Llegué al hospital, esperando recibir buenas noticias y así fue. Martin había despertado, pedí permiso para entrar a su habitación, además avisé que quizá llegarían sus padres después. Tambien pregunté al doctor si podía darle un dulce a Martin, el respondió que si, que sólo uno, le mostré el caramelo y asintió.
Entré a su habitación y lo vi ahí, mirando hacia la ventana, el dirigió su mirada a mi y sonrió.
- ¿A que hora llegué aquí? - me miró confundido
- Anoche - respondí acercandome a su lado y besando su mejilla - Te pusiste mal y te traje aquí - me senté
- Oh...- dijo tomando mi mano - Tengo hambre - dijo haciendo una mueca de lado - el enfermero me trajo mi comida, pero sabe feo.
- ¿La comiste toda? - sonreí
- Tuve que hacerlo - me miró - Si no lo hacía, me ibas a regañar - dijo con naturalidad y sonreí
Quería llorar pero no podía, no podía ser débil, tenía que hacerlo por él.
- Así es - sonreí - llamé a tus padres
- ¿Les dijiste?
- Tenía que - suspiré
El sólo asintió
- ¿Quieres agua? - pregunté y el asintió
- Por favor - respondió
Tomé la jarra de agua que se encontraba a un lado de su cama y serví un poco en el vaso, el la tomó.
- Te traje tu celular - dije sacando el aparato de mi bolsa - Y un caramelo - sonreí - el doctor me dio permiso
- Algo bueno al fin - dijo tomando el chocolate y una paleta - ¿Me ha llamado alguien?
- Si, una de tus novias - dije tratando de sonar sería
- ¿Julian? - dijo mirando su celular y comencé a reír
El me dedicó una sonrisa, pero no brillaba, era una débil.
- ¿Haz descansado? - Dije mientras lo veía tratar de abrir su caramelo - Te ayudo - dije quitándole el dulce y abriendolo
- Lo siento - suspiró - esta cosa inyectada en mi vena no me deja mover bien mi mano - se defendió - además hoy en día hacen más fuertes las envolturas
- ¿Verdad que si? - Dije entregandole el dulce - Lo mismo digo - dije tratando de darle la razón.
El estaba débil, se le veía en sus ojos, se escuchaba en su voz, se sentía en su sonrisa.