Una vieja canción*

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     La situación dentro del campamento era menos que tensa, de hecho, si algo ponía en alerta a los Hemats era la presencia de la marchita; algunos le temían, otros no; pero todos estaban listos para matarla al mínimo intento de escape

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     La situación dentro del campamento era menos que tensa, de hecho, si algo ponía en alerta a los Hemats era la presencia de la marchita; algunos le temían, otros no; pero todos estaban listos para matarla al mínimo intento de escape. 

     Había terminado de caer la noche y los hombres, sin perder de vista a la marchita se estaban acomodando en sus tiendas a beber junto a sus compañeros. La noche era fría y no se apreciaban muchas estrellas, el lugar del campamento estaba rodeado por inmensos arboles que las cubrían, pero la luz de la luna era suficiente para iluminar terreno alto, mientras que el terreno bajo era iluminado por las pequeñas fogatas dentro del campamento.

     Ashta esperaba fuera de la tienda de los heridos, donde el único herido en ese momento era Dylan quien seguía sin reaccionar, apenas notaban su respiración y sus latidos. Antes de permitir a Ashta entrar a la tienda, los médicos habían sustraído sangre de Dylan para poder analizarla.

     — Sargento, he terminado de revisar al joven, si usted gusta puede dejar entrar a la marchita, pero yo que usted estaría en alerta. Lo siento pero yo no me quedaré y me arriesgaré a ser consumido por la chica. — El médico salió de la tienda justo después y cuando pasó a un lado de Ashta gritó "¡Enseguida haré llamar a más hermanos para que vengan a usted Sargento!"

     — No hace falta, yo soy suficiente protección. — Dijo Ashta sin preocupación. Se encontraba rodeada de Hemats, pero no sentía temor ni represión alguna.

     — Puedes pasar ahora. — El Sargento Alonso estaba sentado junto a la camilla donde se encontraba Dylan.

      Ashta entró y miró las herramientas que el médico tenía ahí. Sentía curiosidad por saber las técnicas de esas personas.

     — Sargento, ¿Puede decirme la razón de esa extracción de sangre? — Ashta miraba fijamente a Alonso quien sentía escalofríos de esos ojos grises tan profundos.

     — Es simple. Cuando la sacan del sistema, una sangre infectada con las toxinas que segregan los colmillos de los vampiros, tendera a coagularse rápidamente. Así es como sabemos que tan infectado esta la victima, pero aun no se descubre exactamente como actúa la toxina dentro del cuerpo.

     Ashta no dijo nada, solamente miraba el cuerpo tendido de Dylan, como si ella también hubiese sido mordida y las toxinas estuvieran infectando y paralizando su sistema. Al cabo de unos 100 segundos Ashta se movió y dirigió hacia el parásito, se inclino hacia él y comenzó a tocar las dos marcas de mordidas de los vampiros, sus dedos viajaban suavemente entre el cuello y el tórax, revisando minuciosamente los orificios marcados en ese cuerpo.

     — ¿Siempre han estado de este tamaño los orificios? o ¿Han ido cerrando?

     — A mi me parecen igual que la primera vez que lo vi.

     — Sabemos que, cuando una victima es mordida, su cuerpo deja de responder en poco tiempo debido a las toxinas; Incluso pierden el conocimiento, pero no mueren a menos que la cantidad de toxinas sea mucha.

Colmillo Helado, Blasón de Fuego Donde viven las historias. Descúbrelo ahora