~Capítulo VII-La balanza se inclina~

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Al principio hay deseo;
D

espués pasión,

Luego sospecha, celos, ira, traición.

Cuando el amor es para el mejor postor, no se puede confiar

Y sin confianza no hay amor.

Los celos..¡Sí, los celos! ¡Te volverán loco!
Fragmento: Tango of Roxanne.


Estaba molesto. Era tan fácil para ellos sólo atribuirle el cuidado de la niña y lavarse las manos. Él no tenía la experiencia, cómo le diría a la niña que su vida sería un infierno y que cualquier error sería su perdición. Cómo le enseñaría a comportarse como un humano y al mismo tiempo hacerla consciente de que nunca lo sería. Cómo mitigaría su dolor cuando se encontrase con el rechazo y desconfianza de aquellos a los que estaría obligada a proteger. Todo era culpa de Arima, si hubiera votado sí, ahora la niña estaría descansado en paz junto a su madre.
Ya no escucha ningún sonido. Todos se han ido ya, solo permanecen en el CCG, él y Furuta quien explora su pecho a través de la fina tela de la camisa mientras desliza la lengua por su oreja. Él no ofrece resistencia, se limita a esperar indiferente el paso del tiempo. No quiere regresar a "casa". No quiere ver a Arima Kisho. Aceptó enredarse con Furuta porque estaba cansado de sentirse dependiente de Arima. Buscaba probarse a sí mismo que cualquier otro podía hacerlo y, además deseaba conocer hasta dónde era capaz de seguir Furuta con su mentira <<Lo amo a usted Kaneki Ken>>. Realmente lo consideraba tan estúpido para tragarse semejante burla.
   —Jefe, no sabe cuánto deseé éste momento. —dijo con voz dulce e intentó besarlo en la boca. Pero Kaneki lo apartó.
   —No.
Una única y glacial palabra.
   —¿Qué?..... ¡Oh, vamos jefe! ¡¿Por qué no?!
   —Voy a casarme Furuta —una traviesa sonrisa apareció en sus labios y alumbraba sus sombríos ojos—, debo guardarle respeto a mi futuro esposo.
Furuta comenzó a reír de forma histérica
   —Bueno entonces... ¿un beso en la mejilla?
   —¿Por qué tanta impaciencia, Furuta?
   —¡Oh, jefe es que lo amo tanto!
De repente sintieron que alguien había entrado en la oficina. No habían escuchado nada, pero una desagradable sensación de frío les avisó de su presencia. Furuta rodeó a Kaneki con sus brazos, lo besó en la mejilla y se apartó rápidamente. Kaneki permaneció inmóvil, ¿por qué estaba ahí Arima? ¡¿Por qué le importaba que estuviera ahí?!
   —¡No llegues tarde a nuestra cita, H-a-i-s-e  —una sonrisa perversa se dibujó en sus labios— ¡Nos vemos mañana!
Se marchó caminando deprisa (evitando a Arima por supuesto), sin decir nada más.
Kaneki nunca había conocido a alguien que disfrutarse tanto de las desgracias ajenas. Furuta era un buitre, sin los aspectos positivos de esos animales. Le haría pagar por ponerlo en esa situación que no tenía planeada.
Arima lo agarró de forma repentina y apretó su cuerpo contra el suyo, sujetándole los brazos sobre los costados. Lo besó con fuerza y buscó su lengua que Kaneki le negó. ¿Dónde estaba aquel Arima sabio, paciente y amable? Arima actuaba con una ira que Kaneki desconocía completamente en él pero que le divertía.
   —¿Qué le pasa Arima-san?
   —¿Qué es lo que me pasa? —replicó con los ojos inflamados de ira.
Nunca le había hablado de esa manera a Haise. Nunca lo había mirado con tanta ira; esa mirada parecía poder congelar el sol, y penetrar en su alma.
   —Arima-san —prosiguió Kaneki con un quiebro de voz— me está asustando.
Arima lo suelta. Kaneki suspira aliviado pero inmediatamente es aprisionado contra la pared. Ahora lo besa con violencia en la boca con la misma fuerza que sujeta sus muñecas. Entonces Kaneki lo entiende, Arima está celoso. Se ríe para sus adentros mientras "lucha" por liberarse. Los celos son sorprendentes, peligrosos y nocivos porque ciegan la razón. Arima suelta de nuevo a Kaneki y lo coloca con la cara contra la pared. Kaneki deja de luchar y comienza a suplicar entre sollozos, <<Por favor Arima-san, no quiero hacerlo de esta manera. Tengo miedo>>. Sin embargo Arima no puede escucharlo, los celos lo dominan. Arranca la ropa de Kaneki y se introduce en él tomándole de la cintura sin alguna previsión. Kaneki grita de dolor, vuelve suplicar que se detenga pero no son más que mentiras al igual que esas lágrimas que resbalan por su rostro mientras Arima lo penetra con mayor fuerza. A menudo la vida le recordaba la criatura tan desenfrenada y cruel en la que se podía convertir una persona si se lo proponía. Ahora sabía que "El Dios de la muerte del CCG" no era diferente al resto de pecadores. Se mordió los labios ahogando así los suspiros de goce; ¿Por qué hacía esto? ¿Por vengar a Irimi y Koma-san? ¿Realmente ellos querían ser vengados o sólo era para calmar su propia conciencia? Un súbdito dolor recorrió su abdomen, su vista comenzó a nublarse y en segundos su conciencia se disipó.

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