34. -Poliamor.

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Estaba acostada en la cama de Josh porque, junto con la mía, era la que estaba menos destrozada, aunque Ian, Nestor, Matt y papi estaban limpiando todo, tirando lo que ya no servía, que era casi el noventa por ciento de las cosas a decir verdad, y yendo comprar muebles nuevos.

—¿Sabes? —Me dijo Josh desde la silla.

—¿Mhm? —Respondí mirando al techo.

—Abby está enfadada conmigo. —Expulsó aire de la nariz en un golpe seco, un poco molesto.

—Tampoco me ha escrito ni me ha llamado y no sé por qué. —Suspiró ante mi voz de pena.

—Por lo que vio anoche. —Él se levantó. —Por abrazarte como lo hice y porque, por un momento, solo existías tú y solo me importaba para que estuvieras segura y protegida. —Se sentó a mi lado. —Ella no entiende nuestra relación, nena. —Bromeó y me hizo reír un poco.

—Lo siento... —Negó con el ceño fruncido.

—Deja de disculparte por todo, no todo es por tu culpa. —Me regañó. —Tú eres más importante que cualquier cosa o persona en mi vida, ¿lo sabías? —Negué un poco impresionada.

—Oh... Pues... No, no lo sabía... —Sonrió abiertamente.

—Ahora lo sabes. Has sido la primera chica a la que he querido y que ha marcado mi corazón de una forma para nada romántica ni sexual. Eres mi nena, mi nenita, y más le vale que lo entienda o no terminará bien, porque no te voy a cambiar por nadie. Eres mi prioridad por encima de todo. Si me necesitas, estaré ahí cuando sea, sea a la hora que sea, como si estoy en plena sesión de sex... —Le interrumpí.

—¡Vale! Lo he entendido. —Se rió. —Muchas gracias, Joshie, de verdad. —Le abracé. Me habían llegado sus palabras.

—¿Y qué vas a hacer? —Preguntó cuidadoso.

—Mike se quedará en un hotel para no verme, papi está muy triste, Charlie no aparece, Abby no me habla, Ian y Nestor mantienen cierta distancia por culpa de Matt y él también está igual... —Suspiré. —Solo me quedas tú, nene. —Murmuré.

No dijo nada, solo me volvió a abrazar y me dejó dormir unas cuantas horas sobre su pecho. Josh era un buen hermano y sabía que no iba a fallarme ni a dejarme sola, mucho menos ahora que era cuando más lo necesitaba porque era lo único que realmente tenía asegurado.

Cuando desperté estaba muy entrada la tarde, era casi de noche y estaba sola en la cama de Josh tapada con una ligera manta que olía a su perfume, pero me la quité y me levanté con un gran bostezo para salir al pasillo.

Había dormido mucho y aún así quería seguir durmiendo, pues no había estado haciéndolo bien desde que me pasó lo del accidente, lo que pasó con el peluche y las extrañas acertadas sensaciones de que alguien me espiaba.

El pasillo estaba casi como antes. Los jarrones volvían a estar en su sitio con sus respectivas plantas, la alfombra estaba limpia, colocada en su sitio y algunos cuadros, que no eran los mismos que antes, en las paredes.

Al menos, por lo que se podía ver, los chicos se estaban esforzando para que todo volviera a ser como era antes y habían ido a comprar muebles mientras yo dormía.

El salón-comedor también era parecido a como estaba antes, menos porque no habían sofás aún, pero estaba todo limpio como si no hubiera pasado nada. Todo barrido, fregado y reluciente, tanto el suelo como los muebles, ventanas, figuras de decoración o aparatos electrónicos.

En una esquina, los cuatro hombres estaban sentados en el suelo armando una mesa y una sillas. Era una imagen graciosa porque estaban discutiendo sobre unos tornillos mientras yo les miraba desde lejos con una pequeña sonrisa.

Kay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora