Capítulo 11

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Jadeo sintiendo las yemas de sus dedos recorrer mis muslos de arriba a abajo, tiemblo cuando su respiración choca contra mi cuello, causando que mi piel se erice sin apenas rozarme

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Jadeo sintiendo las yemas de sus dedos recorrer mis muslos de arriba a abajo, tiemblo cuando su respiración choca contra mi cuello, causando que mi piel se erice sin apenas rozarme.

Dios, estoy más que encantada con esto. Llevo cinco jodidos años sin llegar a un jodido orgasmo ni disfrutar de su compañía.

No sé qué somos pero somos algo, no con todos tienes la confianza de desnudarles y besarles como se te antoje.

–Duke.–Murmuro cuando sus labios succionan mi cuello, mi cabeza se hunde en las almohadas y acaricio su espalda cuando se cierne sobre mí, pegándose lo máximo posible.–Mh, Duke. No vamos a hacerlo.

–Ya te dije que no, nena.–Murmura en mi cuello, suspiro al oír su voz más ronca de lo normal y caliente.–¿Puedo saber?–Besa mi cuello.–¿Por qué?–Besa–¿No quieres?–Besa–¿Hacerlo?–Gruño cuando se aparta de mí, frunzo el ceño cuando se aleja y se incorpora, incorporándose y clavando sus rodillas en la cama, mirándome desde arriba.

Apoyo mis codos en la cama y me incorporo un poco, mirando el mar de sus ojos.

–Porque no quiero que pase lo que pasó la última vez.

–¿Y qué pasó, nena?

–Que después de hacerlo te fuiste. Cinco años. Te fuiste cinco años.–Él me mira serio y suspira, llevando su mano a su pelo perfectamente cortado y rapado y pasándose las manos repetidas veces.

–Fueron negocios, Hebe. Y más cosas que pronto sabrás.–Me incorporo quedando frente a frente, con mis rodillas clavadas también en la cama.

–¿Puedo saber por qué no puedo saberlo ahora, Duke?–Él me sonríe de lado, mierda, quiere cambiar de tema.–No lo lograrás.–Sus cejas se alzan, incrédulas.

–¿Ah, no?–Murmura, se acerca a mi cuello y comienza a succionar. Gruño inclinando mi cabeza al otro lado para darle más acceso a la zona.

–Bueno, pero un poco.–Murmuro, él se ríe.–No sé por qué me da la impresión que querías que viniera para esto.–Digo, él se aleja de mí y es su turno de fruncir el ceño en mi dirección.

–No te he traído para lo que te crees, Hebe.–Dice.–Quería pasar tiempo contigo, pero si crees que mis intenciones son otras está bien.–Alza las palmas de sus manos y se aleja de mí, se incorpora en la cama y coge debajo de las almohadas un pantalón de pijama, se aleja de mí y entra a lo que parece ser el baño, supongo.

¿¡Y ya está!?

¿El estúpido gánster me va a dejar con este jodido calentón?

DANGEROUS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora