la puerta con esto.–Dice mostrándome un pequeño mando blanco.–Y ninguno de ellos puede abrirla.

Muerdo mi labio inferior.

–Oh, disculpa. Realmente no sabía nada de esto hasta anoche.–Le digo, él aprieta la mandíbula y se acerca a nosotras, deja un beso en la mejilla de su hermana y se acerca a mí pero pongo mi mano en su pecho alejándolo.–Hola Duke.–Él suspira.

–Hola Hebe.–Murmura pasando por nuestro lado, Alina me codea y frunce el ceño enfadada, yo me encojo de hombros. Esto no lo voy a perdonar tan fácil.

–Hebe necesita nuestra ayuda.–Dice mi mejor amiga, entrecierro los ojos en su direccion.

–Yo no dije específicamente ayu...

–Ayuda, ayuda, dijo ayuda.–Me interrumpe Alina asientiendo hacia su hermano, él tiene el ceño fruncido y lleva una se sus manos a sus pantalones de deporte sueltos, mierda voy a babear.

–¿Qué clase de ayuda?–Dice caminando por el pasillo, con nosotras a sus espaldas.

–¿Te suena La Reina Asesina?–Pregunto, él para y mi cara se choca contra su dura espalda, poso mis manos en ella y me separo de él. Se da la vuelta con el ceño fruncido antes de decir clara y tajantemente.

–No pienso formar parte de esto.

–Pero Duke...–Replica su hermana pero él la interrumpe.

–No, Alina. La mafia a la que pertenece esa chica es igual de poderosa que la nuestra y la de los padres de Hebe, no nos meteremos en este asunto, ni de coña.–Murmura entrando al salón donde los niños se encuentran en la mesa dibujando aparentemente.

–¡No mandas en mí, Duke!–Él lleva su mano a su boca y niega con la cabeza antes de señalarla con su dedo índice.

–¡Soy tu jodido hermano mayor, Alina!–Exclama, haciendo que los niños peguen un pequeño respingo, Duncan nos mira y frunce el ceño inclinando su cabecita hacia un lado.

–¡Tengo diecinueve años, sé de qué puedo o no puedo encargarme!–Grita, poso mi mano en su hombro calmandola.

–Alina está bien...

–¡No! ¡No está bien!–Dice, mirando a su hermano y señalándolo.–Llevas toda mi maldita vida diciendo lo que debo o no debo hacer, es hora de que agarre las riendas y decida yo lo que debo o no debo hacer. Eres mi hermano, claro que voy a aceptar tus sugerencias pero ya no más.

»Te fuiste a Noruega con los niños y a tus asuntos, no te dijimos nada, estás, o has estado con mi mejor amiga, no te dije nada, no me permites salir del perímetro de casa, no te dije nada.–Ella suspira, frustrada.–Decido yo, Duke. Y yo quiero ayudar a mi mejor amiga.

Muerdo mi labio inferior cuando ella me mira y me sonríe, se acerca a los niños y se los lleva a prepararles algo para que coman.

El silencio se hace presente entre nosotros dos, Duke se acerca a mí con ambas de sus manos en los bolsillos, se acerca un poco cabizbajo y serio. Muerdo mi labio inferior.

–No puedes dejarla a que entre, Hebe. No lo hagas para joderme, si te he importado no la metas en esto.

–En realidad es sólo una búsqueda. Escapó con una de sus víctimas y la queremos en la mafia, como aliada tanto a ella como al chico. Alina es mi mejor amiga, créeme que no la pondría en peligro pero si es así como quieres no dejaré que se una.–Le digo de seguido, sin apartar mi mirada de la suya.–Y sí, Duke. Me has importado y me importas, no hacía con cualquiera lo que he hecho contigo.–Le digo, me cruzo de brazos e intento salir del salón pero su mano se posa en mi muñeca.

Se acerca a mí y pasa su mano por mi mejilla, intento alejarme de él pero no lo permite, afianzando su agarre en mi mejilla y su otra mano en mi cintura, suspiro.

–Duke...

–No, Hebe. Duke no.–Murmura, se acerca más a mi haciendo que su cálido aliento choque contra mi mejilla, jadeo cuando me acerca más a el, a tal punto que nuestros pechos se chocan.–Sé que he sido un completo cabrón al no haberte contado nada de ellos pero son mis hijos, Hebe.–Dice.–No dejé de pensar en ti ni un segundo desde que pisé el coche para ir a Noruega. Déjame que te explique todo, por favor.

Lo observo dudosa, sus ojos color hielo me miran con súplica, muerdo mi labio inferior, incapaz de negarme asiento. Él sonríe de lado y asiente también.

–No te creas que esto se perdona tan fácil.–Murmuro, alejándome un poco de él.

–Lo sé.

–Te costará caro.–Él se ríe.

–Lo sé. Permíteme contarte desde el principio.–Asiento.–Déjame decirte la verdad. Empezó hace poco más de cinco años, entré a un bar...

DANGEROUS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora