El clero ha dictado que los únicos aptos para hacer magia son los seres divinos, por lo que han perseguido y eliminado a los hechiceros sin cansancio; clamaron que la hechicería provenía del mundo de las sombras. Su estúpida decisión de eliminarlos...
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— Ahora vengo mamá, iré a jugar con mis amigos—Gritó la pequeña Sofía a su madre para que le oyera.
—Llega antes que lo haga o tu padre y no te acerques al bosque — Aconsejo su madre en afán de que se cuidara.
Sofía salió corriendo de su hogar, había quedado con sus amigos en ir a jugar ese día; Alexander y Kristoff habían construido una balsa con la cual se adentrarían al río. Era la primera vez que entrarían en el, y eso los emocionaba sin importar que era invierno, por lo cual el agua estaría helada. Los niños habían pactado verse en el puente de arco que estaba a unos cuatrocientos metros a las afueras de la villa y para cuando llegó Sofía, ya había tres chicos ahí.
— ¡Chicos! ¡Hola! — Dijo Sofía con un tono de voz alto, pero sin gritar mientras seguía corriendo hacía ellos. Alexander y Kristoff le devolvieron el saludo y murmuraron algo para luego reírse.
—Creíamos que tu tampoco vendrías Sofía— Comentó el pequeño Kristoff al momento que abrazaba a su amiga.
— ¿Como? Y ¿Karen no vendrá?— Preguntó un poco nerviosa. Aún se apenaba cuando era la única mujer con ellos, se sentía con mucho mas confianza cuando Karen le hacía compañía.
— La vi antes de venir hacía acá, me dijo que no podría venir porque tenía que ayudar a su mamá con la colecta de las zanahorias— Respondió Alexander con un atisbo de tristeza. — Pero mira, te presentó a mi nuevo amigo Sebastien, se mudó hace dos días a frente a mi casa — Agregó al momento que empujo a Sebastien hacia Sofía. — Ella es nuestra amiga Sofía.
— Es un gusto Sofí — El pequeño muchacho hizo una reverencia inclinándose hacia delante
— Hola Sebastien. No me gusta que me llamen Sofí, me hace sentir que no me toman en serio, llámame Sofía por favor— Dijo Sofía con un gesto serio hacia el nuevo chico.
— Esta bien, lo siento Sofía — Sonrió Sebastien mientras los otros chicos reían levemente— ¿Quieres ver la balsa que construyeron ellos?
— ¡Claro! a eso vine chicos— Comenzó a bajar por el desnivel que había a un costado del puente y comenzó a buscar la balsa en la orilla hasta que la vio apoyada sobre la parte baja del puente.
Los tres chicos bajaron tomaron la balsa para acomodarla en el agua. Kristoff comenzó a lanzar agua con las manos a sus amigos quienes gritaban al sentir lo fría que estaba.
—Si estarán jugando con el agua como niños de seis años, yo me voy—Dijo Karen sorpresivamente quien los miraba desde el puente.
—¿Karen? creí que no vendrías ¡Que alegría! — A pesar que Sofía le basto esos pocos minutos con los tres chicos para olvidar su vergüenza y nervios, se alegró al ver a Karen.
