Capítulo 53.

670 92 38
                                    

-¡Suéltenlo! ¡Si quieren matar a alguien maténme a mi!- grité, intentando zafarme de los guardias que me obligaban a quedarme en mi habitación, mientras los gritos de John siendo arrastrado hacían eco en el castillo -¡Suelten a John!- 

    -Ya cállate, Paul- dijo mi padre, entrando a mi habitación -Olvida a ese idiota como con todos y ahora vístete, tienes que ir a la ceremonia- mi padre me arrojó mi camisa al rostro, y de inmediato dos guardias comenzaron a vestirme. -No iré a ningún lado si John sigue en el calabozo ¡Quiero que lo liberes!- le exigí -Ese sucio traidor recibirá su merecido, ahora necesito que salgas y lo olvides- mi padre me tomó de la ropa y comenzó a arrastrame por los pasillos, a decir verdad no podía hacer nada en contra, ya que la herida me estaba doliendo a causa de todo el esfuerzo que había echo para intentar librarme de los guardias. 

    -No quiero hacerlo ¡Quiero que me lleves con John!- mi padre comenzó a reír y me dio una palmada demasiado fuerte en la espalda -Cállate y camina- y dicho eso abrió las puertas del gran salón, dejando a la vista a todos los impacientes invitados que aguardaban, de inmediato se hizo el silencio en la sala y mi padre desapareció de detrás de mi. 

    Sabía que tenía que caminar en dirección al trono, decir algunas palabras para comprometerme con el pueblo y después de eso callarme y recibir la corona, pero no quería hacerlo. Y quizá algo supremo escuchó mis suplicas internas, porque de inmediato se escuchó una explosión terrible en los muros del castillo. 

    Todos los invitados comenzaron a correr en cuanto cientos de flechas con fuego comenzaron a romper los vidrios de las ventanas. Aproveché el momento de distracción y comencé a correr en dirección a la torre de seguridad para liberar a John. Conforme avanzaba el ruido iba aumentando, se escuchaban cientos de gritos, pasos apresurados y el azotar de las puertas. 

    -¡Paul! ¡Paul!- escuché que Jane me llamaba desde nuestra habitación -¡Jane! Necesito que te escondas ¿De acuerdo? Enciérrate en la habitación y escóndete- le ordené, a lo que la chica asintió frenéticamente -Cuídala mucho- le dije, acariciando levemente su vientre, para después salir corriendo. 

    Esquivé a algunos nobles que intentaban huir del ataque, pero no me encontré con ningún enemigo, quizá aún no habían podido llegar a esta parte del castillo. Seguí corriendo, mientras sentía como la herida palpitaba bajo mi camisa, y después de eso el característico calor de la sangre cayendo de mi costado, pero no me detuve hasta llegar al último piso de la torre de seguridad. 

   Todo estaba completamente oscuro, y solo se oían algunos quejidos, pero no había señales de  el castillo -¡John!- le grité, y de inmediato una ola de quejidos se hicieron presentes, reconocía las voces de todos, eran todos con los que me había acostado antes de conocer a John, y en la última celda estaba John. 

   -¡Johnny! ¿Estás bien?- le pregunté, mientras comenzaba a buscar las llaves de los candados -Si ¿Y tú? ¿Te hirieron?- preguntó, sujetándose a los barrotes -No, yo estoy bien- dí con las llaves y rápidamente comencé a intentar abrir la celda de John, hasta que logré liberarlo -Vamonos de aquí- le dije, sujetándolo de la mano para comenzar a correr -No podemos dejarlos aquí, Paul-

    Solté un suspiro y asentí de mala gana. -Toma, libéralos a todos- le dije a Will, arrojándole las llaves a la celda, este me miró retadoramente y de inmediato comenzó a intentar abrir su celda. -Ahora corre- le dije, a John. Ambos comenzamos a correr hacia abajo, mientras las explosiones y los gritos se hacían más y más fuertes. 

   Cuando llegamos al pasillo, todo estaba infestado de sangre y de hombres peleando, así que tuvimos que sacar nuestras espadas para defendernos. De inmediato todos comenzaron a abalanzarse contra mi, en un intento de asesinarme, seguramente. A pesar de que la herida me dolía a mares y tenía varios hombres dispuestos a matarme, sabía que si yo dejaba vencer irían tras John, y no podía permitirlo. 

   Como pudimos nos abrimos paso entre los jacobitas y comenzamos a correr hacia los establos, que parecían ser el único lugar que no era invadido aún. -¿Paul? ¿Estas bien?- preguntó John, echándole un ojo a mi herida, que ahora había empapado por completo mi camisa -Si, no te preocupes, pero necesito que te vayas- le dije, acercándome a Azufre, que lucía inquieta, para finalmente sacarla de su corral. 

   El repiquetear de los caballos enemigos se hacía cada vez más fuerte, seguramente nos habían visto venir hacia acá, o quizá por fin eran las tropas del padre de Jane, que habían llegado. -No, Paul, no te dejaré- gritó John, subiendo al caballo, seguramente con la intención de subirme a mi también -¡Toma el caballo y vete!- grité para hacerme oír sobre el sonido de los caballos -¡Estas loco si crees que me iré sin ti!- sonreí inconscientemente al darme cuenta de que él era así, demasiado noble como para dejarme aquí. 

    -Se supone que haz muerto esta noche y yo he tomado el trono ¿Como explicarán que yo también he desaparecido?- él enarcó una ceja -No nos debe de importar como es que lo explicarán, tú solo ven conmigo- me extendió una de sus gruesas manos y estuve a punto de tomarla, a punto de abandonar a todas las personas que confiaban en mi, por John. 

   Pero pensé en mi hija, y en todas las personas que esperaban a que yo volviera. Todos estaban ahí, esperando que yo regresara, y no pude hacerlo. -Lo siento- me disculpé con John, a la par que sentía como las lágrimas resbalaban por mis mejillas -Te amo- fue lo último que le dije, antes de darle un golpe a Azufre, y esta de inmediato salió corriendo con John encima. 

With a little luck. [McLennon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora