27. -¿Alguien?

2K 205 16
                                    

Estaba sentada en mi cama viendo una aburrida película en la televisión. Eran las cuatro de la tarde y el día había pasado muy lento porque había estado sola casi todo el día pues Matt había estado limpiando el resto de la casa.

Lamentaba no poder ayudarle como me gustaría, pero poco podía hacer con la rodilla a medio recuperar. No podía forzarla demasiado y tampoco podía quedarme sentada todo el día; me ejercitaba un poco por las mañanas y descansaba por las tardes.

Matt entró a mi habitación porque tenía la puerta abierta, agitando unas bolsas de aperitivos, como papas y golosinas, en las manos con una sonrisa. Se acostó a mi lado abriendo una y se la quité para comenzar a comer yo ganándome unas risas por su parte. Me encantaba comer.

—¿Por qué Michael se cree que tú y yo somos pareja? —Preguntó divertido.

—Pasamos demasiado tiempo juntos, me cuidas más que los demás y, según él, porque ve en ti lo mucho que me quieres. —Me llevé un puñado de papas a la boca.

—Bueno, si me voy no hay nadie más para cuidarte. —Me pinchó la mejilla, inflada de la comida, con el dedo.

—Gracias por cuidarme, Matthew, porque no sé hacerlo sola. Soy una inútil. —Ironicé.

—Tonta, no eres inútil, pero soy de ayuda por tu rodilla. Además, te cuidaría siempre. —Asentí de la misma manera irónica.

—Ya, ya, claro, ahora intenta arreglarlo. —Bromeé.

—Lo que sí es verdad es que te quiero mucho. —Me revolvió el pelo.

—Y yo a ti también, pero no como papá se cree. —Reímos.

Una extraña sensación me recorrió la espalda y miré hacia todos lados, como si alguien estuviera mirándonos intensamente, como observándonos y oyéndonos. Por la esquina de mi ojo vi a Matt hacer lo mismo. Él también lo había sentido, estaba segura.

—¿No te sientes extraña? —Me miró sentándose a mi lado.

—¿Como si te estuvieran espiando? —Asintió. —Bienvenido a mi mundo. —Murmuré.

A partir de ahí nos limitamos a hablar solo lo necesario para comentar la película que continuaba reproduciéndose. Los dos creímos que sería mejor no decir nada por ese malestar de ser observados y escuchados.

Ese presentimiento seguía en el aire para ambos, era desagradable y nos sentíamos incómodos, así que opté por ofrecer salirnos de mi habitación dejando la película a mitad, aceptando la propuesta y yéndonos al jardín trasero.

Al menos teníamos aire fresco ahí porque en el dormitorio se sentía cargado de desagrado y desconfianza. No quería estar ahí ni acompañada, pero no tenía ni idea de qué estaba pasando o porqué pasaba algo así de nuevo.

Lo bueno que podía sacar de esto que acababa de pasar, era que ahora sabía a ciencia cierta que no era algo mental únicamente de mi parte porque alguien más a parte de mí lo había sentido.

En el jardín se sentía bien y cómodo. No había ninguna sensación de ser observada ni alguna otra de que me estaban escuchando, tanto las tontas cosas irrelevantes que estaba hablando con Matt, como mis propios pensamientos.

En medio de la conversación, Matt recibió un mensaje de Néstor sobre si podía ir a buscarlo al trabajo porque su coche se había quedado sin batería para arrancar, así que él aceptó y salió. No sin avisarme antes, muchas veces, que tuviera cuidado.

Me sentía mal porque ahora le había pasado esta cierta desconfianza a Matt, pero al menos podía compartir esto con alguien y que no me pudiera tratar de loca porque Charlie, aquella vez que se lo conté, creyó que era por la resaca.

Kay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora