15. -Nochebuena.

2.2K 223 31
                                    

Después de envolver los regalos y guardarlos debajo de mi cama dentro de sus respectivas bolsas con cada nombre escrito por fuera de éstas, me acosté boca abajo en el colchón y Charlie se sentó del revés en la silla del escritorio frente a mí.

Era fácil entablar conversaciones con él porque a cada cosa que hablábamos salían mil temas derivados más y nos podíamos pasar así horas interminables sin cansarnos. Era igual que como me sentía con Abby, solo que Charlie era un chico.

¿Quién me iba a decir a mí que acabaría teniendo un mejor amigo después de todo lo que había luchado y sufrido por los hombres?

Por suerte para mí y para todos eso estaba enterrado en el pasado más pasado y no iba a volver. No tenía porqué volver.

A eso de las siete y media de la tarde, o poco más, mi padre tocó en la puerta de mi habitación, permití su paso y entró cerrando detrás de sí cuando estuvo dentro.

—¿Qué te vas a poner esta noche, Kay? —Se sentó a mi lado en la cama.

—Cualquier vestido, supongo. —Me encogí de hombros indiferente.

—Tienes que ponerte guapa para tus chicos. —Charlie me guiñó un ojo sabiendo nuestro plan y yo me reí.

—Te pongas lo que te pongas estarás hermosa. —Mi padre me acarició la cabeza.

—¿Qué te vas a poner tú? —Le pregunté.

—Cualquier cosa. Michael me dejará una pajarita y una camisa, creo. —Asentí.

—Te pongas lo que te pongas estarás hermoso. —Repetí con diversión y los tres nos reímos.

—Por cierto, tengo que hablar contigo. —Me dijo papá con cierto temblor en la voz.

—¿Es algo malo? —Se encogió de hombros.

—Mejor me voy. —Charlie hizo el amago de levantarse.

—Tú no te mueves de aquí, quedamos en que nos íbamos a preparar juntos. —Le dije frunciendo el ceño y asintió.

—Sí, pero tu padre tiene que hablar contigo y no me voy a quedar a oír la conversación. —Charlie y su comprensión.

—No te preocupes, Charlie, no tiene porqué ser ahora. Puede ser después o mañana. —Mi padre se levantó.

—¿Seguro? —Le preguntamos los dos a la vez.

—Seguro. —Fue hasta la puerta. —Iré a prepararme ya, los espero abajo en un rato para cenar. Espero que se pongan guapos. —Sonrió y se fue.

Me quedé mirando a la puerta pensando en qué me tendría que decir aunque imaginé que no sería importante ni grave si ese asunto podía esperar, así que me encogí de hombros al aire y miré a Charlie sentado de nuevo.

—¿Nos preparamos también? —Propuso y asentí.

—Sí, porque entre que yo soy una mujer y que tú tardas tanto como una, cenaremos a las doce. —Bromeé levantándome y ganándome una risa irónica de su parte.

Primero fue él quien, del armario, se sacó un pantalón vaquero oscuro, una camisa de cuadros y una corbata, así que luego pude buscar yo algún vestido para usar.

No usaba muchos vestidos salvo alguno en un día caluroso de primavera o de verano, pero como estábamos en un día señalado, tenía que joderme y usar uno en contra de mi voluntad.

Pensándolo bien, no iba a ser en contra de mi voluntad porque una malévola idea estaba surcando mi cabeza, así que definitivamente quería usar un vestido. Quería verme elegante, bien y sexy.

Kay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora